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¿Cuánto vale una crisis?

Las crisis son pasajeras, se dice, equivalen a un puente, el paso de una etapa a otra. Es cierto, pero en últimas fechas, y más en nuestro país, las crisis ya adquirieron carácter permanente, no vemos el final de una, cuando ya entramos en otra.

Tenemos que aprender a manejarnos, a movernos con soltura en el cambio constante, como quienes se adaptan a vivir en zona de terremotos. Pero justamente como ellos, hay que tomar medidas: fortalecer los cimientos, apuntalar edificios, especialmente los históricos que ayudan a conservar la identidad.
Todo cambio supone un riesgo, no vaya a ser que quedemos atrapados en el vértigo, sobre un suelo móvil y sin suficientes raíces para sobrevivir.
Pero además del cambio, las crisis sirven para crecer, equivalen a una carrera de obstáculos que, con ganas o sin ellas, hemos de sortear, así que más vale que lo hagamos con actitud positiva. ¿Para qué perder tiempo y energías en lamentaciones?, más vale hacer un recuento de las posibilidades y decidir de inmediato hacia dónde enfocarlas.
La miopía intelectual no es recomendable, por qué limitarnos a reaccionar ante los golpes, si podemos actuar con decisión y creatividad aunque la realidad sea objetivamente mala. Quizá ahora que escasea tanto el trabajo contamos con algo de tiempo para esa amistad, ese aprendizaje o ese estudio que tanto hemos pospuesto.
Con las crisis cambia el valor de muchas cosas, puede ser que nuestra empresa, nuestro tiempo se cotice menos en pesos, ahora nos toca resaltar otro tipo de valores en las personas y en las cosas, los que no llevan ese conflictivo signo ni se cambian a dólares.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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