Esther Hautzig
Salamandra. Barcelona, 2009
253 págs.
En esta novela autobiográfica la autora nos mete de lleno en una etapa terrible: tenía 10 años cuando ella y su familia son deportados, desde Vilma, Polonia, hoy Lituania, hasta Siberia en vagones de ganado, en un viaje de pesadilla durante seis semanas.
En plena Segunda Guerra Mundial, su familia –culta, apolítica–, fue considerada por los rusos como disidente político. Eso implicaba ser deportado hasta Rubtsovsk, lugar adonde iban a parar los delincuentes.
Los mendrugos de pan tienen que ganarse trabajando y bajo vigilancia y disciplina carcelaria. ¿Ropa? La que pudieron empacar en media hora. ¿Habitación? Las barracas miserables. ¿Cama? El duro suelo. ¿El máximo tormento? El hambre y el temor de ser separados.
Cinco años impresionantes de confinamiento en la estepa inhóspita, relatados en un tono de aventura optimista de dolor y sufrimiento, con toques de esperanza y belleza.
La forma literaria de Hautzig es fresca, sencilla, elegante; su narración directa y entrañable.
La estepa infinita es un clásico de Europa y Estados Unidos desde su publicación en 1968; ahora, por primera vez se traduce al español, para goce nuestro.
