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Por un país competitivo

Estamos más centrados en el México del pasado que en la creación de un México moderno, con visión de futuro y capaz de aprovechar su verdadera y única riqueza: su gente.
La fuga continua de talentos y consumidores hacia el extranjero denota la falta de condiciones adecuadas para generar valor en nuestro país.
La riqueza en el siglo XXI es dinámica y tiene que ver más con el talento y las habilidades que con los recursos naturales, que son estáticos y, en muchos casos, no renovables. Esa riqueza, sin embargo, es capaz de emigrar a otros países que brindan mayores oportunidades, como Estados Unidos y Canadá. Consecuentemente, los mexicanos que mejor sepan inglés y computación tendrán mayores oportunidades en estos países, por el diferencial de ingresos y el rezago de oferta de jóvenes con estas capacidades.
Hoy por hoy, el monto correspondiente a las transferencias bancarias que realizan los mexicanos que viven en Estados Unidos equivale a 6 millones de salarios mínimos diarios. La segunda generación ya no será de inmigrantes, sino de residentes y, por lo tanto, este ingreso caducará.
Los mexicanos, entre más preparados estén, se convierten en mejores prospectos para irse a vivir del lado norteamericano. En este sentido, México debe ser capaz de invertir la situación y propiciar las condiciones óptimas para que los mexicanos se queden, y para atraer inmigrantes profesionales que aporten talento a nuestro país.
En términos económicos, vale la pena destacar que el sur de Estados Unidos vive del consumo de los mexicanos. Después del 11 de septiembre de 2001, cuando se dificultaron los cruces fronterizos, estas zonas se vieron fuertemente afectadas. Ahora bien, la creación de una zona libre de alto crecimiento en nuestro país, nos permitiría generar riqueza por la vía del comercio, al estilo de Hong Kong. Desde luego, para ello se antoja la frontera norte o la península de Baja California, que a su vez serían amortiguadores para la inmigración.
Una zona de alto crecimiento es aquélla que se desarrolla no sólo industrialmente, sino también comercialmente; para lograr el desarrollo comercial se requiere una estructura de costos competitivos, donde además de considerar el valor intrínseco de bienes y servicios, el «costo país» se establece en términos internacionales.
Todos los productos de consumo fabricados en las maquiladoras de la frontera norte æaparatos eléctricos, prendas de vestir, artículos deportivos, etcéteraæ no pueden adquirirse en territorio mexicano; por el contrario, se exportan primero a Estados Unidos y luego los traemos de vuelta en importación «hormiga», que finalmente no paga impuestos ni genera valor agregado dentro del territorio nacional.
Por ejemplo, en el caso de la gasolina, los residentes de la frontera norte compran el combustible del lado americano porque en México cuesta el doble. ¿Qué significa esto para nuestro país? Pues que las gasolineras mexicanas ubicadas allá están a punto de cerrar y para mantenerlas Pemex tiene que subsidiarlas. Además, no se están abriendo nuevas gasolineras y por consecuencia no se generan nuevos puestos de trabajo. Si estas gasolineras estuvieran en una zona libre podrían importar el combustible de proveedores norteamericanos a costos de mayoreo y vender al mismo precio que en Estados Unidos, generando valor en México.
Hemos vivido un régimen de control en lo político, económico y social que inhibe la libertad para la creación de riqueza, pues todo parece estar prohibido. Y, para ciertos sectores de la población, la única salida es la vía de la informalidad.La madurez de nuestro país requiere de una legislación libre de atavismos que permita la creación de valor en términos competitivos, al menos con aquellos países con los que se han firmado tratados de libre comercio.
Por eso son urgentes las reformas energética, laboral y fiscal, en tanto éstas aporten valor para México y para los mexicanos. Sin embargo, tal parece que prevalece el corporativismo sindical, ejidal, empresarial, gubernamental y partidista del pasado.
A la luz de lo anterior, cabe preguntarse si las reformas actuales contribuyen a la creación de valor dentro de nuestras fronteras y si evitan la fuga de talentos y de consumidores.
Hoy los mexicanos queremos un México libre, con una normatividad básica, simple y eficiente.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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