Pizza para los vagabundos
Philip Workman, condenado a muerte por asesinato, dejó un legado de pizza a los necesitados de los alrededores de la prisión de Nashville. En vez de ingerir su última cena, el prisionero pidió a los custodios que la dieran a uno de los vagabundos de la zona.
Si bien se le negó el deseo porque, según informa CNN, la prisión no hace obras de caridad, su última voluntad llegó a las noticias locales y fue escuchada por Donna Spangler, quien inició una colecta que alcanzó los mil 200 dólares y compró 150 pizzas. «Philip Workman estaba intentando hacer una buena acción y nadie le iba a ayudar», dijo Spangler a CNN. 15 pizzas más fueron donadas por una asociación y otras tantas llegaron de distintos puntos del país, con lo que se alimentó no sólo a los «sin techo», sino también a 260 adolescentes de un centro para jóvenes con problemas.
El hombre de 53 años sólo pidió pizza para uno, pero la generosidad de los otros hizo que se multiplicara. EFE latino.msn.com (11/05/07)