El Estado en busca del ciudadano
Lorenzo Meyer
Ensayo
Océano. México, 2005. 199 págs.
El verdadero ciudadano es quien asume compromisos y responde por ellos ante la ciudad, ante el colectivo de personas con quienes comparte un territorio.
Los griegos llamaron político al habitante de la ciudad. Él es quien edifica y constituye la polis, no sólo física, sino, en esencia, moralmente.
El doctor Meyer ofrece un repaso histórico de la condición ciudadana en México, desde la colonia hasta los albores de 2005. Con el auxilio de una valiosa bibliografía, el investigador del Colmex, señala las causas de nuestra desnutrición cívica.
En México vivimos una ciudadanía diluida, nos resistimos a adueñarnos de modo radical de nuestras ciudades, con los beneficios y obligaciones que ello implica.
Si nuestra clase política pocas veces ha estado a la altura de su desafío histórico, que no se diga lo mismo de la sociedad mexicana en su conjunto.
Un poco alegato y otro tanto doctrina, el libro entrega sobre todo una óptica puntual de lo que ha sido la abúlica vida política de los mexicanos. La carencia de compromiso, la ausencia de metas y, por encima de esto, la miopía ante el reto que supone llamarse ciudadano.
Tristemente, luego de su lectura, confirmamos la negativa a liberarnos de nuestro principal secuestrador: la apatía moral.
Lorenzo Meyer
Ensayo
Océano. México, 2005. 199 págs.
El verdadero ciudadano es quien asume compromisos y responde por ellos ante la ciudad, ante el colectivo de personas con quienes comparte un territorio.
Los griegos llamaron político al habitante de la ciudad. Él es quien edifica y constituye la polis, no sólo física, sino, en esencia, moralmente.
El doctor Meyer ofrece un repaso histórico de la condición ciudadana en México, desde la colonia hasta los albores de 2005. Con el auxilio de una valiosa bibliografía, el investigador del Colmex, señala las causas de nuestra desnutrición cívica.
En México vivimos una ciudadanía diluida, nos resistimos a adueñarnos de modo radical de nuestras ciudades, con los beneficios y obligaciones que ello implica.
Si nuestra clase política pocas veces ha estado a la altura de su desafío histórico, que no se diga lo mismo de la sociedad mexicana en su conjunto.
Un poco alegato y otro tanto doctrina, el libro entrega sobre todo una óptica puntual de lo que ha sido la abúlica vida política de los mexicanos. La carencia de compromiso, la ausencia de metas y, por encima de esto, la miopía ante el reto que supone llamarse ciudadano.
Tristemente, luego de su lectura, confirmamos la negativa a liberarnos de nuestro principal secuestrador: la apatía moral.