EN EL CAFÉ DE LA JUVENTUD PERDIDA
Patrick Modiano
Novela
Anagrama. Barcelona, 2008. 131 págs.
Patrick Modiano
Novela
Anagrama. Barcelona, 2008. 131 págs.
La historia de la literatura es, en buena medida, la historia de la reescritura. En el Renacimiento, el tópico imitatio ?algo considerado hoy como grosso plagio?, no sólo no era fustigado sino incentivado y hasta exigido para ser reconocido como verdadero humanista. No asombra a nadie que, con el tiempo, muten los códigos.
Los homenajes siguen existiendo, pero si antes la glosa era literal, ahora es a base de guiños. Así, la última novela de Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945), comulga con la novelística de las ciudades o, mejor, en las ciudades, y específicamente con Rayuela y su «Lado de allá».
Como Cortázar, Modiano trama una historia en el bohemio París de los sesenta dando todas las directrices del ir y venir de sus personajes, a tal grado que sería posible ubicar en el mapa sus andanzas. Claro está que dicho homenaje no es consciente. Pero Modiano entiende que, en realidad, no hay otra forma de escribir París. Louki y Roland son Oliveira y la Maga, que son, a su vez, cualquier pareja del arte y la vida. A fin de cuentas, más allá de tecnicismos narratológicos, la verdadera literatura siempre es portaestandarte de la más alta espiritualidad.
Los homenajes siguen existiendo, pero si antes la glosa era literal, ahora es a base de guiños. Así, la última novela de Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945), comulga con la novelística de las ciudades o, mejor, en las ciudades, y específicamente con Rayuela y su «Lado de allá».
Como Cortázar, Modiano trama una historia en el bohemio París de los sesenta dando todas las directrices del ir y venir de sus personajes, a tal grado que sería posible ubicar en el mapa sus andanzas. Claro está que dicho homenaje no es consciente. Pero Modiano entiende que, en realidad, no hay otra forma de escribir París. Louki y Roland son Oliveira y la Maga, que son, a su vez, cualquier pareja del arte y la vida. A fin de cuentas, más allá de tecnicismos narratológicos, la verdadera literatura siempre es portaestandarte de la más alta espiritualidad.
