Sobre el cielo azul regiomontano se recorta la silueta del Cerro de la Silla y a sus pies, en una amplia extensión del municipio de Guadalupe, bulle la Ciudad de los Niños, una comunidad llena de logros y de proyectos. Pocas empresas asistenciales desarrollan una tarea tan completa.
Empezó en 1951 como un orfanato que cobijaba a 120 niños; después se transformó en un centro educativo y ahora es un complejo que apoya a varios miles de personas con escuelas de primera categoría, servicios médicos y de alimentos, actividades cívicas, espirituales, deportivas y recreativas.
Los distintos organismos de este centro de desarrollo social tienen un sólo objetivo: apoyar la formación técnica, humana y espiritual de las familias de la zona, haciendo de la educación el medio para que rompan por sí mismas el círculo de la pobreza.
ESTRATEGIA SOBRE TRES PILARES
Formando mejores familias es el lema de esta ciudad cuya estrategia se apoya en una sencilla fórmula: impulsar primero a los padres de familia, pues de su propia formación dependerá la de sus hijos. Después a los maestros, cuya preparación profesional y humana determina la calidad educativa en el aula y la influencia en los educandos. Y, enseguida, a los alumnos, no como último eslabón, sino como factor de unidad que da sentido y nombre a la institución. Niños y niñas reciben una educación de primera, para que su condición socioeconómica no frustre las capacidades intelectuales latentes en cada uno.
1° Formación a padres de familia. Con probada eficacia se imparten 15 programas de formación. Los padres reflexionan y aprenden sobre la comunicación en el matrimonio, el peligro de las drogas, el uso de la televisión, la educación en la adolescencia, la formación de la voluntad, etcétera.
El Centro de Educación Familiar de Ciudad de los Niños, abierto también a familias externas, ofrece además un Diplomado en Orientación Familiar para padres y educadores que desean profundizar en su formación y capacitarse para colaborar con otras familias. En 2005 se graduaron 36 participantes que podrán ahora apoyar los cursos de la propia institución.
Para orientar y optimizar el proceso educativo, los padres de familia se entrevistan al menos 3 veces al año con el preceptor o preceptora de sus hijos, y una vez al semestre, conviven y comparten su tiempo y habilidades en las convivencias de arreglos que se organizan con la doble finalidad de fomentar la integración familiar y colaborar en el mantenimiento de las instalaciones de la institución.
2° Mejores maestros. Para preparar cada nuevo ciclo escolar participan en una convivencia anual, y semanalmente se reúnen a revisar las metas propuestas y estudiar la forma de perfeccionar la labor diaria. Con los directivos de Ciudad de los Niños, cada maestro se forma un plan de capacitación personal que lo lleve sacar de sí mismo todo su potencial y un plan de formación específica que responde a sus intereses y aptitudes.
Gracias a los convenios de Ciudad de los Niños con el Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales y con Capacitación e Innovación Educativa, maestros y maestras llevan cursos de inglés y pueden beneficiarse con cursos en línea para incrementar su desarrollo profesional; cada uno debe cubrir 320 horas de estudio.
3° Alumnos de primera. Cuando el 100% de los alumnos egresados de una institución aprueba el examen de ingreso para el siguiente nivel, no queda duda de su calidad académica. Para la mayoría de niños y niñas que terminan la secundaria se abren muchas oportunidades de seguir estudiando, ya sea en la preparatoria técnica de allí mismo o en otros lados, incluso con becas en el Tecnológico de Monterrey; este año, 7 alumnos de preparatoria presentaron examen de admisión y los 7 aprobaron con puntuación mayor al promedio.
El promedio académico general en 2005 fue de 8.2, esfuerzo encomiable, considerando que el nivel de escuelas del entorno es menos exigente. Año con año, Ciudad de los Niños ocupa los primeros lugares de la zona y del municipio.
Desde la primaria, todos los chicos llevan inglés y computación y más horas de clase a la semana de las que pide el plan de estudios oficial. Sin embargo, el punto neurálgico del sistema educativo son las entrevistas semanales o quincenales de cada alumno con su preceptor, quien le orienta en sus hábitos de estudio y en el ejercicio de virtudes y espíritu de servicio, para que logre un crecimiento armónico de su personalidad.
ATENCIÓN MÉDICA Y OTRAS ACTIVIDADES
Una visita a la Ciudad de los Niños de Monterrey no puede concluir sin una escapada a la Unidad Médica Centenario. Nació como una iniciativa para prevenir el cáncer y se expandió para ofrecer asistencia médica a las familias de escasos recursos en seis especialidades: medicina familiar, pediatría, odontología y ginecología, urología y dermatología.
La formación en virtudes es la apuesta más fuerte para una zona repleta de carencias. A ello responden también las numerosas actividades extracurriculares y periódicas como: el torneo de ajedrez, que despierta habilidades intelectuales; la semana tecnológica y los concursos internos de electrónica, ocasión para mostrar con entusiasmo e ingenio los conocimientos y habilidades técnicas adquiridas; el taller de teatro, que permite descubrir dotes artísticas; los campamentos de verano, excelente apoyo para formar el carácter y la personalidad entre otros.
Además participan en el certamen intelectual Jeopardy, que se celebra año con año en distintos puntos de la República y los alumnos de Ciudad de los Niños destacan siempre entre los primeros lugares; en primavera los visitan estudiantes norteamericanos, que prestan ayuda material y son ocasión de convivencia y enriquecimiento cultural; y por último, los mismos chicos desarrollan una labor solidaria de ayuda a grupos más necesitados, como ocurrió con los damnificados del huracán Emily.
De esta forma, la Ciudad de los Niños de Monterrey contribuye al desarrollo armónico de la persona, la familia, y en consecuencia, de la sociedad, que necesariamente se ve beneficiada al elevar la calidad de vida de sus miembros.
La Ciudad de los niños agradece a la Fundación Luz Saviñón su patrocinio en esta sección y el apoyo en la campaña financiera que por este medio impulsa, y manifiesta su reconocimiento por fomentar la labor con múltiples labores sociales.
UN IMPACTO PALPABLE
El promedio de escolaridad de los mexicanos es de 1° de Secundaria (7.3 años). En Ciudad de los Niños, 100% de los alumnos terminan al menos el bachillerato (12 años de escolaridad).
Sólo 12% de los mexicanos que inician la primaria terminan una carrera profesional. 86% de los egresados de Ciudad de los Niños lo logran.
Todos los padres de familia de Ciudad de los Niños terminan la educación básica (secundaria), es decir 9 años de escolaridad.
En un promedio de 7 años el poder adquisitivo real de las familias aumenta en 40%.