El mundo de Sofía
Jostein Gaarder.
Novela
Patria/Siruela. México. 1995, 638 págs.
Jostein Gaarder.
Novela
Patria/Siruela. México. 1995, 638 págs.
La novela del noruego Gaarder (Oslo, 1952) ha causado verdadero furor en Europa, con traducciones a más de quince idiomas. Sofía es una chica de Oslo que recibe misteriosamente una serie de cartas que conforma un libro de historia de la filosofía, intercalado con mensajes para una enigmática Hilde, una joven de la misma edad de Sofía. Conforme avanza la novela, uno se entera de que todo no es sino una ocurrencia de Albert Knag, padre de Hilde, quien quiere obsequiar un regalo especial a su hija en su decimoquinto cumpleaños. El sorpresivo final permite a los personajes imaginarios escapar de la voluntad de su autor gracias a sus conocimientos de filosofía.
Literariamente, la historia está bien ejecutada; y más de una explicación filosófica, sencilla e ingeniosa, supera con mucho las exposiciones engorrosas de los textos convencionales. Sin embargo (es propio del filósofo el disentir) el conjunto de las explicaciones “filosóficas” dista de ser satisfactorio. Gaarder cede ante cierta tentación historicista (Sofía cree, en cada capítulo, que tiene razón el último filósofo que ha leído) y concluye su exposición con un curioso discurso en el que las explicaciones filosóficas ceden el paso a la explicación “científica” del universo (la lección final del capitán Knag es que somos “polvo de estrellas”). Además, aunque la clave del libro está cifrada en un obispo anglicano, parece que la filosofía inglesa desaparece después de Hume (¿o después de Kant?), y se ancla en cierto provincianismo germánico. La selección de los autores y el espacio dedicado a ellos es ciertamente discutible.
El resultado es una curiosa y bien resuelta amalgama de texto escolar, novela, cuento de hadas y juego de lógica, sumamente apto para el público juvenil. Solo por este motivo, el libro (o el conjunto de libros) es fascinante. Uno puede omitir la novela y concentrarse en las explicaciones; u omitir las explicaciones y quedarse con la novela; o leerlo todo a la vez.
Literariamente, la historia está bien ejecutada; y más de una explicación filosófica, sencilla e ingeniosa, supera con mucho las exposiciones engorrosas de los textos convencionales. Sin embargo (es propio del filósofo el disentir) el conjunto de las explicaciones “filosóficas” dista de ser satisfactorio. Gaarder cede ante cierta tentación historicista (Sofía cree, en cada capítulo, que tiene razón el último filósofo que ha leído) y concluye su exposición con un curioso discurso en el que las explicaciones filosóficas ceden el paso a la explicación “científica” del universo (la lección final del capitán Knag es que somos “polvo de estrellas”). Además, aunque la clave del libro está cifrada en un obispo anglicano, parece que la filosofía inglesa desaparece después de Hume (¿o después de Kant?), y se ancla en cierto provincianismo germánico. La selección de los autores y el espacio dedicado a ellos es ciertamente discutible.
El resultado es una curiosa y bien resuelta amalgama de texto escolar, novela, cuento de hadas y juego de lógica, sumamente apto para el público juvenil. Solo por este motivo, el libro (o el conjunto de libros) es fascinante. Uno puede omitir la novela y concentrarse en las explicaciones; u omitir las explicaciones y quedarse con la novela; o leerlo todo a la vez.
