El cerebro se divide en dos partes principales: el hemisferio izquierdo y el derecho. En el izquierdo se localiza el área del lenguaje y en el derecho, el de las relaciones espaciales (juntar dos clavijas, relacionarse con el entorno, clavar un cuadro, etcétera).
En la mujer, los hemisferios trabajan como espejo: las funciones del lado derecho se reflejan en el izquierdo y a la inversa. En numerosos casos, la mujer que sufre una embolia que atrofia su hemisferio izquierdo, puede, después de un tiempo, recuperar todas sus habilidades: hablar, leer, comprender… ya que aunque un hemisferio esté atrofiado, el otro aprendió en reflejo las funciones que le eran ajenas.
¿POR QUÉ ES TAN QUISQUILLOSA?
En los hombres predomina el hemisferio derecho, no hay reflejo entre los hemisferios. Por lo general, si un hombre sufre una embolia o trauma, no logra toda su recuperación o de hacerlo, será con mayores dificultades que en el caso de una mujer.
Por eso la mujer piensa más en totalidad y es tan quisquillosa, pues cada detalle forma parte de un todo. Su hemisferio predominante, trabaja paso a paso, lógicamente. El hombre, en cambio, es más práctico; trabaja por imágenes. No se trata de un pensamiento lógico, paso a paso, sino por imágenes: una y otra, y otra más. Por eso, puede realizar varias labores al mismo tiempo (arreglar papeles, planear una junta y realizar una entrevista), porque sigue con la imagen de una cosa y de la otra.
La mujer es menos práctica ya que siempre está elucubrando pues utiliza más su hemisferio izquierdo.
Fisiológicamente, es también la causa de que el hombre pueda tener aventuras extramatrimoniales con mayor facilidad: para alguien sin códigos morales, se trata sólo de satisfacer una necesidad, sin pensar en las consecuencias. Para la mujer no. Está consciente que cada acción forma parte de un todo: no disocia con facilidad. El hombre sí.
¿LA CLAVE?: EN LOS HEMISFERIOS
Esta composición natural del cerebro nos refiere sólo a dos sexos claramente definidos, no a una tercera opción como señalan los homosexuales. Por naturaleza, el hombre y la mujer se diferencian no sólo por el sexo o su funcionamiento cerebral, también químicamente hay diferencias entre ellos: los porcentajes en que se compone la sangre de cada uno, por ejemplo.
El distinto funcionamiento cerebral no indica el grado de inteligencia entre ambos. Es sólo que, en cada uno, predomina más una habilidad que otra.
En muchas ocasiones, los padres con hijos e hijas se quejan porque los niños no aprenden a leer a la misma edad que las niñas y en cambio se aficionan a juegos como el futbol.
Ellos tienen más facilidad para estas cosas pues su hemisferio izquierdo se desarrolla más lentamente que el de las niñas.
El niño tendrá más habilidades para lo práctico y se tardará un poco más en aprender a leer o a escribir.
Este tipo de información debería ser del conocimiento de más gente porque en ocasiones se angustia a los niños, se fomenta la competencia dispar entre hombres y mujeres, se originan sentimientos de culpa o inferioridad en los mismos padres, etcétera.
UNA NOTA FINAL
Aunque las causas de nuestra primera historia pueden ser muchas (él tiene mamitis; ella es esquizofrénica; la suegra es una bruja…), todos los relatos tienen un principio. El de esta narración, se localiza, simplemente, en el cerebro.