Familia y amigos
Anita Brookner
Novela
Tusquets. Barcelona. 1989, 223 págs.
Anita Brookner
Novela
Tusquets. Barcelona. 1989, 223 págs.
Algo tiene de médico, Anita Brookner (Inglaterra, 1938), que muestra con naturalidad las vísceras y los esqueletos sin inmutarse. Con la facilidad de quien entiende el infortunio de aquel que lleva puesta la carga de la piel.
El libro narra una historia convencional: un álbum familiar donde las fotos de boda nos dan la clave en el que cada detalle se analiza con escalpelo. Un instante que se detiene sólo para poder recorrerlo mejor.
Sofka y sus hijos: Frederick y Betty, consumados artistas del ego; y Alfred y Mimi, los hijos “buenos”, encorsetados en reglas que siguen maquinalmente, sin voluntad para moldear sus vidas.
La infancia, dice la autora, se pierde con mucha facilidad. Es cierto: se desdibuja por extremadamente egoísta o por peligrosamente inocente, dos líneas que se reconocen por ser ciegas.
En Familia y amigos escrita con elegancia británica, Brookner parece lanzar algunas preguntas: ¿Los buenos vivirán infelices para siempre? ¿El egoísmo es más fuerte que la bondad?
En esta historia nadie sale ileso. Pero una cosa parece cierta, la capacidad para hacer felices a los demás y por lo tanto a uno mismo, parte de un pensamiento que, mientras camina, no pierde vigor: la historia verdadera, la que debe ser contada la de cada uno, la de cada día la escriben sólo los que, con esfuerzo, aprenden la lección de la misericordia.
El libro narra una historia convencional: un álbum familiar donde las fotos de boda nos dan la clave en el que cada detalle se analiza con escalpelo. Un instante que se detiene sólo para poder recorrerlo mejor.
Sofka y sus hijos: Frederick y Betty, consumados artistas del ego; y Alfred y Mimi, los hijos “buenos”, encorsetados en reglas que siguen maquinalmente, sin voluntad para moldear sus vidas.
La infancia, dice la autora, se pierde con mucha facilidad. Es cierto: se desdibuja por extremadamente egoísta o por peligrosamente inocente, dos líneas que se reconocen por ser ciegas.
En Familia y amigos escrita con elegancia británica, Brookner parece lanzar algunas preguntas: ¿Los buenos vivirán infelices para siempre? ¿El egoísmo es más fuerte que la bondad?
En esta historia nadie sale ileso. Pero una cosa parece cierta, la capacidad para hacer felices a los demás y por lo tanto a uno mismo, parte de un pensamiento que, mientras camina, no pierde vigor: la historia verdadera, la que debe ser contada la de cada uno, la de cada día la escriben sólo los que, con esfuerzo, aprenden la lección de la misericordia.