Suscríbete a la revista  |  Suscríbete a nuestro newsletter

¿A favor y en contra de una compañía?

Hace unos años fui contratada por una compañía para revisar unos documentos y dar mi opinión en un proceso de litigio relacionado con una patente. Por proveer estos servicios recibí honorarios.
Hace unos meses me contacto un abogado, que representa a un demandante en contra de la compañía a la que le hice el servicio; este proceso no tiene nada que ver con el litigio anterior (que yo revisé)
¿Puedo aceptar la propuesta del abogado y testificar en este litigio?

LOS ASESORES SUGIEREN

1 El dilema apunta en la dirección de un conflicto de lealtades o de intereses. La profesionista que hace la pregunta siente un «compromiso moral» con la compañía que la contrató anteriormente, con sus debidos honorarios, para participar en un litigio. Ahora parece que se le requiere en una acción ya sea pro bono publico, sin goce de sueldo, o nuevamente bajo honorarios, para dar un testimonio profesional en un litigio contra la misma compañía.
Si el acto no tiene nada que ver, como se afirma, con información confidencial obtenida en la anterior situación, podría hacerlo. Sin embargo, no me parece que esté éticamente obligada a participar, a no ser que concurran otras circunstancias no mencionadas: injusticias graves, ausencia de otros testigos, entre otros. Deberá también evaluar, si decide dar ese testimonio, que difícilmente será nuevamente contratada por la empresa en cuestión a no ser de que prevalezcan y se impongan por sí mismos su personal competencia y categoría profesional, así como su sentido de equidad.
ARMANDO REYGADAS
Abogado y consultor de empresas
2 De entrada, no parece haber ningún conflicto ético para testificar en contra de una compañía para la que se ha hecho un trabajo previo. La única limitante para actuar en este caso es que no puede hacerse uso de ninguna información confidencial conocida con anterioridad.
El deber del secreto profesional subsiste siempre, aún después de dejar a una empresa, pues tiene su fundamento en la obligación contraída de manera tácita o expresa de guardar un secreto, en este caso profesional y comisorio. Secreto que debe guardarse, además, por la obligación ética de no perjudicar a los clientes, ni hacer daño a la empresa. La obligación ética de no usar los conocimientos adquiridos durante un empleo previo se refiere sólo a los conocimientos que constituyen «información de propiedad de la empresa», no así a los conocimientos generados en el ejercicio de la profesión.
PABLO RIVA GARGOLLO
Abogado y experto en ética de empresas

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

Newsletter

Suscríbete a nuestro Newsletter