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Un rostro social para el libre comercio

A MODO DE RECUENTO

La globalización de los mercados es sinónimo de oportunidades de expansión. Las posibilidades de diversificación en diferentes zonas geográficas nunca habían sido tan altas. Derivado de ello, hay una intensa y creciente rivalidad internacional en muchos sectores de la economía
La crisis económicas de los años 90 (especialmente las sufridas por países de América Latina) no fueron solamente una recesión causada por los bajos tipos de interés del Departamento estadounidense del Tesoro. El exceso de competencia generada por la globalización y la aparición de nuevas tecnologías han contribuido a que la desaceleración económica mundial sea reflejo de cambios estructurales radicales.
La globalización añade complejidad a la dirección de empresas, liderar empresas con operaciones y clientes en mercados geográficos distintos, con riesgos políticos, económicos y financieros mayores, supone una meta formidable para sus directivos. Pero también afecta a los gobiernos al imponerles restricciones cada vez mayores a la hora de diseñar su política económica.
En el caso de México, la dependencia de su economía respecto del exterior genera limitaciones importantes para el gobierno en todos los ámbitos: monetario, fiscal, tipo de cambio de la moneda, laboral o industrial.
Las dimensiones del impacto de la globalización en la sociedad civil son variadísimas. Van desde la disponibilidad de una mayor variedad de bienes y servicios hasta la aceptación creciente de lo foráneo, pasando por la favorable acogida de la inversión extranjera y la creciente flexibilidad para aprender y mejorar lo que hacen en otros países. El cambio social y cultural que supone la internacionalización es enorme (Canals).
La globalización es un proceso que sigue en marcha, pero los gobiernos, no deben quedar al margen del funcionamiento del libre mercado, entre otras razones, por la injusticia que genera la competencia llevada hasta el extremo, por la asignación de recursos que el mercado hace (provoca que el dinero se vaya a los sectores más redituables, no a los prioritarios) y porque en ocasiones, la sociedad no alcanza todos los bienes indispensables para el bien común, en cuyo caso la intervención del Estado es necesaria.
Quizá un modelo financiero adecuado para nuestro país y para aquellos que se desarrollan en condiciones semejantes, sería la economía social de mercado, porque combina las ventajas del mercado con la distribución justa de la riqueza, llevada a cabo especialmente por el Estado a través de los impuestos y la seguridad social.

EMPRENDER OTRO RUMBO

La combinación de ecuanimidad y libertad resume bien a la economía social de mercado como un sistema que encauza el funcionamiento de los mercados hacia la competencia justa y eficaz por medio de un contexto socio-jurídico, que deberá estar basado en un consenso moral recto, equilibrado y aplicarse por medio de la política económica.
Se puede definir como un planteamiento de ordenamiento económico cuyo objetivo es combinar, sobre la base de una economía competitiva, la libre iniciativa con el avance social resultante del rendimiento del mercado.
El atributo social expresa:
1.- La economía de mercado tiene por sí sola un carácter social, por su capacidad de crear condiciones económicas de «bienestar para todos» y porque garantiza los derechos de libertad económica, con límites en los derechos de terceros.
2.- La libertad de mercado debe ser limitada cuando arroje resultados socialmente indeseables, es decir, debe corregir los efectos negativos de un proceso económico libre, según la jerarquía de valores de cada sociedad (Auping).
3.-Que se ha de regir por una política de seguridad social que contemple la vejez, enfermedad, accidentes y desempleo.
4.-Que debe buscar estabilidad monetaria regulando la oferta monetaria a través de un Banco Central.
La legislación reguladora de la competencia prohibe cárteles y monopolios, con excepción de algunas empresas, consideradas estratégicas y públicas.
Un monopolio existe cuando una empresa excede de cierta cantidad anual su producción. Cada año se publican listas y se determina el nuevo grado de concentración inaceptable en determinada rama. Para evitarlos también se prohíbe repartir porciones de mercado entre empresas productoras o comerciales.
Por otro lado, se fomenta la creación de PYMES, estas dan trabajo a la mayor parte de los ocupados y los jóvenes en proceso de capacitación. La pequeña empresa aumenta el número de sus plazas y la grande las disminuye, obligada por la presión de la competencia externa a una mayor automatización y a trasladar sus plantas productivas a países del tercer mundo, con menores costos de producción.
La competencia entre pequeñas empresas es causa de innovación y flexibilidad en los procesos de producción. Están más cerca del mercado y por su mayor impacto pueden tener más espíritu innovador.
Los instrumentos de que dispone el Estado para proteger a las PYMES son:
a) Poner la infraestructura a su alcance, previniendo la concentración en las grandes ciudades.
b) Facilitar tecnologías superiores, investigación y créditos para iniciar empresas propias a los recién egresados de las instituciones de enseñanza.
El elemento social en la economía social de mercado tiene tres grandes componentes:
1.- Creación de igualdad de oportunidades.
2.- Corrección a la distribución del ingreso generada por el mercado en razón de la justicia.
3.- Negociación salarial descentralizada y la participación en la empresa.
La economía social de mercado no busca imponer la igualdad, sino crear igualdad de oportunidades. De esta manera no se premia la falta de trabajo y se garantiza que las personas dispuestas se superen. La creación de igualdad de oportunidades se da por medio de dos grandes instrumentos:
a) El más importante es dar educación y una capacitación adecuadas.
b) Fomentar las PYMES facilitándoles la infraestructura y el crédito.
Varios gobiernos mexicanos han implantado una economía de mercado, con una apertura indiscriminada hacia el exterior, poca ayuda estatal a las empresas, un intento fallido de «reforma laboral» menos proteccionista hacia el trabajador, inflación controlada (tal vez demasiado) y sustitución del sistema de pensiones a uno de capitalización. Con dichos elementos, estos gobiernos dan la impresión de manejar una economía de mercado, pero sin rostro «social».

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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