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El mayor testigo cristiano de su época

Usted escribió sobre la influencia que Juan Pablo II ejerció en los movimientos sociales que llevaron a la caída del comunismo en Europa. Algo semejante ocurrió en Filipinas. ¿Cómo respondería a quienes califican esto de entrometimiento político, reminiscencia del cesaropapismo? ¿Cómo caracterizaría el significado humano y espiritual de la misión social de la Iglesia?
No existe actividad humana que no sea susceptible de escrutinio moral, y eso incluye política, economía y cultura. La doctrina social de la Iglesia no es un tema de injerencia en política; es un tema de clarificación de los principios morales que guían a cualquier sociedad justa.
Es también importante reconocer que Juan Pablo II tuvo tal impacto en Europa Central y del Este no porque actuara como político o diplomático. Lejos de eso, actuó como un pastor cristiano, pregonando la verdad con energía, confiado en que la palabra de la verdad, expresada con fuerza, con claridad y sin miedo, podría sobrepasar las mentiras del mundo y encender las conciencias.
Está por publicarse su nuevo libro sobre Europa, América y la exclusión de Dios de la vida cultural, ética y política del ser humano. ¿En qué aspectos Juan Pablo II inspiró esa obra?
El cubo y la catedral: Europa, América y la política sin Dios es un libro de análisis histórico y político, en el cual sugiero que la lectura cultural de la historia nos da la clave para entender las raíces del malestar actual en Europa. En ese libro, trato de mostrar cómo Juan Pablo II en su carta Ecclesia in Europa se aproxima a esta misma interpretación al analizar los problemas y las posibilidades de Europa en el siglo XXI.
Como es sabido, el filósofo Wojtyla tenía una clara propuesta sobre el cuerpo humano y la sexualidad refrendada por una labor pastoral con todo tipo de familias. ¿Cuáles son en su opinión los aspectos centrales de esta enseñanza?
El Papa pensó que la masculinidad y la feminidad (y su complementariedad) no son accidentes de la biología evolutiva, sino íconos llenos de significado acerca de la condición humana y en última instancia acerca de Dios. También pensó que el amor genuino es lo opuesto al concepto de usar: cuando realmente amo a alguien, me dono a mí mismo a esa persona, lejos de usarla para obtener placer transitorio.
La teología del Papa acerca del cuerpo humano nos recuerda que toda realidad está sacramentalmente configurada: las cosas ordinarias de este mundo son una ventana, si así lo queremos ver, a través de la cual vemos el mundo trascendental del amor y la verdad el mundo de Dios. Esa es la verdad del amor sexual dentro del matrimonio visto desde la fe.
En Testigo de esperanza, usted sostiene que la renovación del sacerdocio será una de las más ricas y esperanzadoras herencias del pontificado de Juan Pablo II. ¿Qué frutos hemos visto de esta renovación y qué podemos esperar en un futuro?
Si usted visita hoy cualquier seminario en Estados Unidos y pregunta a esos jóvenes por qué están ahí, virtualmente cada uno de ellos dirá que el papa Juan Pablo II ha sido una pieza importante en su vocación sacerdotal. Estos seminaristas, como sacerdotes, llevarán la visión de Juan Pablo II acerca del sacerdocio como una vocación heroica una vocación de entrega radical a Cristo y a la Iglesia hacia el siglo XXI.
De hecho, ahora mismo pueden ver el impacto de la «Generación Juan Pablo II» en los sacerdotes jóvenes de Estados Unidos. Recientemente un sólo sacerdote, en Carolina del Sur, dio la bienvenida a 47 adultos a la Iglesia Católica durante la celebración de la Vigilia Pascual y logró esto porque predica una ortodoxia vigorosa, robusta, alegre, que reta al mundo al tiempo que lo invita a la conversión.
¿A qué atribuye que cada vez que el Papa se encontraba con grupos de jóvenes rejuvenecía en vez de dar muestras de fastidio o cansancio? ¿Cómo obtenía el Papa esa fuerza de los jóvenes? ¿Qué obtenían los jóvenes del Papa?
