Como gerente comercial de una empresa especializada en productos de limpieza, llevaba meses tratando de conseguir un vendedor. Finalmente, un día llegó una persona que conoce el sector y trabaja desde hace varios años con la competencia. Sin duda el candidato que estaba esperando.
Nuestra propuesta salarial no se ajusta a lo que el candidato pide, pero me dice que tiene información de la competencia, libros de clientes, perfiles, contactos y además una copia de una licitación de muchos pesos en la que nuestra firma puede participar. Sin duda, información muy valiosa. Finalmente insiste en que si lo contratamos nos dará estas informaciones y más en la misma línea. ¿Es legal?
LOS ASESORES SUGIEREN
¿Contrataría usted a Judas? ¿Qué tipo de confianza podría usted tener con él? ¿Qué tipo de información le facilitaría de su propia empresa? Este tipo de personajes terminan quedándose completamente solos.
Es posible que toda la información a la que dice tener acceso sea clasificada y sólo haya llegado a conocerla mediante cláusulas de confidencialidad que ahora pretende violar. Esto es ilegal y puede ser denunciado y perseguido. Y aunque no haya sido así, sigue siendo siempre válida la primera norma ética: No hagas a otro lo que no querrías que se hiciera contigo. Contratar a una persona así es devaluar éticamente a la empresa entera.
ARMANDO REYGADAS
ABOGADO Y ESPECIALISTA EN ÉTICA DE LA EMPRESA
Las normas morales, y en general cualquier norma, siguen un principio básico: la ley defiende al más débil. En las situaciones laborales, habitualmente, el empleado es el más débil. Por lo que en aquellos casos, las leyes y normas morales deben interpretarse pensando en que la persona es quien más protección necesita.
¿Es legal contratar a semejante candidato? Se deben analizar los detalles antes de determinar si es legal o no su contratación. Se puede decir que cuando un empleado no pactó la confidencialidad con su anterior empresa, en estricto sentido, no está obligado a guardarla. Más aún cuando se contrata a alguien, no sólo se le contrata por sus conocimientos, sino también por el conglomerado de sus relaciones. Por eso es tan valiosa la «experiencia» laboral.
En el caso concreto, el candidato en cuestión se puede llevar la cartera de clientes, si no estaba excluido en su anterior contrato. El antiguo patrón, al momento en que dejó ir a su vendedor tal vez debió pensar que ese vendedor valía más: sus contactos y experiencia; debió medir el riesgo de ese despido. El nuevo patrón, sin embargo, ha de tener en cuenta que estaría por hacerse cargo de una persona consciente de lo que vale y pactar un mínimo de lealtad.
Una última observación al vuelo, las empresas y gobiernos organizan licitaciones para conseguir las mejores condiciones, por tanto, sus impulsores pretenden que tal información llegue al mayor número posible de proveedores.
CÉSAR VALDIVIESO
PROFESOR DE ÉTICA Y FILOSOFÍA