LA APERTURA AVANZA: EXTINCIÓN Y NACIMIENTO DE EMPRESAS
Sergio Raimondo Kedilhac *
Salvador Cerón **
Juan Carlos Núñez***
En un entorno nuevo, lo importante de dar ideas concretas para estimular negocios.
México cuenta ya con experiencias de negocios que nacen y mueren en el proceso de apertura económica, como el que vive España con los países de la Comunidad Económica Europea, y Canadá con los Estados Unidos. Están cambiando rápidamente las condiciones para los negocios, aun antes de que entre en vigor el Tratado de Libre Comercio, pues de modo independiente y de manera unilateral se abrieron las fronteras al comercio a muchos productos, quitando permisos de importación y bajando aranceles.
Empresas que enfrentan mayor competencia adelgazan su estructura con importantes recortes de personal. ¿Qué ocurrirá en 1993-94 con el empleo? ¿Cuál será el balance final y el doloroso costo de la transición? ¿Sirven las experiencias de lo que acontece en otros países que llevan la delantera en sus propios procesos de apertura?
Cientos de empresas mexicanas −principalmente industriales− sufren una rápida disminución en sus ventas y retrasos en la cobranza que pasaron a cartera vencida en los meses finales de 1992; llegan al límite de sus líneas de crédito y aumenta rápidamente el costo del mismo. Como respuesta a sus inquietudes se les explica que éste es el costo de bajar la inflación; y que si no son sustancialmente más productivos a corto plazo, desaparecerán, por no saberse adaptar a la apertura económica.
Muchas de estas empresas han encontrado −después de revisar sus costos− que hay factores de productividad que dependen de ellos, como recortes de personal, desaparición de corporativos y niveles de mando completos dentro de la estructura, regresando a esquemas donde sus directivos no sólo toman decisiones sino que también dedican muchas horas del día a la operación, negocian nuevas tecnologías y alianzas con otras empresas, principalmente extranjeras, cierran procesos completos de manufactura y los sustituyen rápidamente por importaciones, etcétera.
Pero aun así, en el sector industrial, principalmente, se percatan de que no llegan a la competitividad internacional deseada, tan necesaria para subsistir, y parece que conforme pasa el tiempo, por mucho que trabajen para ser más eficientes, de todos modos se alejan poco, a poco de las metas previstas. Descubren factores externos que los ponen en desventaja y que no logran controlar; sus principales insumos nacionales, materias primas y financiamiento, están fuera de competencia, y parece que no hay nada a corto plazo que cambie la situación.
Estos industriales no logran entender por qué, desde finales de 1992, el costo del crédito aumenta en términos reales y nominales, si la inflación esta bajando y las tasas de interés en el mundo también. ¿Por qué los bancos mexicanos que hasta hace poco tiempo ofrecían líneas de crédito en dólares más baratas, ahora ya no lo hacen? Las autoridades monetarias del país les han obstaculizado esa posibilidad, porque ven peligroso mayor endeudamiento externo.
Proceso industrial tradicional el gran perdedor.
Muchos industriales que habían decidido ─apenas hace un año«− renovar su tecnología productiva para competir, están cambiando rápidamente de decisión.
- Ahora prefieren mejor comercial los productos finales y cancelar la planta productiva
- Ahora ya no piden financiamiento nacional, relativamente más caro para la producción, sino que lo sustituyen por mayores plazos de pago a lo importado. Esto es más rápido, barato y con menor riesgo.
- Ahora ya no es negocio producir, sino comercializar importaciones. Cada día que pasa, la brecha es mayor. El efecto combinado de las políticas cambiaria y crediticia llevan a estas conclusiones.
Esto ya ocurre en México en muchos sectores: textiles, acero, alimentos, procesados, metalmecánica, electrónica, entre otros. El mayor peligro está en perder la esperanza en los procesos de fabricación, a pesar de que México tiene −de modo real y potencial− ventajas comparativas para ello.
El cambio estructural de la economía mexicana, tal como se está dando, es motivo de análisis para la enseñanza de los negocios; en este documento se plasma lo que muchas empresas en México están llevando a cabo con estrategias diversas para 92 y 93.
Cabe el riesgo de generalizaciones −de las que recomendamos precaverse− sin embargo, los integrantes del Área de Entorno Económico del IPADE hemos hecho investigaciones recientes cuyos resultados damos a conocer, aun con ese riesgo. Lo importante, consideramos, es dar ideas para estimular a los empresarios y orientar mejor sus propios negocios con las consecuencias positivas para la planta productiva y el empleo.
Las ideas se presentan de modo propositito más que descriptivo, para facilitar la deliberación orientada a la acción. Hemos evitado relacionarlas con estrategias de algunas empresas concretas que han preferido no ser identificadas por el momento. No obstante, hay casos de empresas que ilustran algunas de las estrategias descritas y que si han autorizado darles a conocer de modo explicito a los participantes del IPADE. (¹)
– Reducir o cerrar procesos improductivos, sustituyéndolos por productos finales o sub-ensambles importados de menor costo. Dejar abierta la posibilidad de volver a producir, con la esperanza de que las condiciones de crédito y política cambiaria se modifiquen.
