Los paraísos encontrados
Javier Aranguren
Novela
Eunsa, Madrid, 2004. 162 págs.
Javier Aranguren
Novela
Eunsa, Madrid, 2004. 162 págs.
Javier Aranguren presenta una serie de ensayos, reflexiones al fin, para aprender el complejo arte de vivir con plenitud.
Diferentes aspectos de la vida humana se encuentran bajo la mirada del autor para enseñarnos con lupa filosófica los aspectos más cotidianos de nuestra existencia. Una mirada fresca, alegre, positiva que, para delicia del lector, le hace reencontrarse y reflexionar acerca de los pequeños detalles que le engrandecen como persona.
Desde la mirada universitaria, Aranguren, se enfrenta con temas esenciales para la vida humana como la amistad, el heroísmo, el dolor, las virtudes, el amor y todo aquello que forma el intrincado mundo del hombre.
Se trata, en definitiva, de un manual ameno y bien fundamentado para entender un poco más la totalidad de nuestra naturaleza. Las páginas transpiran una idea esencial: «que la mirada del filósofo no debe estar en el pasado, porque eso supone una detención, y porque llevaría implícita la idea de que llega un momento en el que el ser humano no puede dar más de sí». Un alegato a favor del optimismo en el que yacen la filiación aristotélica del autor y su inspiración cristiana.
Felipe Casas Martínez
Diferentes aspectos de la vida humana se encuentran bajo la mirada del autor para enseñarnos con lupa filosófica los aspectos más cotidianos de nuestra existencia. Una mirada fresca, alegre, positiva que, para delicia del lector, le hace reencontrarse y reflexionar acerca de los pequeños detalles que le engrandecen como persona.
Desde la mirada universitaria, Aranguren, se enfrenta con temas esenciales para la vida humana como la amistad, el heroísmo, el dolor, las virtudes, el amor y todo aquello que forma el intrincado mundo del hombre.
Se trata, en definitiva, de un manual ameno y bien fundamentado para entender un poco más la totalidad de nuestra naturaleza. Las páginas transpiran una idea esencial: «que la mirada del filósofo no debe estar en el pasado, porque eso supone una detención, y porque llevaría implícita la idea de que llega un momento en el que el ser humano no puede dar más de sí». Un alegato a favor del optimismo en el que yacen la filiación aristotélica del autor y su inspiración cristiana.
Felipe Casas Martínez
