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La responsabilidad social empieza en cada uno

Honorable presidente, rectores, profesores del IPADE, distinguidos colegas y amigos.
Cuando uno considera la vida académica y piensa cuál sería el máximo logro que podría obtener, sin duda alguna sería ser reconocido por tus colegas en un día como hoy. No hay muchas personas que sepan lo que has hecho, pero para mí, en lo personal, éste es un día que considero de reflexión, un día para renovarse y asumir una nueva responsabilidad. Así que el honrarme el día de hoy implica no sólo recibir un premio, sino una nueva responsabilidad.
Quiero agradecer a todos, y a las personas involucradas en esta decisión. Y no puedo expresar lo afortunado que me siento de tener un modesto origen. Soy de un pequeño pueblo en India, un pueblo donde no había una buena universidad, ni centros de estudio, estudiábamos en una pequeña escuela, sentados en el piso, aunque lo que sí teníamos era buenos maestros y el amor y afecto de nuestros padres.
Al ver a un país como India y todas las cosas que ha hecho por el mundo, en verdad creo que hay algo único en India, los indios y lo «indio» en nosotros: es la dedicación de nuestros padres que siempre están al pendiente de que sus hijos reciban la mejor educación.
Este premio no hubiera sido posible sin el apoyo de mis padres, maestros y algunas personas, como el doctor Jorge Gutiérrez, con quien he tenido amistad por muchos años, así como con el IPADE por más de 10 años. Esta aula en particular me es muy familiar porque cada año cuando vengo a dar clase paso aquí un día completo; este pódium no me es ajeno, pero este reconocimiento definitivamente que lo es. Me siento bendecido de estar aquí y compartir con ustedes algunas ideas que se centran en lo que considero la esencia de este siglo: la importancia de los valores humanos y el liderazgo.
Mientras escuchaba la presentación de los demás galardonados, pude observar que hay gran similitud entre lo que ellos han hecho y mis planes. He escuchado que Marilú ha estado creando un refugio, un hogar para mujeres y salvando no sólo sus vidas sino también creando nuevas vidas. El doctor Delmonico, a través de los trasplantes otorga a la gente una nueva vida. El doctor González, con su enfoque humanista y al ser un «verdadero caballero» no sólo se crea a sí mismo una vida, sino que también enriquece la de quienes lo rodean. Porque, como todos saben, las personas bien iluminadas son como imanes, capaces de dar luz a los que los rodean, así que si miran con atención a estos tres galardonados, podrán ver que su interés ha sido crear, salvar y enriquecer la vida de las personas.
EJERCER IMPACTO SIGNIFICATIVO Y DURADERO
Y para mí ésa es la esencia de un verdadero líder. El liderazgo trata de asegurar que las personas que colaboran contigo o con las que trabajas tengan oportunidad de prosperar bajo tu liderazgo. Las escuelas de negocios crean líderes, pero si vemos con atención, en los últimos años, en los últimos 10 años, hemos sido ambiciosos y creado un comportamiento egoísta. Se hace mucho énfasis en la forma y hay poco interés en el fondo. Debemos concentrarnos en propósitos más grandes, pensar en hacer cosas o crear líderes capaces de ejercer un impacto significativo y duradero.
Cuando me nombraron decano de Kellogg, definí como misión: ir del éxito al sentido. Porque realmente creo que si todos nos concentramos en nuestro propio éxito, no seremos capaces de crear paz o armonía mundial. Porque la vida se trata de dar. Cuando escuché lo que hace Marilú al dar oportunidad de vida a miles de mujeres, ése es para mí el camino del éxito al significado.
Ésa era mi visión. Está aquí presente un colega muy distinguido de Kellogg, Miguel Ramírez, quien junto con otros colegas me ha escuchado decir que el propósito de los negocios está más allá del negocio mismo. Hablamos de responsabilidad social en las empresas, pero en la actualidad, pienso que debemos concentrarnos en la responsabilidad social de forma personal, en que cada uno de nosotros tiene la obligación moral de hacer algo por su comunidad, por su sociedad, por su país y por el mundo.
