No más bombas
Shane Paul O’Doherty
LibrosLibres. Madrid, 2008
210 págs.
Nacer en Irlanda del Norte, en el barrio de Derry, de mayoría protestante, cuando se es católico y antes del Movimiento de los Derechos Civiles trae problemas. Shane lo detectó muy pronto. A los 10 años soñaba con ser voluntario del IRA y a los 15 arrojó su primera bomba. En cuanto lo admitieron, se incorporó a la sección de explosivos.
Shane era temerario. Cuando se desplazó a Londres, él solo y por propia iniciativa, tuvo en jaque al propio Scotland Yard, enviando cartas-bomba a funcionarios importantes, incluido al Primer Ministro.
Ingenuamente, Shane creía que la regla general de los terroristas de avisar, una vez que colocan sus bombas, para que desalojen el lugar los civiles iba a seguirse y funcionaría. Sin embargo, víctimas y muerte hay siempre, por ambas partes.
Los años no lo maduraron; hasta que cuando lo apresaron y pasó 14 años en la cárcel, vejado y castigado, sufrió una larga transformación interior que lo llevó a pedir perdón a sus víctimas y a darse cuenta que la violencia no funciona para conseguir libertad y justicia, que el terrorismo llena de ignominia y que –como escribe él mismo–, «además es pecado».
