Autobiografías ajenas
Antonio Tabucchi
Antonio Tabucchi
Anagrama. Barcelona, 2006. 143 págs.
Digamos que usted toma este libro sin jamás haber leído o escuchado de Antonio Tabucchi. Será difícil: su obra es lo suficientemente vasta como para que se haya topado con cualquiera de sus títulos aunque fuera por accidente. Pero imaginémoslo, en este escenario posible, aunque improbable, nadie saldrá perdiendo.
Debemos decir ahora que la obra de Tabucchi también es lo bastante amplia para que su autor finalmente le dedique un texto. Gesto, nos advierte, inútil. Añadamos difícil y peligroso: el paso del acto performativo de escribir al ligeramente pasivo de interpretar no es sencillo. Aún así, Tabucchi consigue pasar revista a Réquiem, Sostiene Pereira, La línea del horizonte, Dama de Porto Pim y Se está haciendo cada vez más tarde no sólo con maestría sino con la elegancia y el arrojo de quien se enfrenta a los cuernos del toro.
En este breve texto se despliega uno de sus más destacados dones: la simpleza. Autobiografías ajenas también atiende a dos inseparables aspectos de la creación literaria: la ficcionalización de nuestra propia vida y el reconocimiento de nuestra vida en la escritura.
Nadie sale perdiendo. Si usted, después de todo, se inicia en la obra de Tabucchi con el presente, la entrada al resto de su obra la tiene asegurada.
Debemos decir ahora que la obra de Tabucchi también es lo bastante amplia para que su autor finalmente le dedique un texto. Gesto, nos advierte, inútil. Añadamos difícil y peligroso: el paso del acto performativo de escribir al ligeramente pasivo de interpretar no es sencillo. Aún así, Tabucchi consigue pasar revista a Réquiem, Sostiene Pereira, La línea del horizonte, Dama de Porto Pim y Se está haciendo cada vez más tarde no sólo con maestría sino con la elegancia y el arrojo de quien se enfrenta a los cuernos del toro.
En este breve texto se despliega uno de sus más destacados dones: la simpleza. Autobiografías ajenas también atiende a dos inseparables aspectos de la creación literaria: la ficcionalización de nuestra propia vida y el reconocimiento de nuestra vida en la escritura.
Nadie sale perdiendo. Si usted, después de todo, se inicia en la obra de Tabucchi con el presente, la entrada al resto de su obra la tiene asegurada.