Fin del viento
Pedro Sorela
Novela
Alfaguara. Madrid. 1994, 287 págs.
Pedro Sorela
Novela
Alfaguara. Madrid. 1994, 287 págs.
Una verdadera bocanada de oxígeno es la literatura de Pedro Sorela (Bogotá, 1951) para el mundo de las letras hispánicas. Desde su doble condición de escritor y profesor de redacción en la Universidad de Madrid, arma con las palabras un edificio que más que apabullar al lector, le invita a sumergirse de lleno en su interior, para describir el Fin del viento. Una historia que podría ser tradicional y maniquea, pero en la cual la batalla de buenos y malos, de tradición contra progreso se convierte gracias al cómo lo cuenta en una suerte de epopeya del fin de siglo. La historia es sencilla: un pintoresco pueblo de pescadores al norte quizá de España, es asaltado por el progreso bajo la forma del ruido, humo, árboles talados, deterioro de la calidad de vida y voracidad… mucha voracidad.
Burlándose hasta el sarcasmo del modernismo, de esta suerte de moderno becerro de oro ante el cual se inclinan por igual pobres y ricos, Pedro Sorela hará de su historia la de todos los que se resisten a ser masa y a perder el último reducto de identidad propia.
Así en este peñasco y su acantilado, como en la vida, un hombre visionario para unos, estafador para otros intentará lo imposible: poner el Fin del viento. Que será si se lo permiten el fin de la vida y el principio de la muerte. Presa de una ceguera suicida, confiado hasta la omnipotencia en su oferta de moderno profeta del orwelliano mundo que se nos avecina, el antihéroe dotado de todos los elementos para convertirse en un ser de sombra se convierte en el rostro de todos los que desean manipular, aplastar y transformar yendo contra la misma naturaleza. No se confunda el lector. No es una novela ecologista, ni fatalista ni optimista. Es, sencillamente, una gran obra de la literatura contemporánea.
Burlándose hasta el sarcasmo del modernismo, de esta suerte de moderno becerro de oro ante el cual se inclinan por igual pobres y ricos, Pedro Sorela hará de su historia la de todos los que se resisten a ser masa y a perder el último reducto de identidad propia.
Así en este peñasco y su acantilado, como en la vida, un hombre visionario para unos, estafador para otros intentará lo imposible: poner el Fin del viento. Que será si se lo permiten el fin de la vida y el principio de la muerte. Presa de una ceguera suicida, confiado hasta la omnipotencia en su oferta de moderno profeta del orwelliano mundo que se nos avecina, el antihéroe dotado de todos los elementos para convertirse en un ser de sombra se convierte en el rostro de todos los que desean manipular, aplastar y transformar yendo contra la misma naturaleza. No se confunda el lector. No es una novela ecologista, ni fatalista ni optimista. Es, sencillamente, una gran obra de la literatura contemporánea.
