Irse de casa
Carmen Martín Gaite
Novela
Anagrama. Barcelona. 1998, 349 págs.
Carmen Martín Gaite
Novela
Anagrama. Barcelona. 1998, 349 págs.
En esta novela, Carmen Martín Gaite (Premio Nacional de las Letras, 1994) hace gala de su capacidad para narrar historias. Como deshilvanando madejas de vidas que se entrecruzan, enredan y terminan con los hilos anudados en alguna calle, va reconstruyendo el guión de una película hecha de recuerdos y pensamientos. El proyecto de la película se vuelve realidad de improviso: los diálogos, los lugares, las expresiones de los rostros van conformando lo que será.
Para la protagonista, Amparo, regresar a la calle del olvido es un viaje necesario; tanto, como lo es enfrentarse a sí misma y sus recuerdos, a miedos callados por años, a dolores no llorados. En el transcurso del viaje, los demás personajes que se relacionan directa o indirectamente con ella, viven su propia historia. La ingeniosa narración de Carmen Martín Gaite inevitablemente atrapa, aun en la inicial «incoherencia» entre capítulos.
El ojo crítico de la autora se vislumbra en pasajes que resaltan el gris camino de ciertos jóvenes, el picante ocio de las personas que viven del chisme y el incierto horizonte de quienes pierden, entre tinieblas, su para qué. Es satisfactorio que la calidad de la pluma vaya unida a la agudeza de mirada.
Para la protagonista, Amparo, regresar a la calle del olvido es un viaje necesario; tanto, como lo es enfrentarse a sí misma y sus recuerdos, a miedos callados por años, a dolores no llorados. En el transcurso del viaje, los demás personajes que se relacionan directa o indirectamente con ella, viven su propia historia. La ingeniosa narración de Carmen Martín Gaite inevitablemente atrapa, aun en la inicial «incoherencia» entre capítulos.
El ojo crítico de la autora se vislumbra en pasajes que resaltan el gris camino de ciertos jóvenes, el picante ocio de las personas que viven del chisme y el incierto horizonte de quienes pierden, entre tinieblas, su para qué. Es satisfactorio que la calidad de la pluma vaya unida a la agudeza de mirada.
