Las nuevas aventuras de El Principito
Germán Dehesa
Cuentos
Diana. México, 2001. 243 págs.
Germán Dehesa
Cuentos
Diana. México, 2001. 243 págs.
Este pequeño volumen recoge, según su autor, «la discreta crónica de la relación entre un hijo con ánimo de inaugurar el mundo y un padre crepuscular que invoca al Principito cada vez que se mete en aprietos».
Dehesa se divierte y conjuga varios amores. La presencia activa ante los asombros de su hijo pequeño –el capitán Bucles– que descubre el mundo. La admiración a Saint-Exupery y su Principito, de los que echa mano para «recuperar los jardines y asteroides de la infancia» y resolver los interrogantes que brotan del asombro del niño. Y la pasión por el lenguaje que lo empuja a bucear por aguas claras hasta atrapar los vocablos precisos o, cuando viene bien, a pedirlos prestados a la tradición literaria.
Dos cosas brotan de estas páginas: el humor ligero, amable, con que el autor se acerca a las realidades («le comenzaron a doler la dignidad y la panza») y las piruetas con palabras vivas y coloridas. El lector se topará con preocupaciones violeta suave y bosques que crecen con saltos verdes…
En mi opinión, los textos salen airosos del experimento, no así las ilustraciones, fotomontajes poco afortunados. De cualquier modo, el libro se deja leer en una noche y permite caminar ligero «rumbo a la mañana que ya es una enorme sonrisa».
Dehesa se divierte y conjuga varios amores. La presencia activa ante los asombros de su hijo pequeño –el capitán Bucles– que descubre el mundo. La admiración a Saint-Exupery y su Principito, de los que echa mano para «recuperar los jardines y asteroides de la infancia» y resolver los interrogantes que brotan del asombro del niño. Y la pasión por el lenguaje que lo empuja a bucear por aguas claras hasta atrapar los vocablos precisos o, cuando viene bien, a pedirlos prestados a la tradición literaria.
Dos cosas brotan de estas páginas: el humor ligero, amable, con que el autor se acerca a las realidades («le comenzaron a doler la dignidad y la panza») y las piruetas con palabras vivas y coloridas. El lector se topará con preocupaciones violeta suave y bosques que crecen con saltos verdes…
En mi opinión, los textos salen airosos del experimento, no así las ilustraciones, fotomontajes poco afortunados. De cualquier modo, el libro se deja leer en una noche y permite caminar ligero «rumbo a la mañana que ya es una enorme sonrisa».