Me detengo un momento en esto: ¿por qué decidí –a pesar de tener una carrera exitosa, ser una persona exitosa como profesor– poner en práctica lo que implica ir del éxito al significado? Si quería hablar de ello, me di cuenta de que tenía que hacer algo mejor de lo que he hecho hasta ahora. Por lo tanto, el primer proyecto que he emprendido y en el que he puesto mi empeño es crear una universidad para mujeres en países que están en guerra constante: Afganistán, Pakistán, Sri Lanka, Nepal, Camboya, Bangladesh.
Porque si queremos pensar en paz y armonía mundial, debemos hacer algo que cambie al mundo. Una creencia personal que siempre he sentido es que si necesitamos cambiar al mundo, debemos concentrarnos en las mujeres; tienen mayor influencia que los hombres. Y tengo una razón para estar convencido. A los estudiantes que solicitan ingreso a Kellogg School, en Northwestern University, les pedimos que escriban un ensayo sobre quién ha sido la persona más influyente en su vida. Más de 90% escribe sobre sus madres y no sobre sus padres, aunque no quiero decir que no los incluyan.
UNA ESCUELA DE NEGOCIOS EN BANGLADESH
El punto es: si queremos cambiar el mundo debemos mirarlo con los ojos de un profesor de marketing, necesitamos concentrarnos en los clientes correctos, y necesitamos concentrarnos en estas mujeres que han perdido a sus maridos en la guerra, que no tienen esperanza. Así que yo, junto con un grupo de colegas, hemos tomado esta responsabilidad y crearemos una universidad en Bangladesh, en la ciudad de Chittagong. Se llamará The Asian University for Women y mi responsabilidad consiste en crear una escuela de negocios donde estas mujeres aprendan a ser emprendedoras con el enfoque en pequeños negocios.
Las dos últimas semanas estuve en Bangladesh trabajando en este proyecto y, como siempre digo, si el éxito realmente puede medirse, éste significa hacer la diferencia en la vida de las personas.
Muchos de mis estudiantes me preguntan: «Doctor Jain, el mundo es muy grande, ¿cómo puedo hacer la diferencia?» Siempre comparto con ellos esta frase: Para el mundo tú eres sólo una persona. Para una persona tú eres el mundo. Cuando Marilú salva a un niño en riesgo de ser abortado, cuando el doctor Delmonico salva una vida a través de un trasplante, esto hace la diferencia en la vida de una persona. Si tomamos esta visión de manera colectiva, podremos hacer este mundo mejor y más seguro.
El segundo proyecto va en la misma línea y es crear una universidad en Angola, África. Alguien me puede decir, «¿Por qué pensaste en Angola?». En uno de mis viajes conocí a una persona que se sentó a mi lado; le pregunté a qué se dedicaba y me dijo: «Me han enviado a Angola como miembro del Cuerpo de Paz de las Naciones Unidas». «¿Qué pasa en Angola?», pregunté. «Doctor Jain, cuando uno asiste a una escuela en Estados Unidos o en la India, lo primero que le enseñan es a leer, a escribir y los fundamentos de las matemáticas. Cuando te enseñan a leer te dicen: A de árbol, B de bote, C de casa, D de dedo. Pero en una escuela en Angola te enseñan A de AK-47, B de balas, C de cartuchos, R de rifles, porque buscan crear una mentalidad y una actitud de guerra, armas y armamento». Me quedé pensando que el juego para cambiar al mundo tiene que centrarse en la educación y en incentivos económicos.
Tienes que enseñar a la gente que hay algo mejor, y me viene a la mente un pensamiento del presidente Quincy, sexto presidente de Estados Unidos, quien una vez dijo: Si tus acciones inspiran a las personas a hacer más, a aprender más, a leer más, entonces eres un verdadero líder. Lo que significa que nuestro trabajo debería ser capaz de crear ese tipo de inspiración, crear acciones o involucrarnos en actividades que marquen una diferencia en la vida de las personas.
