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El umbral del futuro

La estrategia selectiva de exportaciones y el afianzamiento del mercado interno son indispensables para la modernización económica –con los pies sobre la tierra–, mirando al siglo XXI. Esto significa una nueva dinámica empresarial y una nueva estrategia de organización de la producción y la comunicación.
Esta empresa del siglo XXI poseerá dos características centrales: 1) una nueva forma de comunicación y 2) una nueva forma de administración.
Estimamos que es la Sociología del Conocimiento quien debe arrancar un nuevo enfoque de la teoría de la organización empresarial, al analizar profundamente dos fenómenos vitales: el comportamiento humano en un proyecto corporativo y el cambio tecnológico. Estas dos posibilidades constituyen la base del cambio y las “condiciones de posibilidad” del éxito de esta nueva empresa.

La sociedad de la información

Los burócratas de la rutina están lejos de imaginar el profundo cambio del porvenir: la cooperación (sinergia) como clave de la empresa. Estamos en presencia de una nueva civilización. La empresa del siglo XXI y las nuevas tecnologías constituyen un segmento de este mundo del futuro: “El énfasis sobre el proceso es tanto más importante cuanto que el segundo rasgo característico de esta revolución tecnológica consiste en que su materia prima, en lo esencial, es la información. Lo que hacen la microelectrónica y la informática es procesar y, eventualmente, generar información. El objeto de las telecomunicaciones es la transmisión e intercambio de información, a velocidades cada vez mayores, con un costo cada vez menor.
“La automatización (robótica, ofimática, informática industrial, etcétera) lleva a cabo la programación de instrucciones y mensajes. La biotecnología y, en particular, la ingeniería genética representan la capacidad de descifrar códigos de la materia y en particular, la materia viva para reprogramarla” (1).
Nuevas tecnologías de información, el láser o nuevas fuentes de energía constituyen la base de la producción del futuro. Los códigos de información multiplican el impacto de la tecnología: de un desarrollo basado en la cantidad a uno basado en la calidad.
El caso de la industria del automóvil y las nuevas tecnologías es buen ejemplo. Esta industria está experimentando procesos de robotización y el uso de nuevos materiales. El tránsito de una empresa metal-mecánica a una industria electrónico-plástica, significa un aumento importante de productividad y mejora de resultados con desempleo estructural.
La empresa del siglo XXI, dotada de estas nuevas tecnologías, provoca una modificación sustancial de los hábitos de consumo. Los nuevos medios de comunicación, computadoras personales, microprocesadores (horno de microondas), generan una demanda potencial y alteran niveles de consumo en sectores que pueden adquirir estos bienes. Es el problema de la reconversión industrial a nivel planetario.
La empresa del futuro descansa en las nuevas tecnologías, y éstas constituyen la base del nuevo modelo económico y científico-tecnológico a escala global.
La fiebre de Sillicon-Valley
La Comunidad Europea recogió el desafío con dos proyectos importantes: el Espirit, que agrupa recursos técnicos europeos concentrándolos en tecnologías de información; y el proyecto La Filiere Electronique, tecnología para aplicaciones sociales y desarrollo de nuevas tecnologías de información.
El programa británico Alvey, es la respuesta al proyecto japonés Quinta generación de computadoras.
Concluimos con Hebert Simon, Nobel de Economía, que el conocimiento es el componente principal del desarrollo económico.
Los adictos a la tecnología, los chips, la manía de las micro-computadoras, el interés de los niños por los video-juegos, crean una auténtica “ideología tecnológica”.
El proyecto Sillicon-Valley consiste en una “ciudad de sabios” destinada a producir alta tecnología –sin considerar el costo– con base en la promoción y competencia. El movimiento high-tech o “los demócratas de Atari”, como también se les llama, representan la vanguardia de la reindustrialización con alta tecnología. No es posible, por tanto, su aplicación en el mundo subdesarrollado.
El cambio de una sociedad industrial a una informatizada, coloca a los brain-trust a la cabeza de los equipos políticos de la nación estadounidense.
¿La empresa del siglo XXI, ¿deberá seguir los pasos del proyecto Sillicon-Valley? Veamos.
El proyecto sugiere cuatro acciones básicas para el cambio tecnológico: 1) mayor financiamiento para investigación y desarrollo; 2) incentivos fiscales; 3) énfasis en la ciencia básica; 4) actividades de reciclaje para los trabajadores privados.
La “piedra filosofal” de Sillicon-Valley es la captura de información y la posibilidad de innovación para crear valor económico. Este sistema es severamente criticado por su enorme costo tecnológico para resolver problemas sociales, por ejemplo, la utilización de tecnología basada en computadoras médicas, como el scanner, beneficia a pacientes individuales, pero no guarda relación con las necesidades y recursos de los países en desarrollo.
El impacto ecológico: McDonalds y otros
