«Las soluciones tecnológicas necesarias para conseguirlo ya están disponbiles y, en muchas ocasiones, a costos menores que las alternativas que generan más emisiones».
«La inversión pública no es suficiente para financiar una transición al Net Zero, por ello es esencial impulsar la inversión del sector privado», afirma Arturo Palacios, Deputy Director y Head of Green Finance, LATAM en Carbon Trust México, empresa fundada hace más de 20 años con la misión reducir las emisiones de carbono de empresas, gobiernos y organizaciones de todo el mundo. Se enfocan en el establecimiento de estrategias sostenibles y la ejecución de programas, para convertir la intención en impacto, punto de encuentro entre la sostenibilidad y la realidad económica.
En entrevista con istmo, Arturo Palacios brinda algunas luces sobre cómo alcanzar la meta de cero emisiones para 2050.
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Según Larry Fink, presidente de BlackRock, para las economías que buscan alcanzar la meta de un mundo cero emisiones en 2050, el principal obstáculo es poder movilizar suficiente inversión privada para ayudar a los países en desarrollo a cumplir con su parte. ¿Nos podrías explicar mejor este concepto?
Quisiera comenzar afirmando que es factible conseguir una economía de cero emisiones netas de carbono a 2050 y así evitar que los efectos del cambio climático sean irreversibles. Las soluciones tecnológicas necesarias para conseguirlo ya están disponbiles y, en muchas ocasiones, a costos menores que las alternativas que generan más emisiones.
Adentrémonos en el concepto Net Zero o cero emisiones. Actualmente no cuenta con una definición consensuada y se ha utilizado en distintos contextos de manera diferente, sin embargo, en términos generales, este concepto se refiere al equilibrio que debe existir entre la cantidad de gases de efecto invernadero que se producen y la cantidad de gases que se remueven de la atmósfera. De manera particular, cuando se habla de cero emisiones netas a nivel empresarial, podemos enfocarnos en Science Based Targets Initiative, la principal entidad en cuestión de lineamientos para reducción de emisiones de las empresas, que se basa en evidencia científica y se alinea a las metas globales establecidas en el Acuerdo de París.
Net Zero es el equilibrio
que debe existir entre
la cantidad de gases
de efecto invernadero
que se producen y
la cantidad de gases
que se remueven
de la atmósfera.
Dicha iniciativa marca dos condiciones para hablar de Net Zero en las empresas: 1) Lograr un nivel de reducción de emisiones de la cadena de valor que sea consistente con trayectorias de descarbonización que limiten el calentamiento global a 1.5° C y 2) En el caso de aquellas emisiones que no puedan ser eliminadas, neutralizar el impacto de cualquier fuente de emisiones residuales al removerlas de manera permanente de la atmósfera. Este punto no debe confundirse con «compensación de emisiones» usando créditos de carbono.
Ahora bien, regresando a la pregunta inicial, es importante mencionar que la economía actual es intensiva en carbono y, por lo tanto, los portafolios de inversión, también. Es imposible cambiar este enfoque de la noche a la mañana, sobre todo en países en desarrollo pues no están suficientemente preparados en temas de regulación, en prácticas de sostenibilidad empresarial, de conciencia ambiental de la población, temas culturales. Por ello, como bien mencionan Larry Fink y BlackRock, se vuelve complicado lograr esa movilización de inversión privada para alcanzar las metas climáticas a tiempo.
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Es claro que los gobiernos no pueden financiar solos inversiones a esta escala. ¿Cómo se puede potenciar la inversión pública-privada internacional?
Totalmente de acuerdo, la inversión pública no es suficiente para financiar esta transición al Net Zero, por ello es esencial impulsar la inversión del sector privado. Es momento de que los gobiernos tomen medidas para que las finanzas se transformen en sostenibles, verdes, que incorporen factores climáticos, criterios medioambientales y los integren en los principales marcos financieros y en la regulación.
¿Cómo potenciar las inversiones público-privadas en el financiamiento climático? Se necesitan interacciones entre instituciones financieras del sector público y privado que puedan entregar financiamiento climático a nivel nacional e internacional. Sin duda, hay una gran oportunidad en el sector financiero para involucrarse en la descarbonización de la economía, que surge de esta necesidad de financiamiento que los gobiernos no pueden cubrir; tales asociaciones público-privadas permitirán garantizar que haya recursos suficientes para abordar los retos del cambio climático.
La mayor parte de los recursos en este tema se orientan a mitigar o reducir las emisiones que propician el cambio climático, sin embargo, cada vez se incrementa la oportunidad de que en el futuro inmediato se puedan realizar inversiones de gran escala también en temas de adaptación, pues los efectos del cambio climático ya son patentes y necesitamos prepararnos para las futuras condiciones climáticas, si es que no llegamos a las metas establecidas en el Acuerdo de París.
Hay un gran potencial en cuanto a tipos de proyectos y su escala: individuales, de personas, de pequeñas empresas… hasta el nivel de estructurar fondos de inversión que se dediquen a impulsar las prácticas de mitigación y adaptación del cambio climático, como puede ser infraestrcutura verde, gestión de recursos naturales, temas de innovación, y que este tipo de inversiones sean potenciadas por asociaciones público-privadas a nivel nacional e internacional.
