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Bimbo: una historia de trabajo y esfuerzo

Bimbo, estrategia
de éxito empresarial
Roberto Servitje
Prentice Hall,
México, 2003.
Grupo Bimbo surgió en 1945 con dos palabras como fundamento: creer y crear. La fe en Dios y el valor del trabajo son los engranes que perpetúan la existencia de una de las empresas mexicanas más exitosas.
En el mundo editorial encontramos gran cantidad de literatura relacionada con la administración y dirección de empresas. Sin embargo, son pocas las obras escritas  por verdaderos protagonistas, directores que tuvieron la oportunidad y presteza de hacer crecer sus organizaciones a niveles insospechados. En esa línea se encuentra Bimbo, estrategia de éxito empresarial de Roberto Servitje, uno de los fundadores de esta sobresaliente compañía posicionada entre las panificadoras más importantes a nivel internacional. Su estilo anecdótico, a la vez que didáctico y útil, nos permite adentrarnos en el corazón de esta empresa mexicana, y así conocer las estrategias gracias a las cuales sortearon y sortean todos los retos y crisis vividos a lo largo de su historia.
Lo primero que llama la atención es el convencido propósito de su autor por colocar a la empresa no sólo como un instrumento económico más, sino como una institución social de innegable relevancia para el mundo contemporáneo. En palabras de su hermano Lorenzo, principal promotor del Grupo desde sus orígenes en la década de los cuarenta, la empresa tiene un papel preponderante en la sociedad actual como motor suyo, por lo que debe de estar a la altura de tan alta responsabilidad. «Crecer y crear» fueron las palabras clave que desde su inicio marcaron el camino de éxito por el que hasta la fecha ha seguido prosperando Grupo Bimbo.
Este continuo progreso no se produjo de la nada. A través de las páginas del primer capítulo, Servitje nos invita a adentrarnos en la historia de su surgimiento, tal como la vivieron los propios gestores. Lorenzo Servitje, Jaime Sendra, Jaime Jorba, José T.Mata y Alfonso Velasco no sólo supieron aprovechar lo que otros en su momento no vieron, innovando, el en ese entonces, incipiente mercado de pan de caja, sino que también tuvieron la entrega, la honestidad y la constancia para hacer frente al gran reto que constituía explorar y explotar un nicho poco conocido, resolviendo los problemas y aprendiendo de los errores a los que toda empresa tarde o temprano se tiene que enfrentar. El resultado no ha sido menor: 83 plantas (42 en México y 41 en el extranjero), alrededor de 1 millón 800 mil puntos de venta y más de 108 mil colaboradores del Grupo, hablan por sí mismos (estos datos se encuentran actualizados conforme a la página oficial de Grupo Bimbo, consultada en junio de 2009: www.grupobimbo.com.mx).
FACTORES DE IMPULSO
A juicio del autor, los principales factores que impulsaron el crecimiento de Grupo Bimbo son:
1.  Confianza en México y en su potencial de expansión que permitió que Bimbo llegara a todos los rincones de nuestro país.
2.  Supervisión y participación en casi toda la cadena de producción para garantizar la calidad total de sus productos.
3.  Expansión internacional. El Grupo actualmente tiene presencia en países como Guatemala, El Salvador, Panamá, Colombia, Venezuela, Perú, Argentina, Estados Unidos, Chile y más recientemente China, entre otros.
4. Reinversión constante de la gran mayoría de sus utilidades como principal fuente de financiamiento.
5. Mantenimiento de políticas de calidad, austeridad y servicio.
6.  Diversificación y ampliación de las líneas de producción para satisfacer las necesidades de los consumidores.
7.  Principio de subsidiariedad y delegación de tareas a los colaboradores preparados para llevarlas a cabo.
8.  Tecnología de punta y modernización para hacer frente a un mundo cada vez más competitivo.
9. Simplificación de su estructura versus burocratización.
VALORES: HACIA
UNA EMPRESA ÍNTEGRA
El trabajo arduo y constante no ha sido el único secreto. Toda empresa debe verse sostenida por una serie de valores que constituyen su columna vertebral, y en el caso de Bimbo, desde sus inicios estos han sido muy claros: el respeto a la persona y su dignidad, y el valor del trabajo con todo lo que esto conlleva. Ambos principios constituyen el eje central de su cultura empresarial, cuya meta es el desarrollo de las personas que la comparten, para que mejoren sus competencias, habilidades y cultura propias, sin importar cuán difícil o utópico pueda parecer esto. Pero no sólo eso: una auténtica cultura empresarial construida sobre una verdadera concepción de hombre también proporciona una ventaja útil, pues es capaz de atraer personas con altos ideales, mientras aleja a aquellos que sólo pretenden negociar o medrar con su trabajo.
El fomento de la responsabilidad social ha sido otro elemento vital. Para Roberto Servitje hoy en día hace falta una clara conciencia social, que busque proporcionar un servicio a la sociedad que vaya más allá de la simple producción de los bienes en los cuales esté especializada la empresa. Y el primer servicio consiste, precisamente, en convertirla en un lugar de superación y no de explotación, donde los trabajadores no sean simplemente «empleados» (del verbo emplear, usar), sino auténticos colaboradores (término con el que de hecho se refieren al personal en Grupo Bimbo).
En este sentido, el papel de los jefes es trascendental, pues son ellos quienes marcan la pauta y los objetivos con los que se habrá de trabajar, así como los encargados de hacer realidad los valores bajo los que opera la empresa, para transformarla en una auténtica comunidad de personas, que se esfuerza en pos de una meta común. La cuestión medular es una transformación de raíz que logre que la empresa «no haga cosas con los hombres, sino que haga hombres con las cosas» (p. 62). Una compañía que vive coherentemente con la filosofía de empresa que se ha autoimpuesto, proveniente a su vez de una verdadera antropología y una ética apropiada se torna, sin lugar a dudas, en una empresa íntegra. Y esa es, a final de cuentas, la meta que Bimbo se ha propuesto.
Tenemos en resumen dos estrategias principales que hasta la fecha han marcado el próspero camino en el que aún continúa Bimbo: por un lado, una ética y vigorosa cultura empresarial, y por el otro, una desmedida pasión por el trabajo, la innovación y la productividad. ¿Los resultados? Dar un servicio a la sociedad con la consiguiente retribución económica, mientras se desarrollan las personas a través de su trabajo. Esta es la fórmula que permite sobrevivir no sólo a las crisis económicas sino también a las crisis de valores, y a las crisis de identidad y de insociabilidad.
Roberto Servitje no lo puede decir de mejor manera: «una empresa con visión clara de sus responsabilidades sociales y de su misión de servicio deja ese estrecho nicho que se identifica con el egoísmo y la mezquindad para elevarse a las dimensiones de una empresa que contribuye a la construcción de una sociedad más libre, justa y humana. Es un anhelo consciente o inconsciente de toda persona pertenecer a un grupo humano que vive sencillamente estos valores en su vida diaria» (p. 190). Y Grupo Bimbo es una muestra de que este proyecto, aunque siempre inacabado, es posible, y de hecho constituye la clave del éxito empresarial.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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