– Negociar representaciones extranjeras para México, para ampliar la gama de productos que la fábrica ofrece a través de su red local de distribuidores. Procurar que las condiciones a las que llegan esos productos importados sean más favorables que b que podrían hacer importadores directos. Esa negociación con extranjeros se puede buscar con fabricantes, mayoristas, cadenas o centros de servicio. En la medida que no surta oportunamente y en condiciones favorables a su red de distribución productos complementarios, puede perder la fuerza de su red.
– Negociar, complementariamente, plazos de pago largos para productos importados. Así se aprovecha el menor costo relativo del crédito internacional.
– Buscar clientes en el extranjero, principalmente en el mercado norteamericano. La mejor defensa estratégica del mercado nacional ante la apertura es exportar. Esto garantiza también estratégicamente, líneas de crédito de menor costo relativo.
– Buscar procesos productivos intensivos en mano de obra de bajo costo comparativo, no sólo para el mercado interno, sino principalmente para el internacional. Estos procesos se buscan y negocian actualmente en Estados Unidos, Corea, Japón, Alemania, Inglaterra Francia, Taiwan o Hong-Kong; no en México.
– Una variante de lo anterior es comprar empresas norteamericanas −o asociarse con ellas− con procesos intensivos de mano de obra para traerlas a México, dejando la administración y ventas en los Estados Unidos.
– Requisito para que los procesos intensivos en mano de obra sean estratégicamente recomendables, es que no existan procesos sustitutos más productivos, intensivos en capital, para fabricar esos productos o similares.
– Se puede buscar estrategias mixtas, por ejemplo, representar productos complementarios del exterior y negociar con la misma empresa extranjera la fabricación en México de alguno de los productos para el mercado mundial.
Estrategias para empresas comerciales
– Adelgazar su organización su organización y eficientarla para preparar la competencia de comercializadores internacionales interesados en entrar directamente al mercado mexicano.
– Negociar con comercializadores de otros países, interesados por entrar al mercado mexicano, para convencerlos a aliarse con la empresa en vez de que entren solos o con otros competidores.
– Reducir compras de productos nacionales, complementándolas con importaciones de mejor calidad y menor costo. Dejar abierta la posibilidad de volver a aumentar compras nacionales, con la esperanza de que éstas alcancen condiciones de competitividad equivalentes (cuando logren combinar productividad interna, condiciones de crédito competitivas y política cambiaria equitativa).
– Negociar en lo posible nuevas representaciones extranjeras para México, para ampliar la gama de productos que se venden aquí. Procurar que las condiciones a las que llegan esos productos importados sean mis favorables que lo que podrían hacer otros competidores o importadores directos. Esa negociación con extranjeros se puede buscar con fabricantes, mayoristas, cadenas o centros de servicio. En la medida que no surta oportunamente y en condiciones favorables a sus clientes productos complementarios de importación, puede perder su fuerza comed ante la creciente competencia.
– Negociar complementariamente plazos de pagos largos para productos importados. Así se aprovecha el menor costo relativo del menor costo relativo del crédito internacional.
– Buscar, en lo posible, clientes en el extranjero, principalmente en el mercado norteamericano. La mejor defensa estratégica del mercado nacional ante la apertura –independientemente de los tiempos de la misma− es exportar. Esto garantiza también estratégicamente, líneas de crédito de menor costo relativo. Obviamente es posibilidad la pueden aprovechar grandes comercializadores, por su fuerza de negociación.
– Se pueden buscar estrategias mixtas, por ejemplo, productos complementarios del exterior y negociar con la misma empresa extranjera para surtir productos mexicanos al mercado mundial.
-Alertar a los proveedores nacionales a que alcancen condiciones competitivas, respecto a las importaciones. En igualdad de circunstancias, preferirlos en vez de importar directamente.
Estrategias para empresas de servicios
– Negociar representaciones extranjeras para México, para complementar y ampliar la gama de servicios que la empresa ofrece aquí. Procurar que la empresa obtenga la imagen, reconocimiento profesional y respaldo para hacer negocios internacionales. Y las condiciones en cuanto a costo sean más favorables o por lo menos equivalentes a su contratación den Estados Unidos.
– Buscar clientes en el extranjero de cualquier país, pero principalmente orientados a resolver asuntos para el mercado de México, Estados Unidos o Canadá. La mejor defensa estratégica del mercado nacional ante la apertura en servicios –independientemente de los tiempos de la misma− es ofrecer los servicios combinados en México y en el exterior. Esto garantiza también estratégicamente, líneas de crédito de menor costo relativo.
