Juan de la Borbolla
Editoral Mi-Nos, México. 1991,
166 págs.
“1989 fue el año en que sucedieron los acontecimientos importantes que permiten establecer previsiones y conjeturas acerca de lo que podrá suceder en el inicio del inminente tercer milenio … “. Con estas palabras, Juan de la Borbolla –doctor en Derecho y subdirector general de la Universidad Panamericana en Guadalajara– sayo que tiene como propósito brindar al lector ciertos parámetros para entender el fin de siglo. El análisis comienza con la descripción de los hechos que conmovieron la opinión pública en 1989: en Polonia, los candidatos no comunistas obtienen el 92% de los exaños puestos a votación; en Rusia, dos terceras partes de los jefes territoriales del Partido Comunista pierden
las primeras elecciones soviéticas celebradas con un mínimo de libertad y pluralismo ideológico; el muro de Berlín es derribado en Alemania, constituyéndose este hecho en un símbolo de dicho año.
Estos acontecimientos, sin embargo, son la culminación de los movimientos populares en contra de la imposición comunista que empiezan a darse casi desde la instalación en el Kremlin del régimen leninista, que De la Borbolla describe en doce batallas que se libraron en los países de Europa del Este, Afganistán y las Repúblicas Bálticas. De la Borbolla enfatiza el papel del espíritu y de las virtudes humanas que provocaron este cambio, y sobre todo, el lugar que ocupó la fe, y concretamente la parroquia, como célula social detonadora de la transformación. De la misma manera, pone de mlieve la actuación de Juan Pablo II y otros jerarcas católicos como Mindszenty en Hungría, Tomasek en Checoslovaquia, Wyszinski en Polonia y Stepinak en Goacia, que, sin abandonar su misión espeáfica como pastores, y sin entrometerse indebidamente en política partidista, supieron encauzar e impulsar las fuerzas sociales.
El ensayo toca la cuestión de la Nueva Europa, especialmente de la Alemania unificada y los retos que afronta, así como los obstáculos que debe superar dicha nación. Finalmente, se analiza la situación de la desaparecida URSS y el papel de Gorbachov. En este punto, la velocidad de los cambios ha dado respuestas a incógnitas que en 1991 -y por tanto en el presente ensayo- sólo se planteaban, como el problema de los damos de soberanía de las Repúblicas Soviéticas y la futura actuación de Yeltsin.