EL PODER DE LA MENTE FLEXIBLE
Walter Riso
Norma.
Walter Riso
Norma.
México, 2007.
238 págs.
Existen mentes rígidas, líquidas y flexibles ?según el autor. Las primeras son monolitos impenetrables que se resquebrajan ante un cambio de planes. Las segundas van a la deriva y se acomodan a las circunstancias. Las mentes flexibles son libres y abiertas al cambio, ecuánimes en sus decisiones, respetan a los demás y se mantienen optimistas porque conciben la adversidad como un reto.
Con base en su experiencia de más de 30 años en terapia cognoscitiva, Riso invita a analizar los matices de su manera de pensar y enfrentarse al mundo, argumentando que mientras los inflexibles son paquidérmicos al actuar, los flexibles se reinventan y fluyen con los acontecimientos.
Para ejemplificar, el autor refiere el pensamiento dogmático y crítico, el normativo y revolucionario; menciona las limitaciones de los prejuicios e invita a dejar de ser simplistas y romper el acartonamiento en pro de una actitud lúdica y una dosis de humor para incrementar la calidad de vida.
Ampliar nuestros horizontes reduce el estrés y la violencia, pues nos quita un peso de encima saber que no somos el ombligo del mundo. Vale la pena reflexionar sobre la elasticidad de nuestra mente, sólo para «no quedarnos mirando el dedo cuando se nos muestre la luna».
Con base en su experiencia de más de 30 años en terapia cognoscitiva, Riso invita a analizar los matices de su manera de pensar y enfrentarse al mundo, argumentando que mientras los inflexibles son paquidérmicos al actuar, los flexibles se reinventan y fluyen con los acontecimientos.
Para ejemplificar, el autor refiere el pensamiento dogmático y crítico, el normativo y revolucionario; menciona las limitaciones de los prejuicios e invita a dejar de ser simplistas y romper el acartonamiento en pro de una actitud lúdica y una dosis de humor para incrementar la calidad de vida.
Ampliar nuestros horizontes reduce el estrés y la violencia, pues nos quita un peso de encima saber que no somos el ombligo del mundo. Vale la pena reflexionar sobre la elasticidad de nuestra mente, sólo para «no quedarnos mirando el dedo cuando se nos muestre la luna».
