Sol radiante, playas de arena dorada. Dentro de un restaurante de vanguardia, una sofisticada concurrencia se reúne a probar cocteles picantes para combatir el calor del sur de Florida. Afuera, una pareja recorre en patines el contorno del mar.
A pesar de que así lo parezca, no estamos describiendo una escena típica de Miami Beach, sino lo que se divisa en una tarde común al norte de la famosa ciudad estadounidense, en el exclusivo puerto de Fort Lauderdale.
Ubicada a menos de 3 horas de Miami, esta soleada comunidad presume el mismo clima tropical del sur de la península, pero a diferencia de su vecina, aquí el ritmo de la vida no lo marcan ni la fiesta ni la ostentación. Fort Lauderdale es un refugio para quienes buscan una oferta hotelera más selecta, playas poco concurridas, restaurantes de alta categoría y elevadas dosis de cultura.
Es momento de vestir ropa ligera y de estrenar lentes oscuros. Serán de gran utilidad para recorrer –a pie o a bordo de un descapotable– los soleados caminos que se entrecruzan aquí, en la llamada Venecia de América.
POR AVENIDAS DE AGUA
Fort Lauderdale nació como una comunidad fronteriza en las riberas del río New. Debido al terreno pantanoso y bajo donde fue fundado, su crecimiento sólo fue posible gracias a un intrincado sistema de canales e islotes donde actualmente se ubican algunas de las edificaciones más antiguas y ostentosas de la ciudad. Aborda una embarcación turística conocida como Water Taxi y admira durante un recorrido por sus canales grandes mansiones junto al agua, hoteles icónicos como el Riverside Hotel, bares para escuchar música sureña en vivo, como el Downtoner Sallon, así como gigantescos yates privados cuyo valor –te explicarán durante el tour– puede alcanzar números de más de siete cifras. No te preocupes por la ruta que sigue el Water Taxi, pues con la compra de tu boleto de acceso podrás abordar cualquier bote en las paradas preestablecidas.
LA AVENIDA MÁS CHIC
Para disfrutar la vibra marítima que también brinda de Fort Lauderdale, el boulevard Las Olas resulta el sitio ideal. A lo largo de esta avenida costera, que abarca casi 10 cuadras, se accede a las playas más populares; además, sobre su acera se alzan tiendas de ropa y accesorios, restaurantes de moda, galerías de arte, así como la Stranahan House, una de las edificaciones más antiguas de la región, en cuyo derredor se fundó la hoy próspera ciudad.
Ya que hablamos del pasado, es pertinente mencionar las construcciones de estilo art decó que flanquean todo el boulevard. Sus estiradas y discretas líneas contrastan con los letreros de neón que anuncian hoteles, establecimientos de renta de yates, bistrós y cafeterías. No son pocos los sonrientes ciclistas que, luego de atravesar la ciudad, se detienen en estos negocios para combatir el calor. También verás intrépidos jóvenes que se desplazan en su patineta a grandes velocidades; grupos de adultos jóvenes que presumen sus tatuajes recientemente elaborados, al igual que parejas de mayor edad que transportan hieleras cargadas con bocadillos y bebidas para disfrutar junto al mar. Si no se cuenta con algún tipo de transporte, se puede optar por trasladarse en el Sun Trolley, un colorido vehículo que permite detenerse en los principales accesos a las playas. La más famosa es simplemente conocida como Fort Lauderdale, que discurre a lo largo del boulevard Las Olas; es la quintaesencia de las playas americanas, con sus puestos de salvavidas que recuerdan una película de los 60, bañistas que presumen sus torneados cuerpos o grupos de atletas que corren bajo el sol.
PARA CUALQUIER ESTILO
Un poco más al norte de la playa Fort Lauderdale se ubica Lauderdale-by-the-Sea, la cual es bien conocida por sus casitas de playa vintage, hoteles boutique con mucho encanto y una famosa tienda de helados Sloan’s Ice Creams. Su brillante interior de tonos rosas seguramente llamará tu atención, y una vez que hayas ingresado, te resultará difícil elegir alguno de sus Luxury Flavors. Nosotros te recomendamos darle una oportunidad a los sabores pay de manzana de mamá o al de masa de galleta: muy estadounidenses.
