Hace pocos meses uno de mis socios cometió un grave error de negocios y desde entonces su desempeño en la empresa se ha visto afectado por un serio problema de alcoholismo. Los consejeros opinan que no podemos arriesgarnos a que vuelva a pasar y están muy molestos por la actitud tan inadecuada que muestra en distintos momentos. Pienso que deberíamos darle una oportunidad para que se rehabilite y luego vuelva a incorporarse a la empresa, aunque represente gastos, creo que puede ser una buena inversión.
Los asesores sugieren
El alcoholismo es un problema serio que tiene muchos factores determinantes, y requiere tratamiento especializado. No está tan claro que sea el resultado de un error profesional o fracaso, sino probablemente sea al revés: el error es resultado del alcoholismo. Por eso lo interesante sería saber si ese socio reconoce su problema personal y está dispuesto a recibir ayuda. Es decir, su primera responsabilidad es con él y consiste en advertirle seria y formalmente del problema tal como se percibe desde fuera.
Sin duda el tratamiento más eficaz de esta particular enfermedad es adherirse a AA (Alcohólicos Anónimos) lo que por cierto no es tan costoso, al menos en dinero. Si acepta, no hay inconveniente en que siga adelante con su participación en la empresa; siempre y cuando usted se prepare también, estudiando formalmente el fenómeno del alcoholismo para no ser sorprendido por la mentira (doble vida) en la que frecuentemente incurren esas personas.
Si esta persona no reconoce su problema, o no está dispuesto a buscar ayuda (AA), pienso que lo mejor sería seguir lo que los consejeros sugieren y buscar su separación de la empresa.
El alcoholismo es una enfermedad con la peculiaridad de que, quien la padece, ordinariamente no reconoce su mal y, por tanto, no busca la ayuda adecuada. Quienes tratan de ayudar a los alcohólicos coinciden en que el enfermo solicitará ayuda sólo luego de «tocar fondo», es decir, una vez que pierde el empleo, tiene un accidente, su familia lo rechaza, etcétera. En el caso propuesto se sugiere analizar, siempre con el interesado, en una conversación muy clara, si el grave error cometido y su bajo desempeño en la empresa son señales de que ya llegó al «fondo» y hay que aprovechar para despedirlo buscando que se decida a solicitar la ayuda para manejar esa enfermedad de por vida.