CON LOS PIES EN LA TIERRA
En su presentación, Martha mencionó algo sobre mi visión de las cosas y sobre mi primer día de trabajo en Kellogg (el 11 de septiembre de 2001).1 He estado dondequiera que hay problemas, mi esposa, mis tres hijos y yo somos sobrevivientes del tsunami. La primera vez en mi vida que viajo con mi esposa y mis hijos, 25 de diciembre, llegamos a Phuket, en Tailandia, y el 26 en la mañana ocurre el tsunami.
Alguien nos estaba viendo, déjenme decirles que vimos todo el tsunami, tantas vidas arrastradas por el agua, pero ni una sola gota nos tocó a ninguno. Debes tener fe. Después del tsunami, regresé a Bangkok, en esa época en los medios de comunicación me llamaban «el decano del tsunami». Aparecí en BusinessWeek, di entrevistas en CNN, porque eran pocas las personas que habíamos sido testigos y sobrevivido.
Un reportero me preguntó, «Doctor Jain, entiendo que usted sobrevivió al tsunami». Dije: «Por supuesto, si no, no estaría aquí» «¿Sabía usted que en este tsunami ningún animal murió?». Miles de vidas fueron arrebatadas por el tsunami y menciona que ni un animal había muerto. Como ustedes saben en India y Tailandia hay muchos animales por las calles. Respetuosamente le pregunté: «¿Acaso parezco un animal o por qué me dices esto?». Contestó: «Ése no es el punto doctor, yo poseo un elefante y esa mañana mi elefante rompió sus cadenas y escapó, pero no sólo escapó, sino que huyó en la dirección correcta, porque puedes correr y aún así morir». Yo insistía, «¿Por qué me cuentas estas cosas?». Puso sus brazos a mi alrededor y me dijo: «Doctor Jain, estamos acostumbrados a sentarnos en cómodas sillas y sillones, en cambio los animales tienen los pies en la tierra. Esa mañana, cuando sintieron el temblor, sabían que la tierra no era la misma en la que normalmente viven, así que su instinto animal los llevó a refugiarse en las montañas y llanos».
Cuando regresé a Kellogg, llamé a mis estudiantes y les dije que incluso en el tsunami había aprendido una lección de liderazgo muy importante: en tiempos de crisis, las personas que toman buenas decisiones son aquellas que tienen los pies en la tierra, aquellas que están en contacto con la realidad. Así que hoy, nosotros, como seres humanos, como ciudadanos, debemos asegurarnos de tener los pies bien puestos sobre la tierra, debemos tener el pulso de la sociedad y hacer algo que haga de éste un mundo mejor y más seguro para vivir.
 
SIGLO DE CAPITAL HUMANO Y CIUDADANÍA
Si vemos la historia de la civilización en los últimos 500 años, hasta el siglo XIX, el énfasis radicaba en la colonización. Algunos países hacían de otros sus colonias, llámese Inglaterra, España, Francia, Alemania, Holanda. Todos estaban en el negocio de la adquisición de tierras y la clave era la colonización. Después, en el siglo XX, el movimiento colonialista evolucionó hacia el capitalismo y la competencia, hecho que pudimos constatar a lo largo de todo ese tiempo.
Pienso que este nuevo siglo es de capital humano y ciudadanía, así que debemos asegurarnos de invertir en las personas. Realmente creo que en los negocios lo que importa es la gente, pero más que la gente, la clave que nos debe mover son los valores humanos y un profundo sentido de la fe. Las personas lo llaman religión, yo lo llamo fe, otros lo llaman cultura, ustedes pueden llamarlo valores.
Concluiré mi participación compartiendo con ustedes una historia que he contado muchas veces, pero la voy a repetir porque quiero escucharla, así que se las contaré.
 
CUESTIÓN DE FUSIONES Y ADQUISICIONES
Hace tiempo me invitaron a dar una conferencia en un foro muy importante donde se reunieron los directores de las principales compañías del mundo del negocio de la comida: Nestlé, Unilever, Kraft, P&G y otras empresas de consumo. Había tres conferenciantes principales: Jim Collins, autor del libro From good to great, habló de liderazgo; yo iba a hablar sobre marketing, y el tercero, de Harvard Business School, sobre finanzas globales.