Para deshacerse de las calorías recién adquiridas, acude a la playa Hallandale, donde podrás nadar, practicar velerismo o pesca deportiva. Los amantes de la fauna, en cambio, no podrán eludir Hillsboro Beach, donde, en la temporada de anidación, acuden cientos de tortugas marinas a depositar sus huevos.
Para que la jornada playera sea redonda, debes admirar el espectacular atardecer en Dania Beach, una de las menos concurridas. Todas las playas de Fort Lauderdale tienen como común denominador seguridad y limpieza.
GUSTO POR LAS BUENAS ARTES
Tanto los habitantes como los visitantes de Fort Lauderdale se caracterizan por su inclinación e interés por las actividades artísticas y culturales de todo tipo. Muestra de ello es la excelente infraestructura que posee la ciudad para brindar adiestramiento y presentaciones culturales de diversa índole. El Broward Arts & Enterteinment District es el complejo que engloba toda esta oferta; contiene en su interior al Broward Center for Performing Arts, una institución encargada de la formación de más de 150 mil aspirantes a desarrollarse en las artes escénicas. Aquí podrás ver ensayos y presentaciones de jazz, ópera, teatro musical y danza. Otro espacio dedicado a las artes es el edifico de Florida Grand Opera, con un aforo de 60 mil espectadores.
Si buscas expresiones plásticas, debes visitar el NSU Art Museum, una de las instituciones dedicadas al arte más reconocidas de todo el sur de los Estados Unidos. Construido en un estilo modernista por el célebre Edward Larrabie, su estructura da cabida a más de 6 mil piezas de arte moderno y contemporáneo de todo el mundo. Mención especial merece su colección de obras pictóricas, escultóricas y de alfarería elaborada por el inmortal Pablo Picasso.
PERSEGUIDOS POR REPTILES
La zona de lagunas y pantanos que rodea a Fort Lauderdale es conocido como los Everglades, un peculiar sistema de humedales que –aunque parezca increíble– está formado por enormes cantidades de agua que se desplazan lentamente desde el río Kissimee y el lago Okeechogee hasta desembocar en el mar.
Esta región es el hábitat de miles de especies de aves, reptiles, peces, mamíferos, anfibios y plantas que sólo se encuentran aquí. Si quieres tener un encuentro cercano con algunos de estos residentes más feroces, sube a alguna de los waterboats (botes impulsados por aire) que ofrece Sawgrass Recreation Park. En pocos segundos, remontarás las salvajes aguas de los Everglades y, casi con seguridad, verás algún alligator de colosales fauces. Otra especie menos atemorizante pero no por ello menos peligrosa, es el sawgrass, una variedad de pasto fibroso de borde aserrado que, según aseguran los guías, es capaz de herir a quien se adentre en el ecosistema: por si la presencia de alligators y caimanes no fuera suficiente.
Al finalizar el recorrido, podrás probar ricos nuggets de carne de alligator (de verdad, son sabrosos y su consumo está permitido) o visitar el centro de vida salvaje donde resguardan animales rescatados de la vida en cautiverio. Pumas, cocodrilos y tiernos zorros fénec han hecho de los Everglades su nuevo hogar.
Algunas recomendaciones
Cómo llegar: Delta Airlines, Jet Blue, United Airlines y Aeroméxico operan vuelos directos desde la Ciudad de México hacia el aeropuerto de Fort Lauderdale.
Para visitar: cualquier época es buena para visitar el destino, pues presume 246 días de sol al año, en promedio.
Comida imperdible: la comunidad brasileña tiene una importante presencia en la ciudad, por ello Chima Brazilian es una gran opción para degustar cortes de carne de gran calidad. Los amantes del sushi y la comida oriental no deben dudar en visitar Asian Bay.
De compras: el centro comercial Sawgrass Mills es considerado uno de los más grandes del planeta. En él encontrarás tiendas de ropa, tecnología, calzado, equipaje y restaurantes casuales pero de excelente nivel.