Cuentos de terror. Antología
Lovecraft y otros
Cuentos
Ed. Andres Bello. Chile. 1995. 247 págs.
Lovecraft y otros
Cuentos
Ed. Andres Bello. Chile. 1995. 247 págs.
Disfrutar de exquisitos manjares exige tomar en cuenta algunos principios que nos conduzcan al auténtico deletite. Sugerimos algunas normas básicas para gozar del género literario intemporal: el del terror.
Despójese del síndrome-Hollywood. En tiempos recientes, los medios de comunicación se empeñan en convencernos que el terror se transmite por medio de violencia, sobrecarga de adrenalina y ríos de sangre. La lectura de una obra maestra del género nos recuerda la magia de adentrarnos en la mente y el cuerpo de personajes terroríficos. Cuentos de terror es una aventura literaria en la que usted es el productor. Elija maquillaje y vestuario, sea el creador de la escenografía, invente los más audaces efectos especiales. No tenga miedo, con cerrar el libro, si puede, volverá sano y salvo a la vida real.
Déjese llevar. Sabemos que es muy valiente, no trate de demostrarlo. La expedición a oscuras mazmorras de un viejo castillo (El extraño); la profanación de algunas tumbas (El sabueso); el diálogo con los fantasmas (El misterio); no admite valentonadas. Leer a 11 genios de la literatura sin la total disponibilidad de dejarse conducir por ellos a aventurar escalofriantes, le arrinuará el banquete. Cada platillo está preparado con maestría. Conozca el duelo entre el honor y la sed de venganza (El disparo), aprenda la mejor manera de matar a un muerto (Una noche de verano); averigüe lo que sucedió a Foulkar Payton sobre el puente de Owl Creek. Sea el protagonista, ya sabemos que usted no es capaz de matar ni a una mosca pero ¿de verdad nunca se le ha antojado asesinar a nadie? Pues ¡adelante! acompañe a Markheim en su afán por lograr el crimen perfecto.
Cuide el tiempo. Reserve un tiempo prudente para la lectura. Uno: una ves que empiece le será difícil parar. Dos: sólo así evitará la frustración de ser interrumpido justo cuando esté por descubrir la razón de que los pasajeros del camarote 105 del buque “Kamtschatka” saltan al mar presas del pánico (Litera superior). Tres: como toda pasión, el terror se disfruta, concédase algunos minutos para que se le descongele la sangre, o por lo menos, para compadecer el triste destino de Beatriz y la desesperación de su amado Giovanni (La hija de Rapaccini).
Sea discreto.El misterio guarda siempre el sutil encanto del secreto. Sawney Bean y su familia, con su sanguinario canibalismo; los misterios que guardan en las tumbas los difuntos (¿Fue un sueño?); el mal que se posesiona de una gata aparentemente inofensiva (La mujer india); o la dulce mezcla del misterio y humor de Exageró la nota, le harán amo y señor de las sorpresas más inesperadas. Sea generoso, no revele el final a sus amigos, permítales cocinar su propio banquete de escalofrío y angustia.
Tenga cuidado. Cuentos de terror es una antología. Este tentempié anuncia más viandas, deliciosas todas, que usted encontrará fácilmente en las librerías. Una probadita de las delicias de Lovecraft, Andreiev, Puschkin, Stevenson, Stocker y Crawford, aumenta considerablemente las posibilidades de adicción. Ahora que si sucumbe, reciba la más cordial bienvenida al mundo de lo… ¿irreal? Usted tiene la última palabra.
Despójese del síndrome-Hollywood. En tiempos recientes, los medios de comunicación se empeñan en convencernos que el terror se transmite por medio de violencia, sobrecarga de adrenalina y ríos de sangre. La lectura de una obra maestra del género nos recuerda la magia de adentrarnos en la mente y el cuerpo de personajes terroríficos. Cuentos de terror es una aventura literaria en la que usted es el productor. Elija maquillaje y vestuario, sea el creador de la escenografía, invente los más audaces efectos especiales. No tenga miedo, con cerrar el libro, si puede, volverá sano y salvo a la vida real.
Déjese llevar. Sabemos que es muy valiente, no trate de demostrarlo. La expedición a oscuras mazmorras de un viejo castillo (El extraño); la profanación de algunas tumbas (El sabueso); el diálogo con los fantasmas (El misterio); no admite valentonadas. Leer a 11 genios de la literatura sin la total disponibilidad de dejarse conducir por ellos a aventurar escalofriantes, le arrinuará el banquete. Cada platillo está preparado con maestría. Conozca el duelo entre el honor y la sed de venganza (El disparo), aprenda la mejor manera de matar a un muerto (Una noche de verano); averigüe lo que sucedió a Foulkar Payton sobre el puente de Owl Creek. Sea el protagonista, ya sabemos que usted no es capaz de matar ni a una mosca pero ¿de verdad nunca se le ha antojado asesinar a nadie? Pues ¡adelante! acompañe a Markheim en su afán por lograr el crimen perfecto.
Cuide el tiempo. Reserve un tiempo prudente para la lectura. Uno: una ves que empiece le será difícil parar. Dos: sólo así evitará la frustración de ser interrumpido justo cuando esté por descubrir la razón de que los pasajeros del camarote 105 del buque “Kamtschatka” saltan al mar presas del pánico (Litera superior). Tres: como toda pasión, el terror se disfruta, concédase algunos minutos para que se le descongele la sangre, o por lo menos, para compadecer el triste destino de Beatriz y la desesperación de su amado Giovanni (La hija de Rapaccini).
Sea discreto.El misterio guarda siempre el sutil encanto del secreto. Sawney Bean y su familia, con su sanguinario canibalismo; los misterios que guardan en las tumbas los difuntos (¿Fue un sueño?); el mal que se posesiona de una gata aparentemente inofensiva (La mujer india); o la dulce mezcla del misterio y humor de Exageró la nota, le harán amo y señor de las sorpresas más inesperadas. Sea generoso, no revele el final a sus amigos, permítales cocinar su propio banquete de escalofrío y angustia.
Tenga cuidado. Cuentos de terror es una antología. Este tentempié anuncia más viandas, deliciosas todas, que usted encontrará fácilmente en las librerías. Una probadita de las delicias de Lovecraft, Andreiev, Puschkin, Stevenson, Stocker y Crawford, aumenta considerablemente las posibilidades de adicción. Ahora que si sucumbe, reciba la más cordial bienvenida al mundo de lo… ¿irreal? Usted tiene la última palabra.