El columpio
Cristina Fernández Cubas
Narrativa
Tusquets Editores. España. 1995, 137 págs.
Cristina Fernández Cubas
Narrativa
Tusquets Editores. España. 1995, 137 págs.
El mérito de una obra de misterio es esclavizar de tal forma al lector que le resulte imposible permanecer ajeno a los sentimientos de desasosiego, angustia e incertidumbre que se desparraman por las páginas. El columpio se suma a los libros selectos que logran este efecto.
Cristina Fernández Cubas (1945) goza en España de una bien ganada reputación como escritora de cuentos. La autora, a quien la fotografía de solapa captura con una inquietante mirada de sapiente búho, reúne en esta novela los elementos idóneos —en la medida exacta—, para deleitarnos con una narración que atrapa sin remedio. Su estilo narrativo, ágil y certero, nos involucra en un relato fascinante, en el que son imposibles las pausas.
La historia de una joven en busca de sus recuerdos, nos sumerge en un remolino de pasiones que arrastra rápidamente a un final tan desconcertante como inesperado. De sorpresa en sorpresa, Fernández Cubas captura al lector en una telaraña finamente bordada de humor, misterio y espanto. Los protagonistas están dibujados con tal maestría que es fácil imaginarlos, quererlos y temerlos, según sea el caso.
La fluidez con que se recorren las páginas es posible gracias a la exactitud milimétrica con que la autora maneja las pausas, que únicamente permiten un breve respiro antes de continuar en busca de más acontecimientos, datos o situaciones que complementen la historia. La magia de lo inesperado, acompañada con menudos sortilegios de fino humor, nos apresa en una lectura vertiginosa. Al final, con el rompecabezas armado y agotados por las frecuentes fluctuaciones de adrenalina, despierta el deseo de aplaudir a la autora e ir en busca de más de sus libros.
Al escuchar la palabra misterio pienso inevitablemente en la señora Christie, el señor Hitchcock y el maestro Poe; terminada la lectura de El Columpio me complace pensar que Agatha, Alfred y Edgar Allan, estarían orgullosos de esta mujer que hechiza con el buen arte del misterio hecho literatura.
Cristina Fernández Cubas (1945) goza en España de una bien ganada reputación como escritora de cuentos. La autora, a quien la fotografía de solapa captura con una inquietante mirada de sapiente búho, reúne en esta novela los elementos idóneos —en la medida exacta—, para deleitarnos con una narración que atrapa sin remedio. Su estilo narrativo, ágil y certero, nos involucra en un relato fascinante, en el que son imposibles las pausas.
La historia de una joven en busca de sus recuerdos, nos sumerge en un remolino de pasiones que arrastra rápidamente a un final tan desconcertante como inesperado. De sorpresa en sorpresa, Fernández Cubas captura al lector en una telaraña finamente bordada de humor, misterio y espanto. Los protagonistas están dibujados con tal maestría que es fácil imaginarlos, quererlos y temerlos, según sea el caso.
La fluidez con que se recorren las páginas es posible gracias a la exactitud milimétrica con que la autora maneja las pausas, que únicamente permiten un breve respiro antes de continuar en busca de más acontecimientos, datos o situaciones que complementen la historia. La magia de lo inesperado, acompañada con menudos sortilegios de fino humor, nos apresa en una lectura vertiginosa. Al final, con el rompecabezas armado y agotados por las frecuentes fluctuaciones de adrenalina, despierta el deseo de aplaudir a la autora e ir en busca de más de sus libros.
Al escuchar la palabra misterio pienso inevitablemente en la señora Christie, el señor Hitchcock y el maestro Poe; terminada la lectura de El Columpio me complace pensar que Agatha, Alfred y Edgar Allan, estarían orgullosos de esta mujer que hechiza con el buen arte del misterio hecho literatura.
