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En época de crisis auge del empleo temporal

Un trabajo fijo, a tiempo completo y con todos los beneficios sociales puede ser un ideal, pero ya no es la norma absoluta. En una época de incertidumbre económica, cada vez más trabajadores se encuentran con que los empleos disponibles son a tiempo parcial o eventuales. Incluso en Japón, hasta ahora paradigma del pleno empleo, uno de casa cinco trabajadores labora a tiempo parcial. En Estados Unidos, cada día 1.5 millones de modernos «jornaleros» son enviados por las agencias de trabajo temporal a las empresas que los necesitan. Y lo que antes era una excepción empieza a considerarse normal e, incluso, conveniente para crear empleo.
El trabajo a tiempo parcial es una modalidad que está en aumento en todos los países desarrollados. Ya en 1991, suponía el 21.7% del empleo total en Gran Bretaña, el 20% en Japón, el 23.4% en Suecia, el 17.4% en Estados Unidos y el 15.2% en Alemania. En España, en 1992, de los contratos registrados el 10.5% eran a tiempo parcial. Ante esta evolución, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la sesión que celebró el mes de junio en Ginebra, estudió nuevas normas internacionales sobre este tipo de contrato laboral.

EL ACORDEÓN PRODUCTIVO

Para las empresas, el trabajo a tiempo parcial y el eventual resultan atractivos por la flexibilidad que ofrecen para ajustar el número de trabajadores a las variaciones de producción. En una época de perspectivas inciertas, las empresas rehúyen asumir trabajadores que quizá no van a necesitar después y prefieren el «management del acordeón».
Entre los trabajadores, unos escogen el trabajo a tiempo parcial por conveniencia y otros porque no encuentran otra cosa. Es difícil cuantificar ambos grupos. Una encuesta de la Comunidad Europea revela que el 37% de los trabajadores a tiempo parcial preferín trabajar a jornada completa. En cambio, un reciente informe del Departamento del Trabajo británico afirma que en su país sólo el 13% tienen este tipo de trabajo porque no encontraron otro.
Ciertamente, este tipo de trabajo presenta ventajas para aquellas personas que desean más tiempo libre para atender otras obligaciones (familia, estudios) que de lo contrario les impedirían trabajar. No es extraño que interese sobre todo a las mujeres entre 25 y 49 años. De hecho, el porcentaje de mujeres entre las personas que tienen este tipo de trabajo oscila entre el 65% y el 90% en los países de la OCDE. Y, sin duda, esta modalidad laboral está permitiendo a muchas mujeres compatibilizar trabajo y familia sin morir en el intento.
Pero la flexibilidad para la empresa y el trabajador no debería significar una mengua de derechos laborales. Sin embargo, así ocurre a menudo: se les paga menos por la hora, tienen una protección social más reducida y pocas perspectivas de promoción. También hay que tener en cuenta que en la mayoría de estos empleos son en puestos de nivel bajo o auxiliares, sobretodo en sectores como la hotelería, el comercio y los servicios.
Ciertamente, la mayor flexibilidad laboral que supone el trabajo a tiempo parcial puede contribuir a crear empleo. Pero, hoy por hoy, la sustitución de trabajadores fijos por otras modalidades de contratación es sobre todo un modo de reducir los costos salariales en las empresas.

JORNALEROS MODERNOS

Esta búsqueda de flexibilidad laboral se está manifestando en Estados Unidos por un gran aumento del número de trabajadores eventuales. En un reciente reportaje sobre este asunto, Time (19-IV.93) afirmaba que este fenómeno «constituye la tendencia más importante de la economí­a norteamericana actual, y está cambiando profundamente la relación entre la gente y sus empleos».
Si hay algún negocio que va viento en popa es el de las agencias de empleos temporales, que proporcionan a las empresas trabajadores que necesitan para realizar tareas por un tiempo determinado. Cada dí­a, aproximadamente un millón y medio de personas comparten esta modalidad laboral, en número tres veces mayor al de hace diez años. Pero estos nuevos «jornaleros» no están sólos en el mercado. Otros 34 millones de norteamericanos se disponen diariamente a trabajar en fórmulas distintas a las del empleo fijo a tiempo completo. Pueden ser trabajos a tiempo parcial con ciertos beneficios de Seguridad Social, o por horas, por días o por duración de proyecto, con derecho sólo a la paga.
La legislación norteamericana establece que las empresas coticen a la Seguridad Social por los trabajadores a tiempo parcial y que les garanticen la jubilación como a los trabajadores de tiempo completo, siempre que trabajen 1,000 horas al año ó 20 a la semana. Pero la ley no dice nada del seguro de enfermedad. Y en el caso de muchos trabajadores eventuales, esta modalidad excluye los beneficios de jubilación, el seguro de enfermedad y las vacaciones pagadas.
Las empresas consideran que estas nuevas modalidades laborales son indispensables para reducir los costos y mantener la competitividad. La conversión de las empresas en unidades flexibles de producción, dependientes de la evolución del mercado, conduce a la división de los trabajadores en dos clases. Por un lado, los que desempeñan funciones centrales del negocio, que son los empleados fijos, y por otro, los que realizan el resto de las funciones, los contratados eventualmente.
Entre los trabajadores contratados para tarea eventuales también hay dos clases. La gran mayoría desempeña tareas auxiliares, ya sea como guardias de seguridad, secretarias o vendedores de comercio. Pero también hay una minoría que incluye desde ingenieros a médicos, que proporcionan servicios temporales muy bien pagados.

EL CONTRATO DEL TRABAJO INTERMITENTE

Para muchos trabajadores eventuales esta tendencia significa el fin de la seguridad laboral. Para todos implica un cambio drástico en la relación de confianza con la empresa. En el caso de trabajadores de más edad, acostumbrados a integrarse con lealtad a una empresa, el cambio ha supuesto una gran decepción. Como declara uno de ellos, «el mensaje de las empresas es: no queremos su lealtad, sólo queremos su trabajo».
Otras fórmulas originales intentan conciliar de algún modo la flexibilidad laboral y la seguridad para el trabajador. Es el caso del contrato de trabajo intermitente, propuesto por la cadena turística francesa Pierre et Vacances, que emplea a 600 trabajadores fijos y a otros 400 eventuales en periódicos de temporada alta de verano e invierno. Hasta ahora estos 400 tenían contratos de temporada. Ahora la empresa les propondrá un contrato de duración indeterminada, que compartir periodos de actividad y periodos de interrupción. Otra opción serí­a distribuir la remuneración a lo largo del año, de modo que reciban unos ingresos regulares, incluidos los periodos de inactividad.
Los trabajadores ganarían así en estabilidad. Y la empresa podría asegurarse la continuidad de una parte de los trabajadores temporales, que pasaría a ser un personal con más experiencia y en cuya formación valdría la pena invertir. Pues uno de los inconvenientes claros del descenso de trabajadores fijos es que la empresa tiende a descuidar la formación del personal, lo cual supone a la larga una pérdida del capital humano.
Hoy se advierte cada vez más que la seguridad laboral a toda costa se ha convertido en una dificultad para crear empleo, lo cual va en contra de los desempleados. Pero la necesaria flexibilidad laboral deberá conciliarse con una estabilidad razonable en el empleo y ser la palanca para dar trabajo a más personas. Pues, como decía el empresario francés Jean Gandois, «de nada serviría que un país tuviera empresas individualmente competitivas, si a continuación resultaran aplastadas directa e indirectamente por las cargas correspondientes a los inactivos y a los excluidos».

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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