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El gran ausente

Es un hecho que los vocablos políticos, en mayor medida que los demás, tienen clara tendencia a ser equívocos y acomodaticios. El reino de la política, como ciencia o actividad humana se resuelve, en última instancia, en un sistema de vocablos dotados de un valor entendido. Y, lógicamente, esos valores pueden degenerar, envilecerse y vaciarse de contenido por uso y abuso.
De tiempo en tiempo, los politólogos y hasta los lingüistas necesitan replantearse el significado original de esas palabras y depurar las adherencias que se acumulan paulatinamente. Y es que, además de la corrosión normal paralela a la que experimentan todas las palabras al compás de la moda, los términos políticos son más plurivalentes por la carga polémica que en sí mismos encierran.
Todo partido o grupo político que se precie, se aplica el calificativo de democrático, social, luchador por la igualdad de oportunidades y por el desarrollo económico y social. ¿Cómo es posible entonces que, declarando perseguir fines idénticos, sean entre sí enemigos irreconciliables?
La clave está -como casi siempre- en la intención que persigan los fines. Cuando la política es juego de abalorios; cuando se convierte en tribuna sustentadora de intereses egoístas; cuando se vuelve fiesta de espejos que reflejan imágenes «impecables» sin coincidencia con lo real, la política es sólo instrumento en manos mezquinas.
El gran ausente de muchas democracias contemporáneas es el pueblo. Ausencia fomentada por otros, ausencia que es desilusión o escepticismo, o ausencia burguesa que delega en los demás la capacidad de decidir el propio destino.
Ante los conjuros seductores que fascinan y arrastran, es necesario anteponer la voluntad y la inteligencia informadas y cultivadas, atentas al bien solidario y a la plenificación personal. Participación, sí, pero creativa y responsable.
PD. Con este ejemplar iniciamos un orden distinto en las secciones y presentamos una nueva: Lo que viene, noticias frescas para los iniciados y no iniciados en el arte de vislumbrar el futuro.
PD2. Las erratas son duendes traviesos y la fe de erratas es que creemos en ellos. En el #202, el artículo El cuarto de junto se quedó sin autor, Ari Kahan; en el #204 sucedió lo mismo con La concepción náhuatl del hombre, su autor: Rafael Jiménez Cataño. A ellos y a nuestros lectores una disculpa grande y el compromiso de desalojar de nuestras instalaciones a los duendes.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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