Desde sus primeros días como sacerdote, Karol Wojtyla tuvo un sentimiento especial hacia los jóvenes. Y llevó ese sentimiento hasta su papado, transformando su experiencia personal de un entusiasmo joven por el Evangelio en un fenómeno global: las jornadas mundiales de la juventud es uno de los signos distintivos de su pontificado que pasará a la historia. ¿Por qué le respondieron los jóvenes? Por su sentido de la integridad no les pidió nada que él mismo no hiciera. Y porque no fue condescendiente. El mundo está constantemente consintiendo a los jóvenes; Juan Pablo II dijo «nunca aspiren a menos de lo que su grandeza espiritual y moral los hace capaces. Algunas veces fallarán; esa no es razón para bajar el nivel de las expectativas. Levántense, busquen el perdón y la reconciliación, y nunca olviden que, con la gracia de Dios, están llamados a vivir la grandeza espiritual y moral que está dentro de ustedes».
Como podemos ver, ese es un mensaje tremendamente atractivo. Y es atractivo porque es otro ejemplo de la convicción del Papa acerca de que la verdad hace libre al hombre en el más profundo sentido de liberación.
En la opinión pública se hablaba de que para el Papa era un suplicio llevar a cuestas el destino de la Iglesia, ¿cree que vivió su pontificado en estos términos?
No, creo que el Papa pensaba solamente que estaba cumpliendo la promesa de servicio que hizo a Cristo y a la Iglesia cuando aceptó el resultado de la elección aquél 16 de octubre de 1978.
Se dice que el débil estado de salud del Papa durante los últimos años, llevó a la Iglesia a ser una institución acéfala, que él no estaba en condiciones de gobernar ¿Se puede hablar de vacío de poder dentro de la Iglesia? ¿Quién gobernaba?
La Iglesia no es ningún despotismo que depende única y exclusivamente de la voluntad de un hombre. El papa la gobierna, pero tiene colaboradores en el gobierno central y su trabajo continúa aunque enferme.
Varias personas afirman que cualquier ser humano «normal» que sufra lo que padecía el Papa hubiera dejado de luchar tiempo atrás. ¿Qué piensa usted que ayudó a Juan Pablo II a ser tan perseverante? ¿Qué trataba de enseñarnos al sobrellevar su enfermedad estando al frente de la Iglesia Católica?
Trató de enseñarnos la verdad de la Cruz, que consiste en que el Viernes Santo siempre llega antes que la Pascua, tanto en el reino del espíritu como en el calendario. La vida espiritual de Karol Wojtyla tuvo una profunda dimensión basada en el misterio de la Cruz a partir de que leyó a San Juan de la Cruz durante la Segunda Guerra Mundial, en ese sentido, Wojtyla fue siempre un carmelita de corazón.
Al vivir sus últimas semanas durante la Cuaresma y llevar su sufrimiento tan espiritual y pacíficamente, enseñó una poderosa lección final a la Iglesia y al mundo, tentado a pensar que el sufrimiento es absurdo.
En América Latina Juan Pablo II ha sido calificado de contradictorio por defender la dignidad de los pueblos indígenas y al mismo tiempo «coartar» el trabajo de obispos que trabajan activamente a favor de dicha población ¿Hubo contradicción entre su discurso y su estrategia?
No lo creo, el Papa quería que los obispos fueran obispos, no políticos.
Muchos han calificado a Juan Pablo II como progresista, y muchos otros, como conservador, ¿qué elementos podemos utilizar para definir su pontificado?
Estas categorías no tienen sentido cuando tratamos de entender a este papa o a cualquier otro. No es posible comprender la fe de la Iglesia, o incluso cualquier otra compleja tradición religiosa a través de categorías políticas derivadas de la Revolución Francesa.
Pienso que la mejor manera de ver el pontificado de Juan Pablo II es pensar en él como en el pontificado de un discípulo cristiano radical y que esa convicción lo llevó a aparecer como el más poderoso testigo cristiano de su tiempo.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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