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Para prestar a los pobres mucho más que dinero

NOVEDADES EN LA RED: KIVA.ORG, O HAZ EL BIEN, MIRANDO A QUIÉN

Heber, padre de familia, especialista en finanzas e inversiones, apadrina, desde la ciudad de México, 17 proyectos microempresariales en el centro de Asia.1 Heber considera su posición socioeconómica como un privilegio, y percibe como algo normal, ante Dios y sus semejantes, la obligación de contribuir al desarrollo de los demás. En menos de un mes, gracias a un sistema basado en eBay, ha conseguido hacer llegar pequeñas cantidades de dinero a distintas personas en las antípodas.
Kiva.org es una empresa que se dedica a facilitar sistemáticamente estos contactos a través de una red de asociaciones varias –sus local field partners– para llegar a las personas que pueden crear o potenciar pequeñas actividades comerciales o productivas con poco dinero: la media de los planes va de los 300 a los mil dólares, con reembolsos en mensualidades que suelen ir de los seis a los doce meses. El trabajo sobre el terreno de las instituciones locales se concreta en el cobro del dinero que Kiva recauda, y en hacerlo llegar inmediatamente a los destinatarios, con los cuales mantiene el intercambio mientras van saldando sus deudas.
¿POR QUÉ CONFIAR EN UNA RED ANÓNIMA?
Generar confianza «a control remoto» es posible porque este innovador sistema se basa en la transparencia y en un intercambio ágil y directo de la información: la base de datos está hecha para que todos los usuarios se puedan familiarizar rápidamente con el tejido que la compone y el espíritu que la anima.
Premal Shah es el presidente de esta empresa de visionarios que explota esos «veinticinco dólares de nosotros mismos»3 basándose en la experiencia y en un poco de sana psicología: la gente cree que las personas son mejores que los bancos; numerosos individuos con deseos de ayudar encuentran campo para sus modestos anhelos cuando el ambiente es propicio y se sienten cercanos al beneficiario de su colaboración; además, este burgués magnánimo se siente orgulloso de pertenecer a una comunidad donde se generan bienes con agilidad.
Los fundadores y dirigentes de Kiva han seguido en buena parte el ejemplo de Muhammad Yunus, creador del sistema de microcrédito y del Grameen Bank. Yunus, premio Nobel de la paz en 2006, inventó un sistema contrario a las leyes tradicionales del crédito, las cuales se basan en la exigencia de garantías que hacen pensar que el beneficiario en realidad no tiene necesidad de tal ayuda. El único aval que pueden presentar los clientes de Yunus es, por lo general, su deseo de supervivencia y el de sacar adelante a su familia. Exagerando un poco, puede decirse que Yunus explota los instintos más elementales para hacer su negocio, porque se trata de una empresa rentable.4
Los presupuestos de Kiva son menos crudos que los de Yunus: Shah, que antes trabajó en PayPal y como consejero de finanzas, advirtió que la actualización de los datos en internet como lo hace eBay resulta extraordinariamente eficaz para este tipo de intercambio. Para quien no se ha valido de ese sistema de compras por internet, le bastará saber que se trata de una especie de subasta permanente de productos on-line, catalogados de manera simple y precisa. El vendedor se compromete a respetar las condiciones estipuladas, y el comprador está obligado a mantener el feedback sobre la precisión y la puntualidad en la entrega de los bienes adquiridos. La información recibida se traduce en una puntuación que los clientes tienen siempre a la vista. Normalmente la información es fidedigna, y la media de las evaluaciones refleja la realidad de las transacciones.
Pues bien, la traducción inmediata de los resultados en evaluaciones accesibles a todos, rinde resultados análogos en esa oferta de «apadrinamiento» de proyectos que es Kiva. La persona que gestiona el dinero, o la institución involucrada, son calificadas a la vista de todos. Además, en caso de uso fraudulento de los fondos, Kiva informa inmediatamente, y en los contados casos de malversación que han tenido en su breve experiencia, las reacciones han sido siempre positivas: los contribuyentes no suelen desanimarse y agradecen que se les informe veraz y rápidamente. El espíritu de equipo que se crea fomenta la reinversión del capital recuperado, y los participantes no suelen esconder el entusiasmo que les reporta este juego en el que todos ganan.
La base de datos incluye una información mínima obligatoria sobre los colaboradores, quienes pueden presentarse con detalle si lo desean; también hay acceso inmediato a información general sobre los países en los que se puede invertir, el número de iniciativas apoyadas por Kiva hasta ese momento, quiénes son los beneficiarios y quiénes los contribuyentes, etcétera.

