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El IPADE impulsa a la mujer directiva, factor de cambio social

Cómo surge la idea de crear este Centro? ¿Lo propusieron las empresarias participantes en los programas del IPADE?
Surge cuando se visualiza la necesidad en el mercado. La idea fue propuesta por nuestras propias egresadas que, al terminar su programa en el IPADE, pensaron que la institución tenía que hacer algo para ayudar a la mujer de alta dirección a conciliar trabajo, familia y vida personal. Ante semejante necesidad y la entusiasta participación e impulso de nuestras participantes, el IPADE se comprometió a formar este Centro de Investigación.
El año pasado tuvimos un encuentro con Margarita Zavala y Josefina Vázquez Mota, que sirvió como detonador; incluso, la Secretaria de Educación Pública nos comprometió a continuar con este tipo de actividades.
El Centro inició su gestación en enero y febrero de 2008 y el lanzamiento oficial fue en el pasado noviembre, donde una conferencia de Josefina Vázquez Mota y un panel con algunas empresarias dieron el banderazo de salida. Allí se invitó también al seminario del 12 y 13 de febrero de 2009, en el que participarán mujeres del más alto nivel en las empresas, sean pequeñas, medianas o grandes.
¿Qué esperan lograr con esta investigación sobre el quehacer o comportamientos de las mujeres directivas?


La propuesta es ambiciosa: queremos conocer todo sobre la mujer en la alta dirección y las interacciones que existen entre trabajo, vida personal y familia. La línea a seguir es, primero, investigar la realidad de la mujer mexicana y latinoamericana y después comparar con lo que sucede en otros países.
Presentaremos esquemas y alternativas que ayuden a que la mujer sea factor de cambio en su entorno, potenciar sus capacidades directivas y de liderazgo. El propósito es ayudarle a encontrar las condiciones adecuadas para su desarrollo personal, familiar, profesional y en la misma sociedad.
Hicimos una investigación con una muestra de poco más de 400 mujeres directivas. Se encontró que la mujer de alta dirección renuncia, con mayor frecuencia, a espacios de vida social, entretenimiento, tiempo con la familia y con los hijos, y por otro lado, a oportunidades de empleo por no dejar de lado a la familia.
Un objetivo del Centro es ser referente nacional e internacional de estos estudios.
¿Este Centro se basa en algún modelo existente?


Estamos desarrollando nuestro propio modelo que seguirá tres líneas de investigación:
• Examinar todo lo relativo a la mujer: aspecto psicológico, personal y profesional.
• Analizar a las organizaciones, sus políticas internas y lo que hacen para facilitar el desarrollo profesional de la mujer.
• Estudiar a la sociedad y ver la forma de potenciar el rol de liderazgo que la mujer tiene en ella.
De este primer diagnóstico de la mujer en México saldrán muchas hipótesis que después se replantearán. Nos interesa especialmente que el Centro sea interdisciplinario, el claustro no se formará nada más con profesoras y profesores del IPADE, habrá gente de la Universidad Panamericana y otras universidades que estudien el fenómeno desde todos los ángulos. Estudiaremos la perspectiva internacional y el desarrollo de las mujeres en la alta dirección en otros países.


¿De qué manera van a involucrar la visión masculina, de académicos y empresarios? ¿El IPADE difundirá los logros de este Centro también entre los varones?
De ninguna manera queremos ser etiquetados como un instituto femenino; no lo somos. Una de las condiciones del IPADE es que en el Consejo del Centro participen profesores. Enrique Taracena y Agustín Llamas ya forman parte de él. Habrá investigadores, eventos y productos donde intervengan ambos sexos.
Este primer seminario será exclusivo para mujeres, pero no significa que vaya a ser así siempre.
¿Por qué crear un Centro de investigación para la mujer y no uno para el hombre?


Esta área laboral paga muy altos costos porque, como dijo recientemente la revista Expansión, una mujer que llega a la alta dirección dedica al trabajo entre 14 y 20 años. Y, ¿a qué renuncia?, ¿al retraso en la maternidad o a la maternidad misma?, ¿a muchas otras oportunidades de realización personal?, ¿a la familia?
La factura es muy alta y afecta a toda la sociedad, de allí la importancia de realizar este tipo de estudios. Es un efecto cascada, si la mujer es capaz de transmitir su propia organización a otros niveles, eso permeará a toda la sociedad.
Estamos alineados a la misión del IPADE: formar líderes, en este caso mujeres, que influyan en toda la sociedad.
¿De qué manera se financiará el Centro? ¿Va a correr a cargo del IPADE o se apoyará en ayudas externas?


El compromiso del IPADE es apoyar el lanzamiento de este primer año. Sin embargo, estamos armando una campaña de fundraising. Una de las condiciones es que el Centro sea autosustentable, que todo lo que se produzca genere ciertos ingresos, ya sea por eventos que se organicen como seminarios, congresos y por la publicación de las investigaciones.
¿Es posible definir qué aporta específicamente la mujer a la empresa con base en investigaciones concretas?