El problema ambiental se presenta como un poderoso desafío para la nueva empresa. El informe sobre los métodos anti-contaminantes de las corporaciones es ilustrativo. Según Newsweek, en la venta de alimentos rápidos (fast-food) se presentan problemas ecológicos: ¿qué tan desagradable es lo biodegradable?, ¿es posible el reciclaje de estos productos?
Estas empresas (Hollywood Planet, McDonalds, Burger King…) otorgan sus establecimientos en franquicia. Este sistema implica una inversión para el licenciatario (un millón de dólares), y debe pagarse alrededor de un 5% de sus ventas totales a la casa matriz por concepto de patentes. La instalación de un establecimiento de este tipo supone la sujeción a ciertas normas uniformes de imagen, estilo, calidad, a semejanza de la marca internacional. Existe también un fondo común de publicidad en que los concesionarios deberán dejar parte de sus ventas.
Esto lleva a la discusión de la vigencia real o efectividad de los Códigos de Conducta aprobados por las Naciones Unidas para la transferencia de tecnología, productos lácteos, códigos de conducta del GATT, etcétera, que poseen el valor de meras recomendaciones de libre adhesión por parte de los países miembros de la o­nU.
Empresas de tecnología, ¿alternativa al subdesarrollo?
La experiencia del Grupo Andino (que aprobó en 69 la decisión no.46 de la Junta del Acuerdo de Cartagena sobre Empresas Multinacionales) y la transferencia de tecnología fue un esfuerzo pionero en esta materia.
Hablamos de crear lo que hoy se llama empresas de tecnología o empresas de base tecnológica: organizaciones que procesan conocimientos para producir y comercializar tecnología (know-how: cómo hacer), y resolver problemas del cómo producir que plantean sus clientes. Comprende un amplio conjunto de actividades: laboratorios, estudios de ingeniería, servicios de control de calidad, información científica y técnica, investigaciones de mercado, estudio organizacional de la empresa del siglo XXI, etcétera.
Cuentan con paquetes tecnológicos (conjunto de conocimientos organizados por distintas clases: científicos, técnicos, empíricos), provenientes de diversas fuentes (libros, manuales, patentes) a través de diferentes modos (investigación, desarrollo, adaptación, copia, expertos).
Se terminó la época del investigador solitario para dar paso a modernos equipos de investigación y redes computacionales. Aquí distinguimos entre tecnología básica y tecnología aplicada (resuelve un problema específico, viable y costeable de producción).
Las biotecnologías –aplicación de técnicas biológicas al desarrollo productivo–, han tenido especial importancia en la agricultura; y, desde muy antaño, en la elaboración y preparación de pan (levaduras), vino, quesos, etcétera.
Puede hablarse de empresas biotecnológicas que desarrollen nuevos productos y nuevos mercados que agreguen valor a la biomasa agrícola, forestal y acuática. Esto no significa dejar de lado las denominadas tecnologías intermedias, autóctonas y apropiadas más de acuerdo, quizá, con el grado de desarrollo de los países latinoamericanos. No siempre la “tecnología de punta” puede ser viable en una nación subdesarrollada: es el tema de la recepción y adaptación tecnológica.
La relación entre industria y universidad es un punto crucial en la política de desarrollo tecnológico. En México, recientemente, se aprobaron dos proyectos:
* Tecnología industrial para la producción (TIPP), cuyo objetivo es cerrar el olvidado triángulo de academia-industria-gobierno, mediante un fuerte apoyo a la modernización del aparato productivo nacional.
* “El vagón de la ciencia”, planeado para que niños y jóvenes conozcan los recursos de la ciencia y la tecnología. Además, se publica la revista Chispa con este mismo propósito.
Estamos frente a una tercera revolución industrial o revolución científico-tecnológica que acompaña al proceso de modernización global. Análisis recientes –como el de Adam Chaff en ¿Qué futuro nos aguarda?– se refieren a la manera como tres revoluciones científicas y tecnológicas (microelectrónica, biotecnología y energía nuclear) configuran una tercera revolución de ciencia y tecnología. La primera, en el siglo XVIII, fue la revolución del vapor. La segunda, la introducción de autómatas, que sustituyen al hombre en la producción y los servicios. La tercera, la revolución energética y biotecnológica, que crea fuentes nuevas e inagotables de energía (solar, geotérmica, mareas, agua, viento;y la ingeniería genética, que modifica el código genético de plantas y animales y establece nuevos códigos.
El descubrimiento de la inteligencia artificial se supera por la generación de inteligencia humana: el robot “inteligente” y la creación de la Quinta generación de computadoras.
¿De qué vivirán las personas desplazadas de su fuente de trabajo? Es un problema grave para la futura sociedad de la automatización y la modernización.
Los países subdesarrollados no aparecen en este reparto global (tecnológico, económico, político…).
El corazón del asunto, ya lo plantea Sir Bertrand Russell: “La Humanidad, gracias a la Ciencia y la Técnica está unificada para el mal sin que todavía esté unificada para el bien. Los hombres han aprendido la técnica de la mutua destrucción en todo el mundo y no la técnica, más deseable, de la cooperación mundial…”.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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