Para economías como la de México, estas asociaciones cuentan con un espacio de crecimiento importante. Existen medidas de financiamiento con base en resultados que pueden respaldar que se apliquen estas asociaciones en el ámbito de financiamiento climático de manera más amplia.
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Se dice que los mercados emergentes solo podrán ser una opción viable para los inversionistas institucionales si se realizan ciertas reformas estructurales, mismas que pueden tardar varios años. Sin embargo, para alcanzar la meta en 2050, necesitamos actuar hoy. ¿Cómo conseguir las inversiones suficientes a tiempo?
Este es uno de los grandes retos, porque no solo hay que conseguir los cambios regulatorios necesarios y las reformas estructurales, sino también lograr que la cantidad de dinero necesaria para atender esta crisis climática sea suficiente y en tiempo. Las reformas estructurales, aunque son condición necesaria, no bastan para conseguir las inversiones que necesitan las economías para alcanzar la meta de cero emisiones netas al 2050.
Sin duda, los gobiernos deben aprobar estas reformas, pero también necesitan impulsar la política climática de manera efectiva e incorporarla en los marcos regulatorios, dar incentivos para que el sector privado haga su parte y realice acciones efectivas para descarbonizar la economía.
También hace falta una agenda integral que busque las reformas e impulse al sector privado en temas de infraestructura, tecnología, y servicios de bajas emisiones. Esto se traducirá en mayor confianza del mercado, pues habrá más claridad de la política climática, con más incentivos que promoverán mayor innnovación y mayor eficiencia en su conjunto.
Ahora bien, no solo es el tema de la innovación, sino de diversos mecanismos como impuestos o el control de precio al carbono, que al final de cuentas ayudan a generar mayores ingresos para que los gobiernos aborden proyectos de inversión pública en materia de cambio climático. Sin embargo, la pandemia ha complicado este avance pues el foco de los últimos dos años ha sido la crisis sanitaria.
los efectos del cambio climático
ya son patentes y necesitamos
prepararnos para las futuras
condiciones climáticas,
si es que no llegamos a las metas
establecidas en el Acuerdo de París.
¿Cómo funciona la divulgación de riesgos y oportunidades relacionadas con el cambio climático? ¿Cómo se corresponde con las emisoras inversionistas?
La divulgación de riesgos y oportunidades relacionadas con el cambio climático consiste en poner a disposición del público información oportuna, comparable, transparente y relacionada con el impacto que el cambio climático puede tener en las organizaciones. Este será transversal en la economía y puede ser negativo si se materialzan los riesgos climáticos, pero también positivo si se aprovechan las oportunidades que se puedan originar.
Para entender a qué nos refererimos cuando hablamos de divulgación en esta materia, vale la pena hablar primero sobre el tipo de riesgos y oportunidades relacionadas con el cambio climático. Por un lado, los riesgos pueden ser físicos o de transición. Los riesgos físicos se derivan de eventos climáticos y meteorológicos como tormentas, sequías, cambios en patrones climáticos de largo plazo, entre otros.
Por otro lado, los riesgos de transición se derivan del proceso de adaptación a una economía baja en carbono como: cambios en políticas públicas, regulaciones, cambios en las tecnologías que pueden ser intensivas en carbono y, por ello, pueden volverse obsoletas en un periodo corto de tiempo, en caso de que se establezcan medidas regulatorias más ambiciosas con el paso de los años.
Sobre las oportunidades, estas se pueden presentar a partir de la transición hacia una economía verde y baja en carbono, e incluyen: mejoras en la eficiencia de recursos, desarrollo de nuevas tecnologías limpias, de nuevos productos y servicios que, además, generen mercados nuevos y atraigan fuentes de financiamiento adicionales.
Ahora bien, sobre los efectos que pueden tener en las empresas los riesgos y oportunidades, es necesario decir que las organizaciones son las responsables de recopilar los datos y establecer, tanto métricas como objetivos, que ayuden a revelar y divulgar la medición del impacto en temas de sostenibilidad a nivel de la organización, de sus clientes y de sus actores de interés.
En este sentido, entre los elementos de divulgación de riesgos y oportunidades climáticas se encuentran:
1. Evaluación de impactos financieros y estrategias de gestión de riesgos: cómo se manifiestan en las organizaciones y en sus planes a mediano y largo plazo.
2. Estructuras y procesos de gobernanza para identificar estas oportunidades y riesgos climáticos en las mismas instituciones.
3. Identificar acciones al interior de la empresa para abordar estos riesgos y oportunidades, ver cuáles son las estrategias que pueden implementar las organizaciones bajo distintos escenarios climáticos inciertos y cómo pueden influir estos riesgos climáticos en las estrategias generales de gestión de riesgos de la organización.
Este último punto es clave para los inversionistas que, sobre todo, buscan evaluar los riesgos para abordarlos de manera estratégica en términos de competitividad y resiliencia de las organizaciones.