Definitivamente sí, y por ello subrayo el nombre: Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección. Se decidió que no tenga acrónimo para fijar bien nuestra labor como investigadores del Centro.
Las investigaciones formales y rigurosas pueden ser cauce para descubrir lo que aporta la mujer, lo que es capaz de superar en el ambiente adverso de una organización y las competencias distintivas que tiene la directora versus el director. En la medida que el Centro avance en el estudio del fenómeno será posible profundizar en esos puntos.
¿Cree que prevalecerán todavía muchos años las diferencias entre el hombre empresario y la mujer empresaria, o pronto se subsanará esa brecha?


Cada uno tiene sus puntos distintivos que aportar, homologarlos sería hacer un reduccionismo de la naturaleza femenina y masculina. No es un tema de quién es más o quién es menos, sino cómo ayudar a que se complementen con las competencias de unos y de otros.
Buscamos resaltar las potencialidades de la mujer sin hacer menos las del hombre, conciliar un espacio de mayor flexibilidad horaria y mejores políticas de la organización que permitan que la mujer pueda trabajar durante los periodos de embarazo. Hay un dato muy interesante que revela que si la mujer tuviera más tiempo libre, 49% se lo dedicaría a sus hijos y a la familia. Esto indica que existe una necesidad real de darle ese espacio a la mujer. El Centro buscará impactar también en el ámbito legal del país.
Un artículo de este número de istmo dice que las mujeres latinoamericanas se detienen antes de alcanzar puestos de mayor responsabilidad porque anteponen la atención a su familia. ¿Considera esto un plus o un handicap?
Creo que es un tema cultural en donde la familia pesa mucho. Resulta interesante ver cómo la mujer está dispuesta a renunciar a nuevos puestos por atender a su familia. Considero que es un plus porque toda base de la sociedad se fundamenta en la primera célula que es la familia y si deseamos que la sociedad marche bien tenemos que conservarla. Si la mujer está dispuesta a renunciar a estas posiciones por la familia es un plus.
Se manejan dos teorías opuestas: que las mujeres tienen poca habilidad para establecer redes profesionales y aprender a hacerlo es una tarea urgente y que su mayor capacidad de comunicación es su fuerte. ¿Qué opina?
Eso se vincula con el manejo de las emociones en la mujer. En nuestra investigación sale claramente que uno de sus puntos débiles es saber manejar lo emocional. Quizá sepa crear muchas redes sociales, pero cuando se trata de crear vínculos profesionales, el tema emocional no le ayuda mucho.
El tema de nuestro seminario de febrero será justamente networking, negociación y gestión de conflictos, porque es una competencia que la mujer debe perfeccionar y saber explotar para su crecimiento profesional.
¿Este Centro impulsará los programas de empresas familiarmente responsables en el país?


Sí, nos interesa mucho. Parte de la misión del Centro es crear un sistema de certificación de empresas familiarmente responsables. Primero será necesario evaluar qué metodología seguir: la del IESE, la de la Secretaría del Trabajo o una propia.
¿Se analizará el tema de la culpabilidad, el remordimiento o la presión social que enfrenta la mujer de alta dirección?


En general, la mujer vive acechada por si está tomando la mejor decisión o no, si hace lo correcto al aceptar un empleo y si tendrá tiempo suficiente para el trabajo y la familia. Es un gran desgaste que le puede llevar a tomar decisiones erróneas.
Hoy la tecnología permite a las mujeres trabajar desde su casa y mantenerse vinculadas a la empresa. Celulares, teleconferencias e internet, en fin, hay muchas herramientas tecnológicas que ayudan, hay que describir e impulsar esa parte para que se adopte más en las empresas.
A través de la investigación demostraremos que sí se puede y que la productividad no se merma por un esquema de teletrabajo. Que los empresarios, dueños y directores varones de las empresas confíen en la productividad de la mujer y este tipo de esquemas.
El mundo de la investigación está regido por el positivismo, esto es, si no argumentas con números, con datos duros, no vale. El punto de partida será hablar con los investigadores en su mismo idioma numérico, para después presentar otro tipo de argumentos aunque la demostración se realice de forma diferente.
Haremos una revisión exhaustiva de todo lo que se ha escrito, porque los investigadores no han trabajado en balde. Terminado este proceso continuaremos trabajando para copar todos los nichos de la investigación.
¿Cuál es la realidad mexicana?


Lo que sabemos hoy es que la mujer está dispuesta a renunciar a un puesto por la familia, pesan mucho los valores culturales de la sociedad y tiene confundidos sus roles. La realidad de esta mujer es forcejear entre un rol y otro: cuándo le toca ser mamá, cuándo empresaria, cuándo esposa y cuándo participar en la vida social.
La mujer latinoamericana está dispuesta a renunciar a un crecimiento profesional por las razones que sean y en otros países no, eso hace diferente una cultura de otra.
El número de mujeres en alta dirección ha ido creciendo paulatinamente y nos preocupa llegar a tiempo a plantear esquemas: cómo llegar a las jóvenes que estudian ahora un MBA, explicarles las opciones o las diferentes alternativas a las que se van a enfrentar y ayudarles a tomar una buena decisión para que en el futuro puedan conciliar trabajo, familia y vida personal sin pagar costos tan altos como los actuales.
Entrevistaron
Patricia Montelongo y Roberto Rivadeneyra

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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