INFUNDIR DNA EMPRESARIAL EN TODO EL MUNDO

La creación de empresas, con su indispensable rentabilidad y generación de puestos de trabajo, supone un nivel distinto de desarrollo con respecto a la intervención directa del microcrédito. La visión empresarial depende de los individuos, pero no es espontánea y requiere marcos sociales y legales estables, así como su respeto por parte de las autoridades y de los ciudadanos.
Una perspectiva completa de la empresa debe incluir el desarrollo integral de todos los participantes, ofrecerles una plataforma para crecer como seres humanos. Y esto no es imposible, aunque sea costoso. Las experiencias de social venture capital (capital para empresas sociales de alto riesgo) son un ejemplo de desarrollo conjunto.
Kim Tan, coautor de uno de los libros que cito, tiene una vasta experiencia empresarial. Llegó a Inglaterra a los dieciséis años. El duro trabajo de su padre –emigrante chino afincado en Malasia–, su contacto con el cristianismo y su capacidad para desarrollar empresas le han permitido combinar cuatro elementos en numerosos proyectos: autosuficiencia económica, impacto social, cuidado del ambiente y crecimiento espiritual de todos los implicados.
Entre otras cosas, Kim Tan es uno de los fundadores de la Transformational Business Network (TBN, www.tbnetwork.org), una asociación de hombres de negocios y sociedades corporativas orientados a la creación de empresas inspirados en esos principios. Los miembros de TBN colaboran con su tiempo y sus capacidades, guiando a otros empresarios y/o invirtiendo directamente en las empresas creadas.

EXPORTANDO CREATIVIDAD

El proyecto más ambicioso que TBN patrocina en estos momentos es el de un parque de safaris (Kuzuko Game Reserve) en Sudáfrica, en una zona con 70% de desempleo y 20% de enfermos de SIDA. El parque colinda con la segunda reserva natural más grande del país y combina el desarrollo turístico (asociado a Legacy Hotels) a la preservación de la fauna. El complejo genera cien empleos directos, además de los distintos servicios conectados.
Los 70 obreros que trabajaron durante nueve meses en la delimitación de los más de cien kilómetros de perímetro del complejo fueron asesorados para crear una empresa especializada en enrejados. Para los empleados estables se crearon unidades habitacionales dignas, con todos los servicios. Con la gente de los alrededores se organiza el saneamiento de distintas zonas del parque para eliminar o reciclar materiales desechados caóticamente durante decenios, se ha creado una pequeña industria de biodiesel, etcétera.
La protección de las especies animales garantiza el atractivo turístico y está previsto unirla a la adyacente reserva, el «Addo Elephant Park». El estímulo para el turismo ha hecho que las autoridades de la zona y los bancos estén pensando en desarrollos paralelos de servicios, como un aeropuerto.6
Las iniciativas de este tipo son riesgosas y complicadas. Hace falta mucho saber hacer, conocer las reglas escritas, intuir las no escritas, hacer proyecciones realistas en territorios nuevos, negociar con autoridades internacionales, nacionales y locales. Los empresarios que comparten perspectivas de este tipo nunca han dicho que llevarlas a cabo sea fácil o más rentable, pero están convencidos de que el papel de la empresa va mucho más allá del enriquecimiento de unos cuantos, y que estos fines no se alcanzan por la pura lógica del mercado.7
Asociaciones de taxis en la India, microempresas en China o cooperativas para asesorar a mujeres que han padecido violencia para que salgan adelante por su cuenta? las posibilidades empresariales no se encasillan en modelos predeterminados.
En una página de su portal de internet, TBN explica qué son sus exposure trips o giras de presentación: viajes promocionales orientados a la expansión de sus actividades a través del contacto con empresarios y potenciales trabajadores de la zona; estudio conjunto de necesidades y posibilidades en cada lugar. Es una lástima que todavía no hayan desarrollado iniciativas en América Latina…