En el caso de las empresas, necesitan adoptar prácticas de divulgación claras que permitan dar seguimiento a sus resultados de sostenibilidad con transparencia para cumplir con su responsabilidad ante los accionistas y otros grupos de interés.
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¿Cómo está México en este panorama? ¿Se encuentra a la par de otros mercados emergentes?
En México y en la región, ya hay presión para realizar este tipo de divulgación en los próximos años. También ha habido pasos importantes en materia de regulación a nivel región y global para hacer obligatorio este tipo de divulgación, lo hemos visto en Estados Unidos, en la Unión Europea, Reino Unido, economías de Asia y en nuestro país.
En diciembre pasado se constituyó el Consorcio Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD) México, que busca promover una mejor integración y divulgación de los riesgos financieros realcionados con el cambio climático.
TCFD surgió en 2015 por la Junta de Estabilidad Financiera del G20 y en 2017 emitió sus recomendaciones finales sobre los temas de divulgación de riesgos y oportunidades relacionadas con el cambio climático y es esta iniciativa la que marca la forma en que se divulgan tales temas a lo largo del planeta.
El lanzamiento del Consorcio TCFD en México impulsará al sector financiero, empresarial y a la academia para que logren esta cooperación de manera internacional.
Brasil, China, Corea, Rusia, están planeando también introducir lineamientos relacionados con la evaluación y divulgación de riesgos climáticos por parte de instituciones financieras. México avanza en distintos frentes desde el ámbito privado y público. Con el Banco de México involucrado en conversaciones a nivel internacional, creemos que podremos convertirnos en uno de los referentes para nuestra región.
En México con tantas pymes, ¿cómo podemos trasladar inversiones de impacto a unidades más locales y pequeñas?¿Cuál es el reto de la escala de las inversiones?
Hay un reto muy grande, pues las pymes son relevantes para potenciar la acción climática y el desarrollo sostenible dada su generación de empleos, contribución al PIB, etcétera. Sin embargo, a pesar de su importancia, enfrentan una escasez de capital, poca asesoría y planificación en términos de gestión financiera sostenible. No tienen muchas alternativas para acceder a financiamiento verde y, en parte, justo por la escala de los montos requeridos por los inversionistas, que suelen buscar proyectos grandes para ser atractivos. Esto se relaciona con la falta de acceso a mercados de capitales por parte de las pymes, que buscan promover las prácticas sostenibles; un ejemplo de ello lo encontramos en que las pymes no pueden emitir bonos verdes, por estos montos tan grandes que son necesarios para participar en el mercado de deuda y además los costos asociados.
Todo ello contribuye a una falta de crecimiento de las pymes, imposibilitando su aportación en materia de desarrollo sostenible. Ahora bien, la ONU ha buscado involucrar a las pequeñas y medianas empresas en materia de acción climática, sobre todo al sector agrícola, donde hay un amplio campo de acción.
En tiempos de crisis sanitaria, como la que vivimos desde hace dos años, es necesario que las pymes cuenten con capital de trabajo para que continúen operando. Si no pueden garantizar su existencia y ofrecer sus servicios sin sobresaltos, será dificil que logren enfocarse en temas de sustentabilidad.
Hace falta una agenda integral
que busque las reformas e
impulse al sector privado
en temas de infraestructura,
tecnología, y servicios
de bajas emisiones.
¿Consideras que la pandemia nos ha preparado para comprender que buscar soluciones al desastre climático es un reto global que enfrentaremos como humanidad, sin ninguna distinción de clase ni fronteras?
Sí, en cierta medida nos ha preparado, pues hay varios puntos en común entre la pandemia y la crisis climática. Hemos visto la necesidad de apertura y transparencia para monitorear y comprender cuáles son los avances e impactos que pueda acarrear la crisis climática en sí. Otro punto relevante es la rapidez con que las personas son capaces de cambiar sus comportamientos y la velocidad para adoptar procesos de reconversión y adaptación de muchos negocios. La pandemia hizo realidad situaciones que creíamos imposibles y eso nos da cierta esperanza en que los cambios para alcanzar las metas climáticas son factibles.
De igual manera, la crisis sanitaria nos muestra que es necesario apoyar a las personas y a las empresas en la transición económica para recuperarse y, en el caso del cambio climático, muchas organizaciones no tienen los recursos necesarios para implementar medidas, ni para abordar estrategias de mitigación y adapación. La colaboración a nivel mundial para resolver un problema que afecta a todos por igual es crítico y, sobre todo, para los países con menos recursos. Tanto en la pandemia como en temas de cambio climático, es indispensable apoyar a las naciones más pobres para garantizar que las soluciones que se implementen sean permanentes.
Por último, la pandemia nos enseñó la importancia de la anticipación. Aprendimos que no podemos darnos el lujo de ignorar a la ciencia o dejar de lado el juicio de los especialistas sobre el tipo de riesgos a los que se enfrentan nuestras sociedades. No debemos esperar a que los problemas lleguen para actuar, y menos en temas de cambio climático. Es momento de tomar acción.