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¿Por qué ella sí y yo no?

Una joven con excelente preparación y amplia experiencia ingresó recientemente al área financiera de la empresa que dirijo. Por ser madre de familia pidió cierta flexibilidad de horarios y la posibilidad de trabajar algunos asuntos desde su casa. Como era de esperarse, otra persona de la misma área, reaccionó y pide también concesiones, alegando que no se le debe discriminar por ser soltera. Ante esa lógica me pregunto ¿las concesiones que se dan a una persona por determinadas circunstancias deben extenderse a todas las demás? ¿es injusto no hacerlo?
Los asesores sugieren
La justicia no es tratar a todos de la misma manera. La igualdad ante la ley siempre admite diferencias según las circunstancias; por ejemplo, no es lo mismo un crimen cometido por un adulto que por un menor de edad, o el abuso que comete contra un menor un desconocido que el que comete un ministro de culto o su educador, por poner sólo dos ejemplos sencillos. No tiene nada de particular que una empresa consciente de sus principios sociales favorezca si no el matrimonio, sí la maternidad, como un valor social universal que debe ser protegido y alentado.
Es decir, todos somos iguales, pero al mismo tiempo las circunstancias producen diferencias que pueden y deben considerarse.
Por otro lado, y ante esas demandas de flexibilidad de horarios por algunos de sus empleados, ¿es quizá oportuno hacer un replanteamiento de lo que es indispensable y no puede cederse, y lo que es posible conceder y re-estructurar?

Armando Reygadas

Abogado especialista en Ética de Empresa

La justicia no es necesariamente dar el mismo trato a todas las personas. El principio de equidad exige considerar las circunstancias de cada quien, de modo que, en el caso de las dos empleadas, las concesiones sean las mismas en circunstancias similares. No se puede aducir discriminación si el trato a una persona casada y madre de familia es distinto respecto al de otra, soltera y sin hijos, pues la circunstancia es claramente diferente.
Sin embargo, todos sabemos que conceder trato diferente, aunque no sea injusto, suele ser fuente de conflicto. Esta situación abre una oportunidad para revisar y ajustar la política de prestaciones de la empresa, de modo que los empleados tengan opciones para elegir la fórmula que más les convenga.

Tomás Viracocha

Consultor de Ética empresarial

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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