– Buscar que en México se realicen los procesos productivos intensivos en mano de obra de bajo costo comparativo (no sólo trabajadores manuales sino también intelectuales como diseñadores, desarrolladores de software, formadores de publicaciones, traductores y revisores de libros, procesadores de información). No sólo para el mercado interno, sino principalmente para el internacional. Estos procesos se buscan y negocian actualmente en Estados Unidos, Corea, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Taiwan, Hong-Kong; no en México
– Una variante de lo anterior es comprar empresas norteamericanas −o asociarse con ellas− con procesos intensivos en mano de obra −con las características en el sentido amplio de mano de obra descritas en el punto anterior− para traer a México esos procesos, dejando la administración y ventas en los Estados Unidos.
– Un requisito para que los procesos intensivos en mano de obra sean estratégicamente recomendables, es que no existan procesos sustitutos más productivos, intensivos en capital, para lograr los mismos resultados.
– Se pueden buscar estrategias mixtas, por ejemplo, representar servicios complementarios del exterior y negociar con la misma empresa extranjera que ésta represente a los servicios mexicanos. Establecer redes de representación de varios países.
Estrategias para empresas agropecuarias
– Aprovechar la ventaja de los tiempos de la apertura en el ramo, y establecer los eslabones siguientes. Es posible que el mercado nacional del cerdo y sus alimentos esté protegido pero no el de los jamones y embutidos
– Este ramo está generalmente protegido en los Estados Unidos. Pedir a las autoridades mexicanas la negociación de condiciones de nación más favorecida y apertura para productos agropecuarios mexicanos en el mercado norteamericano. Pedir la aplicación de medidas antidumping con oportunidad y agilidad. En México por lo general se desconoce su manejo.
– La apertura cambia el mercado, en vez de ser de *vendedores* es de *compradores*, por esto el comercializador lleva la ventaja sobre los productos. Integrarse hacia adelante para acercarse al último consumidor.
Pedir apertura de más rastros y acceso directa a mercados de abasto.
– Los productores que logran ser más eficientes en costos que el promedio en el ramo, tienen ventaja que traducen en utilidades.
– Reducir o cerrar procesos improductivos, al sustituirlos por productos finales o materiales más elaborados importados de menor costo. Dejar abierta la posibilidad de volver a producir, con la esperanza de que las condiciones de crédito y política cambiaria se modifiquen.
– Usar los mismos métodos de producción, fertilizantes y pesticidas que los
estadounidenses, para evitar en lo posible barreras no arancelarias en la exportación.
– Negociar la importación de productos similares al propio, para México, y ampliar así la gama de productos que la unidad productiva ofrece a través de su comercialización en México. Procurar que las condiciones que alcancen esos productos importados sean más favorables de b que podrían ser con importadores directos. Esa negociación con extranjeros se puede buscar con productores, mayoristas o comercializadores. En la medida que una empresa no surta oportunamente y en condiciones favorables a su red de distribución, productos complementarios a los propios, puede perder la fuerza de su comercialización.
– Negociar complementariamente, plazos de pago largos para productos importados. Así se aprovecha el menor costo relativo del crédito internacional. Aprovechar créditos nacionales preferenciales para el sector, que no hay para otros ramos.
– Buscar clientes en el extranjero, principalmente en el mercado norteamericano.
La mejor defensa estratégica del mercado nacional ante la apertura es exportar. Esto garantiza también estratégicamente, líneas de crédito de menor costo relativo.
– Buscar procesos productivos intensivos en mano de obra de bajo costo comparativo, no sólo para el mercado interno, sino principalmente para el internacional. Estos procesos se buscan y negocian actualmente en Estados Unidos. Los costos de la tierra, clima e instalaciones en México pueden dar una ventaja comparativa importante.
– Una variante de lo anterior es comprar empresas norteamericanas −o asociarse con ellas ,con proceso intensivos de mano de obra para traerlos a México, dejando la administración y ventas en los Estados Unidos.
– Un requisito para que los procesos intensivos en mano de obra sean estratégicamente recomendables, es que no existan procesos sustitutos más productivos, intensivos en capital, para fabricar esos productos o similares.
– Se pueden buscar estrategias mixtas, por ejemplo, representar productos complementarios del exterior y negociar con la misma empresa extranjera la producción en México de alguno de los productos para el mercado mundial.
(¹) Los casos complementarios este documento son Malla Bella. Agroindustrias Yucatán, Fiesta Mexicana . ¿Desaparecerá el ramo azucarero de 93? Y Warwick Group, Inc.
* Director general del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) y jefe del Área de Entorno Económico del IPADE.
** Licenciado en Economía (ITAM), Ex director de la Escuela de Economía de la Universidad Panamericana. Profesor del Área de Entorno Económico (IPADE). Consejero editorial de istmo
*** Licenciado en Economía (Universidad Panamericana), Programa de Dirección de Empresa D-1 en el IPADE. Colaborador del Área de Entorno Económico del IPADE.