VERSOS DE VIDA Y MUERTE
Amos Oz
Novela
Siruela. Madrid, 2008. 128 págs.
Amos Oz
Novela
Siruela. Madrid, 2008. 128 págs.
«Hay respuestas astutas y hay respuestas evasivas. Respuestas sencillas y directas, no.» Y esta es una evasiva más. O una astucia más. De Amos Oz, en cualquier caso.
Versos… posee una deliciosa ambigüedad: un escritor se enfrenta a sus propios fantasmas y de vez en cuando los evade, de vez en cuando los esquiva. Hace falta ser dos lectores a la vez: uno que siga los pasos de este cansado escritor que, como todos hacemos, inventa historias mientras le sirven el café; otro lector que comprenda la novela como una argucia sobre el amor, que más o menos conocemos todos también.
En cualquier caso, no hay un argumento sencillo y directo. Las cosas de las que habla Amos Oz son, como nos ha enseñado especialmente en Una historia de amor y oscuridad, asuntos que se nos van de las manos, tratan del modo en que padecemos la vida. Ahora, ¿cuál es la genialidad? Que el estilo es el apropiado para dar cuenta de ello. Ideas sencillas y directas no nos ayudan mucho.
En esta novela la pluma de Amos es un poco más fina y puntiaguda, la novela punza constantemente, es un espejo que astuta o evasivamente inquieta.
Versos… posee una deliciosa ambigüedad: un escritor se enfrenta a sus propios fantasmas y de vez en cuando los evade, de vez en cuando los esquiva. Hace falta ser dos lectores a la vez: uno que siga los pasos de este cansado escritor que, como todos hacemos, inventa historias mientras le sirven el café; otro lector que comprenda la novela como una argucia sobre el amor, que más o menos conocemos todos también.
En cualquier caso, no hay un argumento sencillo y directo. Las cosas de las que habla Amos Oz son, como nos ha enseñado especialmente en Una historia de amor y oscuridad, asuntos que se nos van de las manos, tratan del modo en que padecemos la vida. Ahora, ¿cuál es la genialidad? Que el estilo es el apropiado para dar cuenta de ello. Ideas sencillas y directas no nos ayudan mucho.
En esta novela la pluma de Amos es un poco más fina y puntiaguda, la novela punza constantemente, es un espejo que astuta o evasivamente inquieta.