TRABAJO, NO ASISTENCIA

La conclusión del viejo cuento –si regalas un pescado, das de comer un día; si enseñas a pescar, quitas el hambre de por vida– sigue siendo válida.
Tan y sus colegas tienen el «prejuicio» de que la gente está más dispuesta a aceptar responsabilidades que cheques y, al igual que Yunus y el equipo de Kiva, están convencidos de que los sistemas internacionales de subsidio económico son, por distintas causas, ineficaces y en ocasiones negativos.
Los ejemplos presentados ponen de relieve que la iniciativa es algo tan natural como difícil. Natural porque estamos hechos para ver hacia delante, tenemos la obligación de proyectar nuestra existencia en convivencia con los demás, nuestros deseos se implantan en una estructura que nos exige ser previsores: estamos obligados a prever, a vivir haciendo posibles nuestras esperanzas. Como dice Polo, «la esperanza es la tendencia elevada a virtud».8 Ahora bien, tener una perspectiva de cómo «usar» nuestras necesidades implica un marco cultural, una educación, un modo de ver las cosas que no se genera espontáneamente.
La pereza, el uso de la fuerza para mantener a otros en situaciones de indigencia –explotación de menores y lisiados para pedir limosna, por citar un ejemplo entre muchos–, los sistemas mafiosos, la corrupción de los funcionarios, son formas de miopía, y la empresa requiere buena vista y capacidad de dominar el deseo de satisfacciones a corto plazo.
La visión telescópica en un mundo complejo exige una seria y profunda formación profesional y cierta capacidad de soñar: Yunus, Shah y Tan son tipos inteligentísimos que han dedicado años de su vida a la investigación universitaria, y han aprendido mucho sobre el terreno, con aciertos y errores, empujados por su interés en la promoción de los demás.
Numerosos sistemas de explotación de seres humanos, auténticas redes de esclavitud, no son fáciles de romper. Yunus aprendió que se podía adquirir la propia libertad con un mínimo de recursos económicos y el compromiso de reembolsarlos periódicamente: acceder a las materias primas sin intermediarios para vender directamente; poder comprar los propios instrumentos de trabajo, en lugar de rentarlos a un precio que absorbe la mayor parte de las ganancias…
Aprender que esto es posible en numerosas actividades requiere dedicación de tiempo, asesoramiento. El sistema de créditos de Kiva sigue estos mismos principios, ampliando notablemente su radio de acción. La creación de empresas como la concibe TBN implica un grado mayor de organización y dedicación, y tiene como finalidad ir más allá de lo que ya logra el microcrédito, cuyos resultados a nivel de creación de empresas son mínimos.
En todos los casos resulta evidente que ayudar a la gente a cambiar mentalidad –adquirir una visión más completa de las cosas– supone mucho más que buena voluntad; las perspectivas que se abren a la proactividad no tienen límites absolutos.

