Vidas y muertes del Chibamba
Bernard Lacombe
Cuentos
Jus. México. 1994, 132 págs.
Bernard Lacombe
Cuentos
Jus. México. 1994, 132 págs.
Pocas, contadas son las ocasiones en el territorio de la literatura universal que un lector hispanoparlante puede entrar en contacto con el continente negro. A pesar de que el África de hoy ha saltado a las primeras planas gracias a la pluma de Nadine Gordimer, y que cuenta con algunos títulos dispersos en otras colecciones poco, muy poco, es lo que sabe de él un lector mexicano. De allí que cerrar la página final de Vidas y muertes del Chibamba más que cerrar la puerta a un mundo lejano y desconocido, la abre a una nueva dimensión. La del conocimiento y comprensión de nuestros semejantes. Su autor (Nigeria, 1939) ha recopilado relatos sencillos, a salvo de finales literarios, efectistas y poco creíbles. Todos los personajes de este interesante libro de cuentos son tan cotidianos como la vida misma. Su historia no es otra cosa que la de la lucha por crecer, desarrollarse, ganar el diario sustento y sentarse a esperar la muerte.
“No es un retrato de África, ni la descripción de la hechicería. Tampoco se trata de la imagen del blanco en la hechicería de los negros… Pero en estos relatos está el sentido que encontré a mis años de nómada, a mis años de blanco entre negros, de africano entre los europeos”, dice el autor en el prólogo. Verdadera declaración de principios e invitación a que el lector emprenda confiado este camino. Su palabra, su visión del mundo, el amor que se coloca en la construcción de la cotidianeidad de sus historias hace de este libro un texto que se lee con sorpresa, atracción y profundo interés.
Más allá del color de la piel, del rostro de los dioses o de los avatares de la vida misma, todos los hombres vivimos, amamos y morimos presa de los mismos temores, luchando contra iguales fuerzas de disímiles nombres y confiando siempre en superar pruebas y lograr quizá la trascendencia. Más allá del canto de hermandad, del develamiento del lado oscuro de un lejano rincón del mundo, este libro descubre lo que nos hace ser como somos: nuestra capacidad para contar historias de las historias de los otros. Sólo así seremos capaces de no morir.
Vidas y muertes del Chibamba puede convertirse en una verdadera sorpresa para los que piensan que en la literatura universal aún no se ha dicho la última palabra.
“No es un retrato de África, ni la descripción de la hechicería. Tampoco se trata de la imagen del blanco en la hechicería de los negros… Pero en estos relatos está el sentido que encontré a mis años de nómada, a mis años de blanco entre negros, de africano entre los europeos”, dice el autor en el prólogo. Verdadera declaración de principios e invitación a que el lector emprenda confiado este camino. Su palabra, su visión del mundo, el amor que se coloca en la construcción de la cotidianeidad de sus historias hace de este libro un texto que se lee con sorpresa, atracción y profundo interés.
Más allá del color de la piel, del rostro de los dioses o de los avatares de la vida misma, todos los hombres vivimos, amamos y morimos presa de los mismos temores, luchando contra iguales fuerzas de disímiles nombres y confiando siempre en superar pruebas y lograr quizá la trascendencia. Más allá del canto de hermandad, del develamiento del lado oscuro de un lejano rincón del mundo, este libro descubre lo que nos hace ser como somos: nuestra capacidad para contar historias de las historias de los otros. Sólo así seremos capaces de no morir.
Vidas y muertes del Chibamba puede convertirse en una verdadera sorpresa para los que piensan que en la literatura universal aún no se ha dicho la última palabra.
