La competencia internacional se ha convertido en un aspecto de gran importancia con el que se enfrentan todas las empresas. Resulta inoperante considerar las esferas doméstica y foránea como dos mundos separados y diferentes. El verdadero empresario debe considerar cada mercado como parte integral de un todo inseparable, e idear e implementar estrategias generales, que le permitan competir en el mercado global. Lo que las empresas han descubierto respecto a la competencia internacional mediante experiencia- debe ser cuestionado cada día, a causa de la velocidad con que cambia el entorno. Antiguos métodos para competir internacionalmente se han vuelto obsoletos, y conceptos modernos llevan a nuevos competidores, como Japón hasta la cúspide.
Las corporaciones internacionales buscan continuamente maneras de que su presencia global (instalaciones manufactureras, redes de publicidad y distribución, recursos financieros) se conviertan en ventaja competitiva. Se presenta como nunca antes- una enorme cantidad de coaliciones entre competidores internacionales. Adicionalmente los directores de empresas globales deberán derribar todas las barreras organizacionales que impidan la coordinación entre operaciones internacionales. Las soluciones tradicionales como el establecimiento de unidades en cada país- han demostrado no ser suficientes.
¿Hacia dónde se dirige el mercado mundial?
Las empresas deben enfrentar estos retos de globalización en un contexto de tendencias y corrientes que impulsen la evolución hacia un mercado mundial:
– Creciente similitud entre países: a medida que la infraestructura comercial de cada país avanza, se descubre, en los clientes de diferentes países, necesidades muy similares (por ejemplo, tarjetas de crédito, telefonía celular, etcétera)
– Mercados de capital globales: los mercados de capital nacionales se irán transformando en uno solo, global, caracterizado por enormes flujos de dinero entre países.
– Barreras aduanales: como resultado de diversos acuerdos multinacionales, los niveles de impuestos y aranceles son cada día inferiores y se tiende a la formación de bloques económicos.
– Avance de la tecnología: la electrónica y los nuevos materiales hacen posible la creación de productos más compactos y ligeros, abaratando, así costos de transporte. El avance en las comunicaciones y transferencia de datos facilitan la coordinación de operaciones en diversos países. Finalmente, los consumidores en todas partes están mejor informados y, por lo tanto, exigen productos de calidad mundial.
– Nuevos competidores mundiales: estas fuerzas desencadenan cambios, muchos dramáticos, en niveles de competencia internacional, nuevos miembros de la comunidad mundial principalmente el Sureste Asiático- se han convertido en competidores globales en tan sólo una década.
Construcciones de imperios y grandes consumidores
A nivel microeconómico, se vislumbran sociedades consumidoras y sociedades productoras. Las sociedades consumidoras se caracterizan por un por nivel de consumo superior al de producción como es el caso de Estados Unidos. El ejemplo contrario sería el de Japón, que definiríamos como sociedad productora.
A nivel microeconómico, la estrategia de las empresas norteamericanas, ha sido la maximización de las utilidades a corto plazo, que permiten repartir importantes dividendos. Por otro lado, las empresas japonesas luchan por incrementar su participación del mercado y enfatizan la importancia de agregar valor en la cadena productiva. Éstas últimas se han convertido en productoras de imperios o grandes conglomerados, dispuestas a trabajar por un retorno de la inversión menor a cambio de una permanencia a largo plazo en el mercado.
Esto nos conduce a un capitalismo social el japonés europeo- y a un capitalismo individualista, el norteamericano. En el primero el individuo se siente satisfecho por pertenecer a un grupo constructor de imperios. En el segundo, el individuo busca ingresos superiores para disponer de mayor nivel de bienes materiales y más tiempo libre. El futuro dirá quienes son los triunfadores.
De lo militar a lo comercial
El cuadro dos representa la posición relativa de los países en función a su capacidad de producción y consumo. La diagonal establece la posición de balanza comercial de las naciones, ya sea esta superavitaria o deficitaria. Las flechas sobre cada país marcan el desplazamiento ideal en función de la posición producción-consumo y superávit-déficit.
Las guerras del próximo siglo dejarán de ser militares para pasar al terreno de lo comercial.
¿Quién o quiénes dominarán el panorama del Siglo XXI? ¿Podrá Norteamérica seguir dominando? ¿La comunidad económica europea será el bloque dominante? Quizás hoy, más que nunca, Japón es una nación que puede decir: no.