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La creación del empleo

La creación del empleo
Carlos Llano 
Panorama. México, 1996

 

El trabajo se relaciona estrechamente con la misión en el mundo del que lo ejerce. Sea cual fuere su misión, su aportación al mundo puede realizarse por medio de su trabajo.

El año 1994 no dejó nada bueno para los mexicanos. Una de las crisis económicas más grandes dio lugar al desabastecimiento moral en México. En medio de ese ambiente apareció La creación del empleo. Para desempleadores y desempleados, una suerte de mapa del hombre.
La primera de dos partes analiza el empleo desde su perspectiva socioeconómica y mundial: el contexto del desempleo en cifras, las posibles soluciones en medio de la crisis, la autocreación de empleo y las cualidades emergentes.
Llano revela la necesidad de que surja un nuevo convenio entre empresa y sociedad, que dependerá de un cambio sustancial al interior de la primera. Tradicionalmente, se impulsaba a los empleados poco eficaces mediante un ciclo que se explica con cuatro atribuciones: transformar, transferir, tolerar y terminar, las famosas cuatro «T».
La primera medida para mejorar su desempeño es transformarlo; si no hay cambios habría que buscarle un puesto más adecuado transfiriéndolo; si esto no funciona, la tolerancia a su ineficacia sería una opción, mientras sea menos costosa que el despido; y al final, si el costo-beneficio se invierte, la solución es terminar la relación laboral.
Este esquema deja de lado a la persona y genera despidos indiscriminados. La base del new deal propuesto aquí son las seis T: tamiz, transformación, transferiencia, tolerancia, tarjeta amarilla y terminar.
Desde la selección, la empresa debe reconocer quiénes serán más adecuados para determinado trabajo. Este primer paso atenúa el riesgo de empleados ineficaces, alta rotación y numerosos despidos. La transformación aquí enfatiza el deber de la empresa de perfeccionar a sus empleados; lo mismo sucede con la transferencia, encaminada a que cada uno esté donde desarrolle mejor sus propias capacidades; así, el desempeño se perfeccionará con el tiempo. Si esto no sucede, la tarjeta amarilla (advertencia) es una posibilidad más para que quienes integran la empresa vean sus errores y mejoren; en caso contrario, la terminación de la relación laboral será la última instancia.
En la segunda parte, insiste en no olvidar la dimensión humana del trabajo, en evitar que se viva para trabajar. Para Llano, trabajar entraña algo más profundo que generar riqueza: el destino vital del trabajador. «El trabajo se relaciona estrechamente con la misión en el mundo por parte del que lo ejerce. Sea cual fuere su misión o destino, su aportación al mundo, como ente insustituible, no puede realizarse más que por medio de su trabajo, única manera conocida para dejar su impronta, huella o poso personal».
TRABAJO SIN EMPLEO
Desempleo no es igual a dejar de trabajar y, el desempleado puede transformarse en empleador. Para ello, es indispensable cambiar la mentalidad, tener claro que el trabajo reside en cada persona y que el trabajo remunerado es posible a pesar de no tener empleo.
Eso no exime a la empresa de su responsabilidad de crear empleos, compartida con el Estado. Llano la explica en términos de solidaridad, que no debe entenderse como un simple sentimiento compasivo, sino como acciones e iniciativas concretas que generen empleos.
Las ideas hospedadas aquí forman toda una defensa a los valores que el trabajo debería fomentar y que se ven opacados por la obsesiva efectividad y la alta competencia.
Hace una pedagogía de esas virtudes, cómo aplicarlas y fomentarlas, y por qué son necesarias: el aprecio por el trabajo, el orden, el compañerismo, la responsabilidad y compromiso, el aprovechamiento del tiempo («pensar no ocupa tiempo»), la iniciativa, la sobriedad (ahorro de recursos), la disciplina, el estudio…
El trabajo es humano, porque radica en su creatividad, sentido de riesgo, ganas, imaginación y laboriosidad. En tiempos de crisis, la solución sigue estando en la persona.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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