Fui director, a nivel local, de Recursos Humanos en una importante empresa. El Director General del área me dio instrucciones de dotar de auto y teléfono celular al chofer recién contratado para uno de los dos Directores Generales de la compañía. La orden incluía que el chofer podía llevarse el auto a su domicilio los fines de semana por si era requerido por su jefe inmediato en alguna emergencia. Así lo hice. Poco tiempo después, el otro Director General, que es también dueño de la empresa e hijo del Presidente de la misma, se enteró y, muy molesto, pidió explicaciones. Mi ex jefe negó conocer los hechos y nos culpó al chofer y a mí, provocando nuestro despido. Como pruebas a mi favor tengo los correos enviados por mi ex jefe, a través de los cuales me dio instrucciones. ¿Debo o no exponer el caso ante los dueños de la empresa? ¿Debo llevarlo ante una instancia legal?
Los asesores sugieren:
1. La «importante empresa» en la que usted trabajaba presenta algunas irregularidades. Por ejemplo, dos Directores Generales, que en la práctica se ve que no son realmente iguales. No tiene criterios o normativas sobre el uso de los recursos en cuestión: automóviles, celulares, etc. Y sobre todo lo que no tiene es amor a la verdad ni confianza en sus colaboradores. Además debió realizarse un proceso justo a los empleados implicados, que incluyese un careo y la posibilidad de refutar la acusación y rebatir la evidencia1.
Luego, lo que sucedió es una clara falta a la justicia. El camino a seguir debe evaluarse según la prudencia, (virtud que se aprende fundamentalmente con la experiencia, y que indudablemente ya ha crecido en usted).
No creo que exista obligación estricta de exponer el caso ante los dueños de la empresa, ni tampoco a una instancia legal. Esto permite normar la actuación según los resultados que se prevean y que en este caso dependen de la integridad ética de las personas ante las que se expondría la situación, y en atención a una posible contribución al bien común, sanear un ambiente.
Armando Reygadas
Abogado y consultor de empresa
2. Todos tenemos derecho a defendernos cuando padecemos una injusticia. Por tanto resulta muy razonable exponer los datos de la situación. En primer término parecería lógico presentar las pruebas favorables al Director hijo del presidente y, posteriormente, a los dueños.
Sobre la oportunidad de recurrir o no a instancias legales, convendría asesorarse con un abogado para considerar qué tan consistentes son las pruebas que se poseen desde el punto de vista jurídico. Por otro lado, creo que hubiese sido más oportuno presentar las pruebas inmediatamente, pues es conocido que los correos electrónicos son fácilmente alterables y, por tanto, no siempre se consideran pruebas contundentes.
Felipe Jiménez
Filósofo dedicado a la docencia
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1 Cfr. J.M. ELEGIDO, Fundamentos de Ética de Empresa, México 1998, IPADE, pp. 243 y sig.