Ficha técnica
Sans Soleil
Dirección y montaje: Chris Marker
País: Francia
Año: 1982
Producción: Anatole Dauman
Así como simpatizamos con aquello que germinó en el lugar donde nacimos, también hay una secreta correspondencia con lo que nació al mismo tiempo que nosotros. Deseamos saber qué surgió a la par de nuestra existencia, por ello los test en redes sociales acerca de qué película se estrenó o qué libros se publicaron en el año de tu nacimiento inundan de vez en cuando la pantalla del celular o la computadora.
Los resultados son muy diversos. Por ejemplo, para mi año (1982) hay ficciones de otros mundos, como E.T., el extraterrestre y Blade Runner, hasta películas de autor, como Fitzcarraldo y Fanny y Alexander, pasando por el terror de Poltergeist y las joyas audiovisuales de Koyaanisqatsi y The Wall. Hay mucho de dónde escoger y uno decide, como con los amigos de la infancia, con quién hacer equipo y a quién frecuentar. Pero también pasa que descubrimos a otros contemporáneos que no sabíamos que existían.
Así me sucedió con Sans Soleil, el documental de Chris Marker. Había visto su cortometraje La Jetée (disponible en YouTube), de 1962: una breve obra maestra elaborada a partir de una secuencia de fotos fijas y la voz de un narrador. Se trata de una ficción futurista que gira en torno a una historia de amor y viajes en el tiempo; sin embargo, un tema más sutil se asoma por los intersticios y define el tono de La Jetée: la memoria. Veinte años después, alguien confiesa en Sans Soleil: «Se puede decir que me he pasado la vida preguntándome sobre la función del recuerdo, que no es el contrario del olvido, sino más bien su reverso. De hecho, no nos acordamos de nada. Reescribimos la memoria de la misma manera que reescribimos la historia.»
Sans Soleil es una reflexión sobre la coexistencia de los tiempos. Tal como los países comparten el espacio de un planeta, así también los instantes, las épocas, los recuerdos y los momentos registrados por una cámara se mezclan en la historia colectiva y la memoria individual. Forman sus propias constelaciones, sus archipiélagos particulares. Podemos decir que Sans Soleil es eso: un archipiélago de momentos, reflexiones y epifanías reunidas en el mar de la memoria.
Se ha dicho que este trabajo de Chris Marker puede definirse como un documental subjetivo, más cercano al ensayo que a la poesía o la ficción. A través de imágenes y secuencias del Tokio de los años setenta, de viajes por África, de la vida cotidiana japonesa y africana, de la cultura popular y la situación política, podemos encontrar imágenes entrañables de aquello que comparten los seres humanos aun sin haberse encontrado en el tiempo ni el espacio: la conciencia de la muerte, la discordia, la celebración de la vida, la incertidumbre, la felicidad. Y también nos hace atesorar otras historias más personales: el matrimonio japonés que hace ofrendas para que el alma de Tora, su gatita perdida, pueda orientarse después de la muerte; la historia de Hachiko, el perro que siguió esperando a su amo en la estación de trenes sin saber que había muerto; la caída de Amílcar Cabral en Guinea.
Encontrarme con Sans Soleil ha sido descubrir una nueva manera de relacionarme con la memoria y de ver cómo los recuerdos se relacionan en ella. Reescribimos nuestra historia a partir de lo que no lográbamos vislumbrar y ahora es claro; aunque haya estado ahí antes, sólo está verdaderamente cuando lo sabemos próximo. Y reescribimos quienes fuimos cuando encontramos las piezas que faltaban. Uno ve hacia atrás y se encuentra completo, y observa cómo ha ido deshaciéndose de cosas, dejando espacio para otras escrituras, otras historias.
Aquí puede verse Sans Soleil: http://www.naranjasdehiroshima.com/2007/10/sans-soleil-chris-marker-1982.html