Nueva galería de fantasmas
Enrique Fernández Ledesma
Narrativa
Universidad Nacional Autónoma de México. México. 1995, 135 págs.
Enrique Fernández Ledesma
Narrativa
Universidad Nacional Autónoma de México. México. 1995, 135 págs.
«Si tratásemos de rehabilitar, a los ojos de las gentes de hoy, saturadas de civilización anglosajona, las costumbres y el carácter de un México desaparecido [el del siglo XIX] inevitablemente tendríamos que acudir a los documentos que nuestros bisabuelos nos dejaron…»; pero quizá no tengamos que ir tan lejos, pues bastaría con leer estas microhistorias narradas por la prosa pulcra, detallista e intimista de Enrique Fernández Ledesma, rescatadas de sus papeles tiempo después de su muerte y presentadas en esta esmerada edición, para adentrarnos y conocer a nuestros antecesores.
Nos sorprenderá descubrir algunos elementos más de nuestra carencia de memoria histórica: «Envanecidas —dice Fernández Ledesma— con la civilización externa, falsa y material que nos dio la paz (…); orondas con las importaciones de criterios que se implantaban en el país por los ricos o por los enriquecidos; propensas a renovarlo todo ante los deslumbramientos de un savoir vivre a menudo pastiche, estos mexicanos se alejaron en su nuevo mundo de prejuicios y se dieron a la indiferencia más inicua. Todo lo antiguo, por la sola condición de serlo, fue para ellos, motivo de menosprecio». Y habla de los mexicanos de los ochentas y noventas… del siglo XIX, aquellos que ostentaban nuestra nacionalidad hace apenas un siglo.
Coetáneo y amigo cercano de Ramón López Velarde, Fernández Ledesma nos descubre el siglo XIX en unos cuantos trazos a través de sus microhistorias: la actitud de una cantante de ópera italiana ante nuestro público; el comportamiento de «una dama que escribió sobre México» doña Fany Inglish, Madame Calderón de la Barca— durante una visita a una hacienda de la marquesa de Vivanco; los «donaires e indiscreciones» de Maximiliano, el primer baile de su imperio o el ceremonial de su cumpleaños; las veladas literarias del romanticismo del 67 o las antiguas mantillas de la señoras mexicanas y los refrescos de Semana Santa… superan muchos tratados de erudita historia y producen gran gozo al espíritu lector.
Nos sorprenderá descubrir algunos elementos más de nuestra carencia de memoria histórica: «Envanecidas —dice Fernández Ledesma— con la civilización externa, falsa y material que nos dio la paz (…); orondas con las importaciones de criterios que se implantaban en el país por los ricos o por los enriquecidos; propensas a renovarlo todo ante los deslumbramientos de un savoir vivre a menudo pastiche, estos mexicanos se alejaron en su nuevo mundo de prejuicios y se dieron a la indiferencia más inicua. Todo lo antiguo, por la sola condición de serlo, fue para ellos, motivo de menosprecio». Y habla de los mexicanos de los ochentas y noventas… del siglo XIX, aquellos que ostentaban nuestra nacionalidad hace apenas un siglo.
Coetáneo y amigo cercano de Ramón López Velarde, Fernández Ledesma nos descubre el siglo XIX en unos cuantos trazos a través de sus microhistorias: la actitud de una cantante de ópera italiana ante nuestro público; el comportamiento de «una dama que escribió sobre México» doña Fany Inglish, Madame Calderón de la Barca— durante una visita a una hacienda de la marquesa de Vivanco; los «donaires e indiscreciones» de Maximiliano, el primer baile de su imperio o el ceremonial de su cumpleaños; las veladas literarias del romanticismo del 67 o las antiguas mantillas de la señoras mexicanas y los refrescos de Semana Santa… superan muchos tratados de erudita historia y producen gran gozo al espíritu lector.