Cosmética del enemigo
Amélie Nothomb
Narrativa
Anagrama. Barcelona, 2003. 96 págs.
Amélie Nothomb
Narrativa
Anagrama. Barcelona, 2003. 96 págs.
Pocas veces aparece en el horizonte literario alguna pluma sorprendente. Es el caso de Nothomb, belga nacida en Japón (1967), de padres diplomáticos, que ha vivido en China, Estados Unidos, Laos y Birmania. Esta no es su primera novela, antes ha publicado Estupor y temblores, El sabotaje amoroso, Metafísica de los tubos…
Cosmética del enemigo es un diálogo intenso entre dos personajes que concluirá con un final estremecedor. El desarrollo no lo es menos. Mientras un inquietante interlocutor aborda a Jérôme Angust en la sala de espera de un aeropuerto, este se muestra molesto porque no puede leer.
Angust intenta deshacerse de él con maneras nada amables, pero todo es inútil. El hablador muestra un cinismo exasperante y aborda temas íntimos con una crudeza y falta de tacto aterradores. Confiesa haber asesinado a dos personas, una por sus «oraciones» y otra físicamente. Incrédulo, inquietante, necio hasta la locura, muestra sin embargo una coherencia nada tranquilizadora.
Poco a poco el diálogo nos desvela un trasfondo desquiciante y una terrible verdad del hombre de la sociedad de consumo: una esquizofrenia voluntaria que oculta personajes más crueles que el doctor Jekyll y mister Hyde.
Cosmética del enemigo es un diálogo intenso entre dos personajes que concluirá con un final estremecedor. El desarrollo no lo es menos. Mientras un inquietante interlocutor aborda a Jérôme Angust en la sala de espera de un aeropuerto, este se muestra molesto porque no puede leer.
Angust intenta deshacerse de él con maneras nada amables, pero todo es inútil. El hablador muestra un cinismo exasperante y aborda temas íntimos con una crudeza y falta de tacto aterradores. Confiesa haber asesinado a dos personas, una por sus «oraciones» y otra físicamente. Incrédulo, inquietante, necio hasta la locura, muestra sin embargo una coherencia nada tranquilizadora.
Poco a poco el diálogo nos desvela un trasfondo desquiciante y una terrible verdad del hombre de la sociedad de consumo: una esquizofrenia voluntaria que oculta personajes más crueles que el doctor Jekyll y mister Hyde.
