París /México Capital del exilio
VV.AA. (Philippe Ollé-Laprune, editor)
FCE. México, 2014
994 págs.
Vivir la hospitalidad
En su complejísima estructura, la hospitalidad implica otras virtudes –confianza, gratitud, generosidad, fe, trabajo–; pero, no supone a la esperanza: quien acoge, no aguarda; al contrario. El anfitrión se vuelca sin consideración para recibir al otro.
Sólo la hospitalidad recompone al exiliado, incluso, al exilio mismo y a sus precarias consecuencias. Por eso, esta pieza de dos volúmenes cobra tanta relevancia, porque parece que hemos olvidado la importancia de acoger al extraño.
El trabajo encabezado por el poeta Philippe Ollé-Laprune, director general de Casa de Refugio Citlaltépetl, reúne en casi mil páginas un recuento de artistas, escritores, pensadores, políticos y comunidades enteras, quienes han tenido que pedir posada en dos ciudades tan asombrosas como disímbolas.
En medio de tanta buena voluntad por las bestias y las lechugas, el libro deslumbra por su oportunidad: el otro también existe. Las historias aquí reunidas suman el resquebrajamiento provocado por la lejanía impuesta y la violencia del abandono: la desazón de ser sin estar.
Por eso hay que agradecer a Ollé-Laprune la edición de esta hermosa pieza, a través de la cual un coro de errantes canta una misma historia de gallardía y dignidad compuesta desde el siglo XIX, entre dos ciudades que se volvieron salvaguarda de quienes perdieron algo más que su hogar.
Y, por supuesto, porque nos deja escuchar «estas voces que nos dicen que los valores más nobles que entonces fueron defendidos contra la ignominia y la represión nunca son bienes adquiridos, sino que quedan virtudes e ideales siempre por conquistar». Y, sobre todo, porque sólo la hospitalidad repara la herida que con crueldad descarnada inflige el exilio.