Antes de los discursos hubo una pequeña reunión, en la noche, para cenar. Llegué y me senté en mi mesa y la persona junto a mí me dijo, «Doctor Jain, una vez que se instale quiero escuchar su historia del tsunami», y pensé, ¿cómo es que esta persona a quien no conozco sabe sobre mi historia? Amablemente le pregunté, «¿Quién es usted?» «Soy el señor Isdell, director de Coca Cola». Y me presentó a los demás, los directores de Walmart y de P&G. Pensé que estaba en buena compañía, justo como ahora, rodeado de buenas personas, y como estaba en buena compañía, pues les empecé a contar sobre mi esposa y mis hijos, de pronto me interrumpió y dijo «Doctor Jain, entiendo que usted viene de India», «Así es». «He escuchado que en India los matrimonios son arreglados, los padres les arreglan un matrimonio a sus hijos, les buscan novia o novio».
Entonces contesté al señor Isdell que sí, que enseñamos lo que es el outsourcing desde hace cinco mil años, delegamos esta responsabilidad a nuestros padres. «¿Usted tuvo un matrimonio arreglado, después de vivir tantos años en Estados Unidos?». Yo estaba sentado en medio de todos estos directores que sólo hablaban de todas estas cuestiones de fusiones y adquisiciones y él me preguntaba, «¿Usted tuvo un matrimonio arreglado?». Contesté, «Permítame decirle una cosa. Un matrimonio arreglado en India es como una operación de fusiones y adquisiciones». «¿Qué quiere decir con eso?»
«De igual forma a como se lleva a cabo una práctica de fusión y adquisición, se deben hacer arreglos entre dos compañías, están los inversionistas que se encargan de ver los balances, y si los números coinciden se realiza la sinergia, entonces los directores se conocen y cierran el trato. Y digo que es lo mismo en India, nuestros valores no se sustentan entre dos individuos, sino entre dos familias. Así, las familias se reúnen al igual que los inversionistas, los parientes y amigos también se conocen, y en lugar de comparar números, se comparan valores. Si los valores de las familias coinciden y todo parece ajustarse, los padres piden a sus hijos que se conozcan y formalicen la relación».
¿VIVIÓ USTED ESA EXPERIENCIA?
El señor Isdell preguntó, «¿Usted vivió esta experiencia?», le contesté que sí, en marzo de 1989 recibí una carta de mi padre que decía, «Dipak, encontramos a una mujer para ti. Es una maestra. Tú eres un maestro. Conocimos a sus padres, y son como nosotros, pienso que se llevarán bien. Así que en junio, cuando acaben las clases, quiero que vengas, la conozcas y decidas». Mi padre terminó la carta con una frase concluyente: «Yo ya la conocí y realmente me gustó».
Reconozco que esta confesión era una presión extra del padre sobre el hijo, pero yo le creí, así que me comuniqué con él y le dije –a esto llamo fe y valores–… «si a ti te gustó, no necesito conocerla». Porque soy hijo de un padre ciego. Mi padre es totalmente ciego. Le dije: «Tu habrás visto algo que yo no seré capaz de ver con mis ojos. Y si te gustó tanto, entonces debe estar bien para mí». Mi padre me regresó la llamada y me dijo, «Tonto, tú no tienes que conocerla, ella es la que te tiene que conocer». Y pensé, «Claro».
Me puse a reflexionar que yo soy maestro de marketing pero mi padre es quien lo pone en práctica, en verdad, lo digo desde el punto de vista del consumidor. Y les puedo decir, fui en junio, nos conocimos alrededor de veinte minutos, pero fue la fe en mis padres, los valores de respeto hacia los mayores que nos inculcan. Hemos estado felizmente casados por 20 años. Y este día no hubiera sido posible sin su apoyo. Ella cuida a los niños, sabe que viajo mucho.
Miro a Latinoamérica y pienso que el marketing comienza en casa. Debemos asegurarnos de creer en los valores familiares, de hacer cosas que no sólo sean buenas para nosotros, sino también para las personas que nos rodean. Y a pesar del tsunami, a pesar del 11 de septiembre, a pesar de todos los problemas que hemos pasado, siempre he creído –alguien me lo dijo alguna vez– que las dificultades te hacen más fuerte, y esta mañana quiero compartir con ustedes una frase que me inspira a seguir adelante: «El reto nunca es mayor a la fuerza que te impulsa a hacerlo». Si tienen a su lado a las personas correctas, al equipo correcto, es seguro que podrán realizar cualquier cosa. Esta mañana quiero decirles que Dipak Jain está a su lado. Tengan por seguro que tienen un amigo en Kellogg.
