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El buen humor es cosa seria

Un profesor solía contar esta anécdota a sus alumnos: “Gracioso, en este sentido era aquel albañil irlandés que se cayó del andamio y se rompió las piernas. Para conducirlo al hospital, acudieron el doctor y la enfermera.
Pobrecito –dijo ésta última–, se ha hecho daño al caer. A lo que respondió el herido:
No, no ha sido al caer. Ha sido al llegar a tierra” (1).
Saber arrancarle a la existencia chispazos de alegría en una circunstancia difícil –inclusive dolorosa–, tiene su chiste.
Oliveros F. Otero, educador contemporáneo, afirma que una persona de buen humor se caracteriza por saber cargar sobre sus hombres la propia responsabilidad sin ser aplastado.
El buen humor es un rasgo de la personalidad. Es la actitud propia de las personas optimistas. Dicho en otras palabras, quien tiene buen humor es capaz de descubrir los óptimos de las personas, cosas y circunstancias, en las que otros se dejarían llevar por la tristeza, desilusión, dificultad, fracaso, pesimismo, desánimo…

Entre aplausos y calcetines

“Sí, sí es posible”, asegura la secretaria del director de la empresa cuando narra una anécdota sobre el sentido del humor de su jefe.
“Tomaba dictado en su oficina cuando me percaté de que traía calcetines de color diferente. Señor –le dije–, no sé si se ha dado cuenta, pero trae un calcetín de color azul y otro de color café. El se sorprendió ante la evidencia, se quedó pensativo, y luego soltó la carcajada diciendo: Es verdad, tengo otro par igual en mi casa”.
Hay muchas personas que conquistan desde un principio a medio mundo. Como aquel conferencista de mucho currículum que después de ser presentado recibe tremendos aplausos del concurrido auditorio. Ante esta situación advierte sonriendo: “Ustedes aplauden porque tienen fe; en el intermedio aplaudirán porque todavía existe esperanza, y al final lo harán por caridad…”.
Patrick Townsend (2), asesor de Calidad, dice que perder el sentido del humor no es propiamente la peor tragedia que pudiera suceder a las personas de una empresa, pero sí afecta negativamente a los negocios. Si se trabajan cuarenta horas o más por semana, se invierte cerca de una tercera parte de la vida en la empresa. ¿No podría convertirse este lugar donde se pasa tanto tiempo en uno más placentero mediante la inyección ocasional de buen humor?

Tres actitudes, un camino

En un curso sobre comunicación que impartió el Doctor Aquilino Polaino Lorente de la Universidad Complutense de Madrid, proponía, con mucha gracia, tres maneras de controlar el mal humor antes de llegar a su hogar después de un día ordinario de trabajo.
El primer método consistía en pasar a un bar y tomarse un buen trago para relajarse antes de llegar a casa. Una segunda posibilidad era realizar ejercicios físicos y después, ya cansado, presentarse en su hogar. La tercera opción consistía en que mentalmente se fuera haciendo el ánimo de llegar de buen humor pensando en cada ser querido, y deseando estar ahí.
¿Cuál de ellos podría general la mejor actitud?, ¿cuál estaría en sintonía con el auténtico buen humor? El tercero parece el bueno.
El buen humor está al alcance de todos. El planteamiento básico para lograr resultados, como casi todo en la vida, consiste en querer, saber, poder y hacer.
Algunas ideas que podrían considerarse como un esquema de mejora en este tema serían:
* Ser conscientes de que no podemos cambiar los hechos pero sí las actitudes.
* Soltar el ancla del pasado.
* Alegrarse que lo peor nos haya sido ahorrado.
* Valorar la salud teniéndola.
* Estar seguro de que todas las cosas concurren para bien.
* Fomentar la esperanza al apreciar el futuro como campo abierto de realizaciones.
* Luchar a fondo y servir con optimismo.
Un consejo serio
Es fundamental entusiasmarse y hacer del optimismo una constante, de tal forma que seamos personas exitosas porque combinamos trabajo, familia, amistad, limitaciones, enfermedades y buen humor.
Inés Bojaxkin, mucho más conocida como la Madre Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz en 1979, siempre ha tenido fama de ser extremadamente sencilla.
Sus consejos, a veces, son de una simplicidad que desconcierta.
En cierta ocasión, un grupo de profesores norteamericanos le preguntó:
“Díganos algo que pueda ayudarnos en la vida.
La Madre se limitó a contestar:
Sonrían… Lo digo completamente en serio” (3).

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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