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Los Relámpagos de agosto

los-relampagos
Jorge Ibargüengoitia
Joaquín Mortiz. México, 2009
132 págs.
«Los relámpagos de agosto no es una novela histórica, pero sí libresca. Se deriva de las lecturas que hice durante el tiempo que me dediqué a preparar y escribir El atentado». Hace 46 años, tal y como Ibargüengoitia confiesa, debió leer un caudal de libros en preparación de su obra de teatro acerca del asesinato de Obregón.
Para ese momento, el cerebro de Ibargüengoitia contenía la mayor cantidad de datos y curiosidades sobre la Revolución mexicana que cualquier otro podría albergar. No sólo fechas, apellidos, ciudades… había ahí conductas arbitrarias, comportamientos, justificaciones y una especie de modus operandi revolucionario que Ibargüengoitia descubrió e interpreto, también, como nadie.
Tanto alboroto le condujo de nuevo a la máquina de escribir hasta que, al año siguiente, en 1964, publicó ésta, su primera novela; el inicio de una narrativa superior, poderosamente inusual y luminosa.
Superior, primero, por la calidad de un estilo del que Ibargüengoitia ya había puesto las bases en su trabajo teatral: lenguaje claro, articulado y preciso. Y es poderosamente inusual porque nunca antes la sátira se ocupó con tal energía de la historia mexicana. Me explico.
De un lado, el blanco en sí, la Revolución mexicana, hecha jirones con inteligencia y fundamento. De otro, la llamada «novela de la revolución», el pseudo género abusivo padre de monolitos intocables como Martín Luis Guzmán, Mariano Azuela o Juan Gualberto Amaya.
El general José Guadalupe Arroyo, el autor, también es un puyazo y, con él, la dedicatoria: «A Matilde, mi compañera de tantos años, espejo de mujer mexicana que supo sobrellevar con la sonrisa en los labios el cáliz amargo que significa ser la esposa de un hombre íntegro».
Nada. Una gran novela por cualquiera de sus lados, que muchos, los tiene. Como apunta Guillermo Sheridan, Ibargüengoitia «parodió la construcción de nuestro contradictorio catecismo civil y, como ordenan los cánones de la sátira, aspiró a oscurecer lo que es claro, mostrar el caos donde había orden, liberar por medio de la destrucción del dogma o revelar el germen de negación que hay en toda afirmación».

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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