Gracias.
1         Al presentar al doctor Dipak Jain ante el Claustro de Profesores, la doctora Martha Rivera se refirió a que a los 17 minutos de su primera presentación como Dean de la Kellogg School of Management, el mundo cambió. Fecha: septiembre 11 de 2001.

Investidura de Doctorados Honoris Causa

 
En solemne y emotiva ceremonia, la Universidad Panamericana y el IPADE, su escuela de negocios, reconocieron el mérito de cuatro personas eminentes cuyas acciones trascienden el ámbito profesional y académico y constituyen un relevante servicio a la comunidad y a nobles causas humanas.
El pasado 30 de enero recibieron el nombramiento «Doctor Honoris Causa», máximo galardón de la institución universitaria, la señora María Guadalupe Mariscal de Vilchis y los doctores Ángel Luis González, Dipak C. Jain y Francis L. Delmonico
El rector general de la UP y el IPADE, doctor Jorge Gutiérrez Villarreal, quien presidió el acto celebrado en las instalaciones del IPADE, señaló que esta distinción honra tanto a los homenajeados como a las instituciones, ya que su obra se identifica con la misión y los valores de ambas.
De acuerdo al protocolo de la tradicional ceremonia, un miembro del Claustro de Profesores de la UP solicitó al Consejo Superior la concesión del nombramiento y expuso los méritos de cada homenajeado.
• María Guadalupe Mariscal deVilchis
Decidida defensa de la vida
El doctor José Antonio Lozano Díez, director de la Facultad de Derecho presentó a María Guadalupe Mariscal de Vilchis, fundadora y presidenta de la asociación Vida y Familia, que desde 1985 apoya a mujeres embarazadas en desamparo e impulsa la adopción de menores. Hace unos años se embarcó también en una cruzada para lograr la adopción de niños mayores y discapacitados.

• Dipak C. Jain
Importa la actitud de servicio
La doctora en marketing y profesora del IPADE, Martha Rivera Pesquera, pronunció el discurso del doctor Dipak C. Jain, ex dean de la Kellogg School of Management, experto en marketing, e investigador prolífico. Dipak agrega conceptos fundamentales al marketing, por ejemplo a las cuatro «P» de Kotler (producto, precio, promoción y plaza) añade una «P» crucial: Personas. Ha creado y difundido conocimientos en las áreas de comportamiento del consumidor y actualmente explora la posibilidad de crear centros de investigación en energía y medio ambiente y estrategias para tener acceso al talento global.
• Ángel Luis González
Humanista que confía en el hombre
La directora de la Facultad de Humanidades de la UP, doctora Rocío Mier y Terán Sierra, presentó al doctor Ángel Luis González, profesor de la Universidad de Navarra, de la que ha sido vicerrector y decano y se distingue por sus aportaciones a la Filosofía y a la promoción de las humanidades. Su trayectoria académica sólida y fecunda ha derivado en decenas de proyectos e investigaciones orientadas a una amplísima red de doctorandos, generosa preocupación por el desarrollo de sus alumnos y colegas.

• Francis L. Delmonico
Sí al trasplante, no al tráfico de órganos humanos
Presentó al doctor Francis L. Delmonico, destacado profesor de la Facultad de Medicina de Harvard, el doctor Gregorio Tomás Obrador Vera, director de la Escuela de Medicina. Destacó que además de prestigiado cirujano, profesor e investigador en el área de transplantes, es también «incansable defensor de la dignidad humana y de la bioética aplicada a los transplantes de órganos». Consultor experto de la Organización Mundial de la Salud y Director de Asuntos Médicos de la Sociedad (internacional) de Trasplantes, ha trabajado de manera incansable para frenar el tráfico internacional de órganos.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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