HONESTIDAD, PRIMERA Y ÚLTIMA CARTA A JUGAR EN MÉXICO

Nuestro país suele estar a mitad de camino en casi todos los ámbitos que entran en juego en la vida empresarial: no somos ni los más corruptos ni los más honestos, por mucho que nuestro autolesionismo nos lleve a bromear siempre sobre nuestra falta de seriedad profesional; nuestros vacíos institucionales no llegan a los de otras regiones del planeta; aunque la degeneración propiciada por la corrupción y el narcotráfico sea alarmante, hay una vasta experiencia empresarial. Todavía nos falta una verdadera cultura del trabajo, de la puntualidad y de la honradez.
Dejo a los especialistas la exposición de propuestas estructurales concretas. Me parece, sin embargo, que los ejemplos aquí referidos –que, gracias a Dios, son sólo botones de muestra– pueden surcar nuestro país: las diferencias de desarrollo económico entre las distintas zonas de nuestra geografía ofrecen escenarios para los distintos niveles de actuación.
Las experiencias de microcrédito ya operantes podrían ampliarse y hacerse sistemáticas, por ejemplo, en la reconstrucción de las economías de zonas devastadas por el narcotráfico, una vez que se interrumpen los «beneficios» del cultivo y paso de la droga. L
os abundantes recursos que envían nuestros emigrantes en los EUA, podrían tal vez canalizarse de manera más estructurada: podría ser que los hijos de los emigrados, con una visión más amplia de las cosas, además de o en lugar de enviar dinero «para gastar», idearan mecanismos para promover pequeñas empresas en sus regiones de origen. Eso podría moderar, en el mediano plazo, la emigración ocasionada por falta de oportunidades de trabajo en zonas rurales.9
Esto supone un gran esfuerzo para todos: las autoridades deben promover, o por lo menos respetar, las iniciativas de promoción económica y humana, también a nivel fiscal; garantizar la recta conducta de las fuerzas del orden público; moderar el afán de lucro por parte de los empresarios; recuperar la confianza de las poblaciones sujetas a vaivenes políticos, defraudadas sistemáticamente por falsas expectativas, para infundir un espíritu de colaboración… Al final nos topamos con el gran «pero», que es también la primera y la última carta a jugar, el primero y el último de nuestros recursos: personas honestas en todos los niveles de la colaboración.

1 Datos provenientes de www.kiva.org, 28 de diciembre de 2007. Agradezco a los miembros del instituto Bruno Leoni la invitación a participar en su jornada de estudio sobre Subsidios y alternativas para el desarrollo (Roma, 7 de diciembre de 2007). Mi primer contacto con Kiva y TBN, institución de la que se tratará más adelante, se debe a ese encuentro, en el que participaron los fundadores y promotores de ambas instituciones.

2Yunus prevé la difusión de efectos positivos derivados del libre acceso a la información en estas materias, contra el control y el proteccionismo tradicionales. Cfr. YUNUS, MUHAMMAD-JOLIS, ALAN. Il banchiere dei poveri, Feltrinelli, Milán 2006 (nueva edición, ampliada), pp. 224-227.
3El original inglés es más expresivo: «the twentyfive dollars part of ourselves».
4No es posible explicar aquí los detalles de la formación de las comunidades de microcrédito, ni las causas del protagonismo de las mujeres en todo el sistema. Baste saber que más de noventa por ciento de los clientes son mujeres, y que el porcentaje de recuperación de los préstamos supera 98%.
5 Cfr. GRIFFITHS, BRIAN – TAN, KIM, Fighting poverty through enterprise. The case for social venture capital, TBN, Londres 2007, pp. 25-27.
6 Los detalles de la estrategia, los resultados económicos y otras informaciones se pueden consultar en el sitio web de TBN, en www.kuzuko.com, www.legacyhotels.co.za, y www.springhilluk.uk.
7 Kim Tan es un admirador declarado de Yunus, quien por su cuenta ve más allá de los límites aquí subrayados del microcrédito: ambos están convencidos de que la profunda transformación social que buscan implica mucho empeño y aceptación de riesgos. Cfr. YUNUS ? JOLIS, 2006, pp. 210-213.
8 POLO, LEONARDO, Etica, hacia una visión moderna de los temas clásicos, AEDOS, Madrid 1997, p. 148. No es una casualidad que estas ideas generales sobre la relación entre trabajo, colaboración, dignidad humana y esperanza coincidan con los números 36-38 de la encíclica Spe Salvi, de Benedicto XVI.
9 Véase más adelante la referencia a las actividades promovidas por ADMIC y MATT.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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