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Imagen y estrategia

1. Permítanme comenzar contando una historia, que me relató Arie Geurts, uno de los pioneros de la identidad corporativa en México:
En los años veinte, en Holanda, un hombre sencillo del campo tenía que levantarse todavía de noche, tomar su bicicleta e ir con su mujer a la ranchería para comprar leche y convertirla en mantequilla.
Este era un hombre iletrado, pero inteligente. Un día se le ocurrió construir un carrito con dos recipientes, los llenó de mantequilla y les puso una tapa a cada cual. Luego, a una de las tapas le pintó muy rústicamente unas florecitas.
Cuando llegó a la ciudad, se colocó en una esquina y la gente  se le acercó para preguntarle qué vendía. Les respondió que traía mantequilla de dos tipos: una de 5 centavos y otra -la de las florecitas-, de 7 centavos. La gente probaba y, sin dudar, elegía lo qu les parecía lo mejor. Poco a poco la mantequilla debajo de la tapa con flores comenzó a terminarse. Nuestro amigo intercambió las tapas y al poco tiempo los dos tambos se encontraron vacíos.
La gente quería lo mejor, pero como los dos productos eran iguales, se dejaban seducir por una imagen gráfica diferenciadora, expresada también con una política de precios adecuada.
2.   Es verdad que nuestros negocios y condiciones comerciales son bastante más complicados. La multiplicación de los bienes y servicios, el desarrollo de medios de comunicación, las dimensiones de la competencia y homogeneización de la calidad de los productos han complicado enormemente nuestra operación.

  • Se crean multitud de productos nuevos todos los días, lo que implica un impresionante crecimiento de nuestra competencia indirecta. La gente tiene recursos limitados, y si los dedica a otros fines, ya no puede usarlos para adquirir nuestros bienes o servicios.
  • En segundo lugar, los avances tecnológicos en materia de comunicaciones nos han puesto tan cerca de todo el mundo que, dentro del mercado de las ofertas, cada consumidor se ha convertido en un cazador de información útil, que elimina automáticamente grandes unidades infromativas, normalmente sin criterios válidos de selección.
  • Además, la competencia directa también es mayor. Una competencia que normalmente ha sufrido tanto como nosotros los embates de la recesión y que está dispuesta a casi todo con tal de obtener un nuevo contrato.
  • Finalmente, los estándares de calidad de los productos en competencia se han hecno más parecidos, principalmente debido a la universalización de la cultura productiva y la globalización paulatina.

Ante estos fenómenos, el consumidor busca una garantía adicional, que le dé certeza con relación a las promesas que el producto ofrece. Esta garantía que respalda la imagen del producto se llama imagen corporativa.
3.   La imagen de las corporaciones es semejante a la imagen de las personas individuales: se refiere al modo en que éstas lucen y son percibidas, pero implica también su carácter, sus principios, su historia personal, su cuerpo, sus relaciones y su destino, es decir, su identidad.
La identidad no es un todo homogéneo, tanto en el caso de los individuos como en el de las instituciones. Podríamos decir que la identidad tine una estructura semejante a la de una cebolla, en la que capas sucesivas se van superponiendo unas a otras. Los estratos centrales son más ricos y jugosos. Los exteriores  son más frágiles, pero cumplen funciones de protección y, finalmente, son  las zonas que el observador puede apreciar de modo inmediato.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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