El hombre que sembraba árboles
Jean Giono
Novela
Diana. México. 1995, 52 págs.
Jean Giono
Novela
Diana. México. 1995, 52 págs.
No hay duda que uno de los mejores campos para sembrar ideas es la literatura. Y esta intuición -que es certeza en algunos hombres-, se ve reflejada en el presente libro.
Jean Giono (1895-1970) es conocido en Europa como uno de los mejores autores de la literatura francesa del siglo XX. Escribió cerca de treinta novelas; numerosos ensayos y montones de cuentos, muchos de los cuales fueron publicados como antologías, obras teatrales y guiones de cine. En 1953 se le concedió el Prix Monégasque por la totalidad de su obra, y en 1954 fue elegido miembro de número para la Académie Goncourt.
En El hombre que sembraba árboles, Giono apuesta por la subsistencia y triunfo de la esperanza. El autor nos cuenta con simplicidad y soltura, la historia de un anciano, Elzéard Bouffier, que dedica toda su vida a sembrar, pastorear y a convertirse en apicultor. Renueva, así, parajes -interiores y exteriores- antes desolados, sin esperar recompensa ninguna. Y, por eso, su tarea es fecunda.
Giono afirmó en alguna ocasión: “Hay momentos en la vida cuando una persona tiene que apurarse en la búsqueda de la esperanza”. Esperanza que no es tranquilidad sino labor.
“La esperanza debe florecer de la literatura y de la profesión de la poesía. Los escritores sólo escriben. Así que, para ser justos, tienen la obligación de profesar esperanza, a cambio de su derecho a vivir y escribir. El poeta debe conocer el efecto mágico de ciertas palabras: heno, pasto, prados, sauce, ríos, abetos, montañas, colinas. La gente ha sufrido tanto dentro de sus paredes que ha olvidado ser libre”. Esperanza, vida y renacimiento: la historia cotidiana de cada uno.
Jean Giono (1895-1970) es conocido en Europa como uno de los mejores autores de la literatura francesa del siglo XX. Escribió cerca de treinta novelas; numerosos ensayos y montones de cuentos, muchos de los cuales fueron publicados como antologías, obras teatrales y guiones de cine. En 1953 se le concedió el Prix Monégasque por la totalidad de su obra, y en 1954 fue elegido miembro de número para la Académie Goncourt.
En El hombre que sembraba árboles, Giono apuesta por la subsistencia y triunfo de la esperanza. El autor nos cuenta con simplicidad y soltura, la historia de un anciano, Elzéard Bouffier, que dedica toda su vida a sembrar, pastorear y a convertirse en apicultor. Renueva, así, parajes -interiores y exteriores- antes desolados, sin esperar recompensa ninguna. Y, por eso, su tarea es fecunda.
Giono afirmó en alguna ocasión: “Hay momentos en la vida cuando una persona tiene que apurarse en la búsqueda de la esperanza”. Esperanza que no es tranquilidad sino labor.
“La esperanza debe florecer de la literatura y de la profesión de la poesía. Los escritores sólo escriben. Así que, para ser justos, tienen la obligación de profesar esperanza, a cambio de su derecho a vivir y escribir. El poeta debe conocer el efecto mágico de ciertas palabras: heno, pasto, prados, sauce, ríos, abetos, montañas, colinas. La gente ha sufrido tanto dentro de sus paredes que ha olvidado ser libre”. Esperanza, vida y renacimiento: la historia cotidiana de cada uno.