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Desobediencia «productiva»

dilema1Soy director de una importante empresa de computación. El departamento de publicidad presentó ante el consejo una nueva campaña. Durante la sesión tuve algunas diferencias con el director de arte quien salió muy molesto con los cambios que solicité antes de llevar el proyecto a producción.
En la junta de aprobación me di cuenta que la campaña estaba lista sin los cambios pedidos. Tras invertir mucho dinero no pude echar para atrás el proyecto. Al final, el impacto fue muy positivo y no sólo obtuvimos la presencia estimada, sino que los ingresos de la compañía incrementaron considerablemente.
Antes de conocer los resultados pensé en despedir al empleado que desacató abiertamente mis órdenes; sin embargo, el consejo quedó muy satisfecho con los resultados y me pidieron reconsiderar la decisión. ¿Qué debo hacer?
Los asesores sugieren
Estimado director, parte de la madurez de una persona y de un director es aceptar los errores cuando se cometieron. La virtud de la humildad es muy necesaria en el medio en que nos movemos, y al contrario de lo que se piensa, no significa apocamiento sino conocimiento de las propias capacidades y limitaciones.
El primer objetivo del director es generar el mayor bienestar para la empresa, y conservar una persona con buen criterio es importante. Sin embargo, te recomiendo hablar con él para explicarle, de una manera serena pero firme, que contravenir tus órdenes implica un rompimiento del buen funcionamiento de la empresa y de la cadena natural de responsabilidades, pues tú eres el responsable ante los accionistas, Consejo y sociedad.
Ayudaría preguntarle qué haría si uno de sus subordinados actuara igual. Finalmente el Consejo me parece que actuó prudentemente al dejarte la libertad de conservarlo o despedirlo. Es tuya la decisión.
Rodrigo Villaurrutia
Profesor de Ética de la Empresa
Sin duda este acontecimiento conlleva algunas enseñanzas. Los directores de arte suelen ser personas temperamentales y sensibles, no muy dóciles ni fáciles de manejar. Quizá también por eso conectan con la sensibilidad de la gente y sus opiniones deben considerarse. Ésa es una lección que ya aprendiste.
Pero ni la opinión artística, ni la mera eficacia o resultado en ingresos, deberían ser la última consideración al tomar una decisión en una campaña publicitaria. El código de ética de la empresa, su imagen y su impacto en el bien de la comunidad, y su proyecto a mediano y largo plazo suelen ser más importantes.
El dilema no menciona las razones por las que pediste esos cambios. Si esos valores éticos fueron conculcados, como director debes hacerlo notar al consejo y conseguir que valide tu decisión de despedir al desobediente. Si no es el caso, aconsejaría, en primer lugar hablar con el artista; tras poner los puntos sobre las íes, dejar claro quién manda, aceptar que en esos criterios artísticos él sabe más y alentarlo en su trabajo que ciertamente parece ser bueno.
Armando Reygadas
Abogado especialista en Ética de Empresa

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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